/ domingo 29 de marzo de 2020

Un poco de reflexión…

Ante tantas noticias, toda esta información negativa que incesantemente estamos recibiendo, aisalmiento, enfermedad, muerte… claro que estamos espantados, por supuesto que tenemos miedo, la incertidumbre, impotencia, la desesperación se apodera de nosotros en momentos de soledad y desolación; y pensar que a corta distancia podríamos encontrarnos con algunos nuestros seres queridos que añoran –como nosotros-, compañía; y hallarnos en la soledad y tener oportunidad de reencontrarnos y redescubrir lo que no queremos ser, los errores en que hemos caído y que la rutina nos brindaba la complicidad para no ver –no querer ver-; y reflexionar en las consecuencias que, en todos aspectos, esto traerá… ufff.

Sin embargo, no todo es tan malo: La “amenaza” del aislamiento nos lleva a quedarnos en casa con quienes amamos, otorgándonos la gran oportunidad de convivir y conocernos –dice mi hijo que hasta buena persona soy…-; de redescubrir a nuestros jóvenes ya crecidos y en un responsable “home office” que nos lleva a concluir su profesionalismo y compromiso… crecieron los niños!!!

Entonces, ¿aburridos o molestos por no salir de casa? Sí hay momentos de angustia y desolación pero, más bien hemos de agradecer el tener que quedarnos en casa y transformar estas condiciones en un momento y un lugar maravilloso, en un entorno de paz y unión, un sitio de amor y esparcimiento…

Conforme a las condiciones de cada uno de nosotros, agradezcamos los recursos con que contamos en este aislamiento, aprovechemos la oportunidad de descanso y relajación; valoremos el abrazo que tanta falta nos hace y no habíamos percibido; procuremos la salud y evitemos en lo posible el riesgo de contagiarnos y esparcir el contagio a nuestros allegados, especialmente a nuestros adultos mayores.

Sucede que sentimos haber perdido la libertad y con ello, estamos privados de parte importante de nuestro ser: al vernos limitados y caer en la desesperanza, perdemos… Aprovechemos mejor para crear nuevos hábitos y formas diferentes de pensar: tras 21 días –aproximadamente el tiempo decretado hasta ahora para la “cuarentena en nuestro país”, será más fácil -casi costumbre-, reflexionemos por ejemplo en las privaciones que padecen muchas personas toda su vida.

Hoy, tenemos oportunidad de cambiar nuestra forma de comer, consumir menos y seleccionar los alimentos en bien de nuestro cuerpo. Depuremos nuestros pensamientos alejando los que nos dañan –odio, rencor, envidia, coraje, aun el miedo-, para dar paso a la esperanza, al entusiasmo, a la alegría, al amor. Fomentemos nuestro crecimiento emocional y personal; nuestra cultura general –un libro, música clásica, obras de arte conociendo del autor y su obra; movámonos a ratos –contamos con valiosas herramientas en redes sociales que nos permiten en pequeños espacios realizar diferentes rutinas y, qué mejor ejemplo que el maratonista francés Elisha Nochomovitz al correr un maratón de 42 kms. en su balcón de siete metros-; demos tiempo a la meditación, la reflexión el agradecimiento y, en su caso, a la oración.

Evitemos pensar en lo que no podemos hacer y evoquemos escenas de lo que hacemos regularmente, de los hermosos momentos que hemos disfrutado a lo largo de la vida, alimentemos el espíritu con los recuerdos y vivencias felices y esperemos con paciencia los días que vendrán y en los que podremos retomar nuestras vidas: hagamos que la espera nos motive a desear más y mejores cosas para nosotros y quienes nos rodean.

En esta época debemos privarnos de algunas cosas pero, tenemos la oportunidad de florecer interiormente; un alto forzado en el camino, aprovechemos para darnos luz y no para apagarnos y oscurecer.


gamogui@hotmail.com


Ante tantas noticias, toda esta información negativa que incesantemente estamos recibiendo, aisalmiento, enfermedad, muerte… claro que estamos espantados, por supuesto que tenemos miedo, la incertidumbre, impotencia, la desesperación se apodera de nosotros en momentos de soledad y desolación; y pensar que a corta distancia podríamos encontrarnos con algunos nuestros seres queridos que añoran –como nosotros-, compañía; y hallarnos en la soledad y tener oportunidad de reencontrarnos y redescubrir lo que no queremos ser, los errores en que hemos caído y que la rutina nos brindaba la complicidad para no ver –no querer ver-; y reflexionar en las consecuencias que, en todos aspectos, esto traerá… ufff.

Sin embargo, no todo es tan malo: La “amenaza” del aislamiento nos lleva a quedarnos en casa con quienes amamos, otorgándonos la gran oportunidad de convivir y conocernos –dice mi hijo que hasta buena persona soy…-; de redescubrir a nuestros jóvenes ya crecidos y en un responsable “home office” que nos lleva a concluir su profesionalismo y compromiso… crecieron los niños!!!

Entonces, ¿aburridos o molestos por no salir de casa? Sí hay momentos de angustia y desolación pero, más bien hemos de agradecer el tener que quedarnos en casa y transformar estas condiciones en un momento y un lugar maravilloso, en un entorno de paz y unión, un sitio de amor y esparcimiento…

Conforme a las condiciones de cada uno de nosotros, agradezcamos los recursos con que contamos en este aislamiento, aprovechemos la oportunidad de descanso y relajación; valoremos el abrazo que tanta falta nos hace y no habíamos percibido; procuremos la salud y evitemos en lo posible el riesgo de contagiarnos y esparcir el contagio a nuestros allegados, especialmente a nuestros adultos mayores.

Sucede que sentimos haber perdido la libertad y con ello, estamos privados de parte importante de nuestro ser: al vernos limitados y caer en la desesperanza, perdemos… Aprovechemos mejor para crear nuevos hábitos y formas diferentes de pensar: tras 21 días –aproximadamente el tiempo decretado hasta ahora para la “cuarentena en nuestro país”, será más fácil -casi costumbre-, reflexionemos por ejemplo en las privaciones que padecen muchas personas toda su vida.

Hoy, tenemos oportunidad de cambiar nuestra forma de comer, consumir menos y seleccionar los alimentos en bien de nuestro cuerpo. Depuremos nuestros pensamientos alejando los que nos dañan –odio, rencor, envidia, coraje, aun el miedo-, para dar paso a la esperanza, al entusiasmo, a la alegría, al amor. Fomentemos nuestro crecimiento emocional y personal; nuestra cultura general –un libro, música clásica, obras de arte conociendo del autor y su obra; movámonos a ratos –contamos con valiosas herramientas en redes sociales que nos permiten en pequeños espacios realizar diferentes rutinas y, qué mejor ejemplo que el maratonista francés Elisha Nochomovitz al correr un maratón de 42 kms. en su balcón de siete metros-; demos tiempo a la meditación, la reflexión el agradecimiento y, en su caso, a la oración.

Evitemos pensar en lo que no podemos hacer y evoquemos escenas de lo que hacemos regularmente, de los hermosos momentos que hemos disfrutado a lo largo de la vida, alimentemos el espíritu con los recuerdos y vivencias felices y esperemos con paciencia los días que vendrán y en los que podremos retomar nuestras vidas: hagamos que la espera nos motive a desear más y mejores cosas para nosotros y quienes nos rodean.

En esta época debemos privarnos de algunas cosas pero, tenemos la oportunidad de florecer interiormente; un alto forzado en el camino, aprovechemos para darnos luz y no para apagarnos y oscurecer.


gamogui@hotmail.com


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