/ sábado 9 de octubre de 2021

Un pequeño respiro y una enseñanza

Uno de los inventos que más han empoderado a la sociedad son las redes sociales; capaces de conectar de manera rápida y directa a todo aquel que tenga una conexión a Internet, las redes sociales permiten que usted o yo pueda hablarle directamente al presidente de México o de Estados Unidos o a la estrella de rock preferida y , si nuestra comunicación es lo suficientemente fuerte e inteligente, ese presidente o estrella de rock podría habernos leído y contestado; algo que en otro momento simple y sencillamente no hubiera sucedido.

También las redes sociales han democratizado la tecnología en favor de la sociedad. En el mundo virtual de las redes sociales no importa realmente quién eres, tienes la misma oportunidad de ser escuchado que el más rico o más pobre de esa red social, lo que cuenta es el ingenio y el poder del mensaje que mandes. ¿Los jueces? El público, los miles de millones de seguidores en redes sociales son los que hacen que un contenido sea masivo y popular, o no.

Este gran invento no podía ser perfecto y, por supuesto que tiene su lado débil; ha sido tan fácil engancharse a las redes sociales, llegar a mucha gente y poder vender productos que, simplemente, hemos dejado de lado otros caminos más convencionales y la dependencia a las redes se ha vuelto, para muchas personas y negocios, más que peligrosa.

El pasado 4 de octubre las redes sociales de Facebook, Instagram y WhatsApp sufrieron una caída en su comunicación; por más de seis horas miles de millones de personas perdieron la capacidad de comunicarse a través de estas redes. Esto es algo normal, la tecnología tiene caídas y fallas pero la dependencia a estas redes sociales es tan fuerte que simplemente muchos olvidaron que el celular también servía para hablar o que los clientes pueden encontrarse fuera de la red y por casi todo un día laboral perdieron pedidos y ventas.

Según un estudio de Wearesocial, en conjunto con Hootsuite, resalta que al cierre de 2021 en México, 100 millones de personas están conectadas a una red social, más de 95 millones de mexicanos están conectados a Facebook y más de 91 millones conectados a WhatsApp, sin duda son las plataformas que más alcance tienen en nuestro país y que se “caigan” tiene un gran impacto.

Este gran “apagón” del que fue víctima una de las empresas más importantes del mundo, Facebook, dejó claro que muchos no tenemos un plan B dentro de nuestro día a día, que hablar se nos había escapado y lo habíamos intercambiado por texto o mensajes de voz.

Que la dependencia es muy grande y que, por lo menos a algunos de nosotros, se nos había olvidado lo que es no recibir un mensaje de WhatsApp por más de cinco minutos. Sumergidos en la cotidianidad y la vorágine de la inmediatez se nos olvida que un respiro es necesario y que se disfruta y se necesita.


*Director de Comunicación Corporativa de LG México

@daguilargallego

Uno de los inventos que más han empoderado a la sociedad son las redes sociales; capaces de conectar de manera rápida y directa a todo aquel que tenga una conexión a Internet, las redes sociales permiten que usted o yo pueda hablarle directamente al presidente de México o de Estados Unidos o a la estrella de rock preferida y , si nuestra comunicación es lo suficientemente fuerte e inteligente, ese presidente o estrella de rock podría habernos leído y contestado; algo que en otro momento simple y sencillamente no hubiera sucedido.

También las redes sociales han democratizado la tecnología en favor de la sociedad. En el mundo virtual de las redes sociales no importa realmente quién eres, tienes la misma oportunidad de ser escuchado que el más rico o más pobre de esa red social, lo que cuenta es el ingenio y el poder del mensaje que mandes. ¿Los jueces? El público, los miles de millones de seguidores en redes sociales son los que hacen que un contenido sea masivo y popular, o no.

Este gran invento no podía ser perfecto y, por supuesto que tiene su lado débil; ha sido tan fácil engancharse a las redes sociales, llegar a mucha gente y poder vender productos que, simplemente, hemos dejado de lado otros caminos más convencionales y la dependencia a las redes se ha vuelto, para muchas personas y negocios, más que peligrosa.

El pasado 4 de octubre las redes sociales de Facebook, Instagram y WhatsApp sufrieron una caída en su comunicación; por más de seis horas miles de millones de personas perdieron la capacidad de comunicarse a través de estas redes. Esto es algo normal, la tecnología tiene caídas y fallas pero la dependencia a estas redes sociales es tan fuerte que simplemente muchos olvidaron que el celular también servía para hablar o que los clientes pueden encontrarse fuera de la red y por casi todo un día laboral perdieron pedidos y ventas.

Según un estudio de Wearesocial, en conjunto con Hootsuite, resalta que al cierre de 2021 en México, 100 millones de personas están conectadas a una red social, más de 95 millones de mexicanos están conectados a Facebook y más de 91 millones conectados a WhatsApp, sin duda son las plataformas que más alcance tienen en nuestro país y que se “caigan” tiene un gran impacto.

Este gran “apagón” del que fue víctima una de las empresas más importantes del mundo, Facebook, dejó claro que muchos no tenemos un plan B dentro de nuestro día a día, que hablar se nos había escapado y lo habíamos intercambiado por texto o mensajes de voz.

Que la dependencia es muy grande y que, por lo menos a algunos de nosotros, se nos había olvidado lo que es no recibir un mensaje de WhatsApp por más de cinco minutos. Sumergidos en la cotidianidad y la vorágine de la inmediatez se nos olvida que un respiro es necesario y que se disfruta y se necesita.


*Director de Comunicación Corporativa de LG México

@daguilargallego