/ sábado 5 de mayo de 2018

Un relevo tardío

Al fin mandaron a su casa, al “Clavillazo” Ochoa, tecnócrata que jamás debió estar al frente del PRI y menos en épocas de campañas. El Tricolor se hunde con una maquinaria imposibilitada de cumplir con la función que sostuvo por tantas décadas: la de aplastar.

Se acabaron las glorias de la “Dictablanda”, frente a esa falta de “salud pública” (Así calificó José Narro al hartazgo y la irritación generalizada), que conlleva el que, cualquiera que lo nombra, eche espuma por la boca.

Ochoa fue incapaz de conciliar a los distintos sectores, de acercarse a los viejos lobos de mar y, por el contrario, los alejó del organismo político, a la vez que los humillaba. Su padrino, el virrey Videgaray, mucho tuvo que ver en esta absurda postura, que granjeó divisionismo y rencor.

Consumado el desastre, encienden una vela y nombran a un priísta de raigambre y político del viejo cuño. Quién mejor para pisarle los callos a López Obrador, que alguien que proviene de una trayectoria similar. René Juárez, exgobernador de Guerrero y que ha ocupado múltiples cargos, tiene la labia, el tesón y la mano dura, para meter orden en el caos que dejó su antecesor.

Hay resabios, a los que tendrá que enfrentar, tan complicados, como el de la nominación de candidatos que, en lo oscurito, encumbró a suspirantes sin méritos. Que hizo a un lado a quienes, de corazón, tienen la camiseta puesta y creían que les había llegado la hora.

La “palomeada” fue tan hiriente, que destazó lo que podía quedar de unidad y disciplina, en la debilitada fuerza. Un caso emblemático es el del Gobernador del Estado de México –Alfredo del Mazo-, quien ahora “traiciona” a su pariente y benefactor –Enrique Peña Nieto-, impugnando ante el Tribunal Electoral Estatal, 62 planillas para diputados del Verde Ecologista y 22 candidaturas a alcaldías y regidores, propuestos por Nueva Alianza (Raymundo Riva Palacio díxit). Se habla de que, el canoso gober ya estableció contacto con las huestes morenistas y poco se ha movido a favor del señor Meade.

Se supo de la enorme oferta que tuvo que hacer el tricolor –o sus “sabiondos del primer círculo”-, al par de partiduchos satélite, para que aceptaran unirse. Sin analizar que ninguno de los dos podría aportar un número determinante de votos –en el complicado 2018-, se les convidó al que creían gran banquete y les otorgaron los mejores lugares en la mesa.

Les “vendieron caro su amor”, argumentando que gracias a ellos y a Encuentro Social, Del Mazo había ganado el Edomex. No lo vio así el aludido, quien decidió quitarles el bocado, así en las altas jerarquías se le tache de vengativo.

Cobijar a estos organismos ha sido un desastre para el sistema electoral. Se les mantiene a cuerpo de rey –a costa de nuestros impuestos- y ni siquiera alcanzan a servir de “bisagra”. Se les identifica por corruptos (Verde, PT y habría que ahondar en las cuentas del resto) y sus propuestas se quedan en meras ocurrencias. Ni representan ideología alguna, ni sectores sociales importantes.

El mandamás del Edomex se sintió ninguneado y sin poder cumplir con sus compromisos y sus cercanos. Consciente de que su entidad es la que tiene el primer lugar en el número de votantes, les cobra factura a quienes la hicieron de gurús y lo ignoraron.

¿Podrá Juárez recomponer tanta discordia, a menos de dos meses del decisivo domingo? La tiene en chino y lo más que podrá hacer es intentar salvar unas cuantas posiciones.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq



Al fin mandaron a su casa, al “Clavillazo” Ochoa, tecnócrata que jamás debió estar al frente del PRI y menos en épocas de campañas. El Tricolor se hunde con una maquinaria imposibilitada de cumplir con la función que sostuvo por tantas décadas: la de aplastar.

Se acabaron las glorias de la “Dictablanda”, frente a esa falta de “salud pública” (Así calificó José Narro al hartazgo y la irritación generalizada), que conlleva el que, cualquiera que lo nombra, eche espuma por la boca.

Ochoa fue incapaz de conciliar a los distintos sectores, de acercarse a los viejos lobos de mar y, por el contrario, los alejó del organismo político, a la vez que los humillaba. Su padrino, el virrey Videgaray, mucho tuvo que ver en esta absurda postura, que granjeó divisionismo y rencor.

Consumado el desastre, encienden una vela y nombran a un priísta de raigambre y político del viejo cuño. Quién mejor para pisarle los callos a López Obrador, que alguien que proviene de una trayectoria similar. René Juárez, exgobernador de Guerrero y que ha ocupado múltiples cargos, tiene la labia, el tesón y la mano dura, para meter orden en el caos que dejó su antecesor.

Hay resabios, a los que tendrá que enfrentar, tan complicados, como el de la nominación de candidatos que, en lo oscurito, encumbró a suspirantes sin méritos. Que hizo a un lado a quienes, de corazón, tienen la camiseta puesta y creían que les había llegado la hora.

La “palomeada” fue tan hiriente, que destazó lo que podía quedar de unidad y disciplina, en la debilitada fuerza. Un caso emblemático es el del Gobernador del Estado de México –Alfredo del Mazo-, quien ahora “traiciona” a su pariente y benefactor –Enrique Peña Nieto-, impugnando ante el Tribunal Electoral Estatal, 62 planillas para diputados del Verde Ecologista y 22 candidaturas a alcaldías y regidores, propuestos por Nueva Alianza (Raymundo Riva Palacio díxit). Se habla de que, el canoso gober ya estableció contacto con las huestes morenistas y poco se ha movido a favor del señor Meade.

Se supo de la enorme oferta que tuvo que hacer el tricolor –o sus “sabiondos del primer círculo”-, al par de partiduchos satélite, para que aceptaran unirse. Sin analizar que ninguno de los dos podría aportar un número determinante de votos –en el complicado 2018-, se les convidó al que creían gran banquete y les otorgaron los mejores lugares en la mesa.

Les “vendieron caro su amor”, argumentando que gracias a ellos y a Encuentro Social, Del Mazo había ganado el Edomex. No lo vio así el aludido, quien decidió quitarles el bocado, así en las altas jerarquías se le tache de vengativo.

Cobijar a estos organismos ha sido un desastre para el sistema electoral. Se les mantiene a cuerpo de rey –a costa de nuestros impuestos- y ni siquiera alcanzan a servir de “bisagra”. Se les identifica por corruptos (Verde, PT y habría que ahondar en las cuentas del resto) y sus propuestas se quedan en meras ocurrencias. Ni representan ideología alguna, ni sectores sociales importantes.

El mandamás del Edomex se sintió ninguneado y sin poder cumplir con sus compromisos y sus cercanos. Consciente de que su entidad es la que tiene el primer lugar en el número de votantes, les cobra factura a quienes la hicieron de gurús y lo ignoraron.

¿Podrá Juárez recomponer tanta discordia, a menos de dos meses del decisivo domingo? La tiene en chino y lo más que podrá hacer es intentar salvar unas cuantas posiciones.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq