/ viernes 12 de marzo de 2021

Una mejor humanidad

En el ficticio caso de que se enterara que un político fuera acusado de violar a 5 hombres y a usted le escandalizó más que se violara a un hombre que a una mujer, entonces, tienen sentido las manifestaciones del 8 de marzo y precisamente se trata de que en temas de justicia y estructuras de poder no puede haber una diferencia por género. Sin embargo, hubo excesos y no debe existir una lógica de que todo se vale, pero es innegable que se trata de una causa justa que requiere atención inmediata del Estado Mexicano.

El tema tiene muchas aristas; no solo se trata del acceso de las mujeres a las estructuras de poder. Hoy como nunca, hay mujeres en espacios de decisión estratégicos como en la Secretaría de Gobernación, Función Pública, Economía, Educación Pública, por mencionar algunas y también hay avances importantes en la integración de las cámaras legislativas. De lo que se trata en este momento es un tema de justicia, memoria, confianza, de un arquetipo profundamente enraizado en la sociedad mexicana, de cómo el Estado y la sociedad mexicana van a actuar para atender estas demandas.

A lo largo de la historia hay antecedentes fuertes en la lucha por la igualdad por las mujeres que fueron necesarios para llamar la atención. Por ejemplo, en Reino Unido, a comienzos del siglo XX surgió el movimiento suffragette que buscaba el derecho al voto de la mujer. Iniciaron con reuniones y algunas protestas, buscando una solución a través sus instituciones. Sin embargo, tras casi dos décadas en el vacío, el movimiento se volvió agresivo, con acciones más provocadoras e incluso se detonaron bombas en edificios, logrando el voto a la mujer en 1918.

El Estado Mexicano tiene que crear una agenda integral, que pase por la memoria y la conciencia, ya que de manera dramática tenemos una historia sobre el feminicidio, las muertas de Juárez, la violencia cotidiana en miles de hogares mexicanos, las relaciones laborales donde el abuso es un fantasma que acosa muchas oficinas en nuestro país, salarios desiguales para trabajos iguales. Por ello se debe repensar cómo mejoramos los mecanismos de atención a la violencia para prevenir y aclarar estos crímenes, de manera muy especial cómo recuperamos la confianza de miles de madres que peregrinan sin una respuesta.

Es fundamental romper los patrones y paradigmas machistas desde la escuela. En la Ciudad de México avanzamos con el caso del uniforme neutro. De la misma forma como nuestras niñas y niños han tomado conciencia de los temas de salud, lavándose las manos, usando cubrebocas, protegiéndose los unos a los otros, también debemos atacar la pandemia del machismo, aprendiendo que somos iguales y que no hay características biológicas o psicológicas que permitan el abuso en cualquier sentido, lo cual debe replicarse en las familias.

No solo es un tema de coyuntura política o de prestigios personales, es sobre lo que nos define como seres humanos. La bandera principal de la izquierda es la igualdad y el primer paso de ésta es la que debe existir entre hombres, mujeres y todas las formas de diversidad. Reconocernos cómo somos, como personas, con igualdad de derechos y de justicia. Al final se trata de una mejor humanidad. XXXTwitter:@LuisH_Fernandez

En el ficticio caso de que se enterara que un político fuera acusado de violar a 5 hombres y a usted le escandalizó más que se violara a un hombre que a una mujer, entonces, tienen sentido las manifestaciones del 8 de marzo y precisamente se trata de que en temas de justicia y estructuras de poder no puede haber una diferencia por género. Sin embargo, hubo excesos y no debe existir una lógica de que todo se vale, pero es innegable que se trata de una causa justa que requiere atención inmediata del Estado Mexicano.

El tema tiene muchas aristas; no solo se trata del acceso de las mujeres a las estructuras de poder. Hoy como nunca, hay mujeres en espacios de decisión estratégicos como en la Secretaría de Gobernación, Función Pública, Economía, Educación Pública, por mencionar algunas y también hay avances importantes en la integración de las cámaras legislativas. De lo que se trata en este momento es un tema de justicia, memoria, confianza, de un arquetipo profundamente enraizado en la sociedad mexicana, de cómo el Estado y la sociedad mexicana van a actuar para atender estas demandas.

A lo largo de la historia hay antecedentes fuertes en la lucha por la igualdad por las mujeres que fueron necesarios para llamar la atención. Por ejemplo, en Reino Unido, a comienzos del siglo XX surgió el movimiento suffragette que buscaba el derecho al voto de la mujer. Iniciaron con reuniones y algunas protestas, buscando una solución a través sus instituciones. Sin embargo, tras casi dos décadas en el vacío, el movimiento se volvió agresivo, con acciones más provocadoras e incluso se detonaron bombas en edificios, logrando el voto a la mujer en 1918.

El Estado Mexicano tiene que crear una agenda integral, que pase por la memoria y la conciencia, ya que de manera dramática tenemos una historia sobre el feminicidio, las muertas de Juárez, la violencia cotidiana en miles de hogares mexicanos, las relaciones laborales donde el abuso es un fantasma que acosa muchas oficinas en nuestro país, salarios desiguales para trabajos iguales. Por ello se debe repensar cómo mejoramos los mecanismos de atención a la violencia para prevenir y aclarar estos crímenes, de manera muy especial cómo recuperamos la confianza de miles de madres que peregrinan sin una respuesta.

Es fundamental romper los patrones y paradigmas machistas desde la escuela. En la Ciudad de México avanzamos con el caso del uniforme neutro. De la misma forma como nuestras niñas y niños han tomado conciencia de los temas de salud, lavándose las manos, usando cubrebocas, protegiéndose los unos a los otros, también debemos atacar la pandemia del machismo, aprendiendo que somos iguales y que no hay características biológicas o psicológicas que permitan el abuso en cualquier sentido, lo cual debe replicarse en las familias.

No solo es un tema de coyuntura política o de prestigios personales, es sobre lo que nos define como seres humanos. La bandera principal de la izquierda es la igualdad y el primer paso de ésta es la que debe existir entre hombres, mujeres y todas las formas de diversidad. Reconocernos cómo somos, como personas, con igualdad de derechos y de justicia. Al final se trata de una mejor humanidad. XXXTwitter:@LuisH_Fernandez