/ viernes 21 de agosto de 2020

Un nuevo ciclo

Este lunes iniciarán clases más de 30 millones de alumnos de educación básica en medio de la pandemia. Esto implicó adaptar a la educación a una nueva dinámica, ya que el sistema educativo nacional hasta la emergencia sanitaria siempre había funcionado básicamente de la misma forma. Hoy se tuvieron que reinventar prácticamente todos los procesos para mantener los aprendizajes de las niñas y los niños.

Sin duda, el regreso a clases estará marcado por quien trata de buscar como oficio la imperfección, la obviedad, para una crítica desproporcionada y muchas veces malintencionada, sin ver el tamaño del reto y el compromiso que implicó para todo el sistema educativo.

Como referencia valdría ver qué ha pasado con los sistemas educativos a nivel mundial como el italiano que francamente se rindió. Bolivia optó por concluir apresuradamente el ciclo escolar, sin opción de clases virtuales y aprobando a todos los alumnos para el siguiente grado. En Kenia, las autoridades decidieron cancelar el ciclo escolar y hacer que los estudiantes lo repitieran regresando a clases en enero del próximo año. Otro país europeo que decidió aprobar a todos sus estudiantes fue España. Un caso interesante fue Filipinas, que optó por regresar a las aulas de manera presencial únicamente hasta que exista una vacuna.

En el caso de México, no solo concluimos un ciclo escolar en el marco de las limitaciones y la adversidad, iniciamos un año educativo con un esfuerzo para incluir a todos, a través del contacto entre maestros, maestras, estudiantes y con el apoyo de herramientas como la televisión, la radio y otros materiales. Un factor determinante para hacer posible esta tarea fue la fortaleza de la comunidad escolar. Sería absurdo suponer que una adaptación tan grade se podría hacer sin inconvenientes. Todos deseamos regresar a clases presenciales y a la normalidad educativa previa al SARS-CoV-2, pero la realidad y la responsabilidad no lo permiten por ahora.

La gran mayoría de los que formamos la comunidad educativa en la Ciudad de México, estamos muy orgullosos de arrancar el ciclo aún frente a todas las adversidades. Solo los insensibles, los que no han podido ver el tamaño del reto, los que no se comprometieron, los que han privilegiado el ruido y el pretexto a la acción y determinación, estarán buscando algo qué opinar en su muy poco hacer.

Iniciaremos un ciclo con la voluntad de la comunidad educativa y por la claridad de una ruta, pero sobre todo por la definición de no cruzar los brazos, de no ser observadores y no rendirse.

@LuisH_Fernandez

Este lunes iniciarán clases más de 30 millones de alumnos de educación básica en medio de la pandemia. Esto implicó adaptar a la educación a una nueva dinámica, ya que el sistema educativo nacional hasta la emergencia sanitaria siempre había funcionado básicamente de la misma forma. Hoy se tuvieron que reinventar prácticamente todos los procesos para mantener los aprendizajes de las niñas y los niños.

Sin duda, el regreso a clases estará marcado por quien trata de buscar como oficio la imperfección, la obviedad, para una crítica desproporcionada y muchas veces malintencionada, sin ver el tamaño del reto y el compromiso que implicó para todo el sistema educativo.

Como referencia valdría ver qué ha pasado con los sistemas educativos a nivel mundial como el italiano que francamente se rindió. Bolivia optó por concluir apresuradamente el ciclo escolar, sin opción de clases virtuales y aprobando a todos los alumnos para el siguiente grado. En Kenia, las autoridades decidieron cancelar el ciclo escolar y hacer que los estudiantes lo repitieran regresando a clases en enero del próximo año. Otro país europeo que decidió aprobar a todos sus estudiantes fue España. Un caso interesante fue Filipinas, que optó por regresar a las aulas de manera presencial únicamente hasta que exista una vacuna.

En el caso de México, no solo concluimos un ciclo escolar en el marco de las limitaciones y la adversidad, iniciamos un año educativo con un esfuerzo para incluir a todos, a través del contacto entre maestros, maestras, estudiantes y con el apoyo de herramientas como la televisión, la radio y otros materiales. Un factor determinante para hacer posible esta tarea fue la fortaleza de la comunidad escolar. Sería absurdo suponer que una adaptación tan grade se podría hacer sin inconvenientes. Todos deseamos regresar a clases presenciales y a la normalidad educativa previa al SARS-CoV-2, pero la realidad y la responsabilidad no lo permiten por ahora.

La gran mayoría de los que formamos la comunidad educativa en la Ciudad de México, estamos muy orgullosos de arrancar el ciclo aún frente a todas las adversidades. Solo los insensibles, los que no han podido ver el tamaño del reto, los que no se comprometieron, los que han privilegiado el ruido y el pretexto a la acción y determinación, estarán buscando algo qué opinar en su muy poco hacer.

Iniciaremos un ciclo con la voluntad de la comunidad educativa y por la claridad de una ruta, pero sobre todo por la definición de no cruzar los brazos, de no ser observadores y no rendirse.

@LuisH_Fernandez