Por Almendra Ortiz de Zárate Béjar
Desde el inicio de la pandemia, la geopolítica global se ha reconfigurado a mayor velocidad. Aquella multipolaridad que se delineaba desde mediados de la década anterior, hoy es más que evidente. Además de las acciones que las grandes potencias han implementado para consolidar su estrategia frente a sus competidores, los Estados medianos y pequeños se han ido alineando a través de distintos foros y alianzas para dejar en claro su posición en el escenario global.
Del pasado 3 al 4 de julio, tuvo lugar la celebración de la vigésima cuarta Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), en Astana, Kazajstán. Esta organización fundada en 1996 está integrada por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, India, Pakistán, Irán y a partir de este año, Belarús. Aunque la OCS se creó con fines militares bajo el argumento de proteger las fronteras de los países miembros, a través de los años, sus prerrogativas se han ampliado y actualmente se incluyen aspectos de cooperación económica, militar y cultural.
La importancia de este foro radica en que los países miembros en conjunto reúnen a más de cuarenta por ciento de la población mundial y que a partir de sus compromisos, China y Rusia logran asumir su liderazgo en la región y posicionarse, en conjunto, como un contrapeso frente a las potencias occidentales.
Adicional a la OSC, tanto Vladimir Putin como Xi Jinping han encontrado en otros espacios, la oportunidad de reunirse con jefes de Estado de países que potencialmente podrían alinearse como socios estratégicos. Tal ha sido el caso de Corea del Norte, así como Turquía, cuyos mandatarios han manifestado su interés por fortalecer su vínculo con las potencias no Occidentales. Asimismo, la reciente adhesión de nuevos miembros al bloque de los BRICS marca una nueva composición en el orden mundial.
En sentido opuesto, Estados Unidos ha buscado fortalecer su presencia en Asia a través del acercamiento con Japón y otros Estados latinoamericanos. No obstante, en medio de un proceso electoral complicado, su política exterior se muestra un tanto más débil.
Este año se destaca particularmente relevante para la configuración del orden global por la cantidad de procesos electorales que se realizan a nivel internacional. Más de cincuenta países definirán sus pautas de política interna y política exterior para los años venideros, lo que impactará en la formación de alianzas y compromisos por parte de las potencias medias hacia los grandes jugadores. En este sentido, China, Estados Unidos y Rusia continuarán mostrando a sus competidores sus intereses a través de una participación más nutrida en foros que les permitan demostrar su liderazgo y aumentar su presencia en el orden multipolar.
* Directora Interina de la Facultad de Estudios Globales