/ jueves 28 de abril de 2022

Una reforma eléctrica en ciernes

La semana pasada presenciamos un hecho democrático sin precedentes: por primera vez tal vez en la historia una iniciativa de reforma de un presidente de la República no logró la mayoría calificada que necesitaba para ser aprobada.

La consolidación de la democracia en nuestro país durante éste período de la cuarta transformación ha significado una verdadera división de poderes donde el ejecutivo no es ya el todopoderoso que instruye a los otros dos poderes, sino que se ha logrado un verdadero equilibrio entre éstos.

Una democracia más plural significará ciertamente también un reacomodo de vectores donde la participación también más democrática del sector privado tendrá que ser pieza fundamental para nuestro desarrollo económico y social.

En este contexto, la reforma que no pasó no significará que sea desechada en el basurero de la historia. Porque ésta reforma contenía propuestas que deben ser rescatadas, como es el papel del Estado en la transición energética, y un arreglo institucional que evite fluctuaciones de precios de la electricidad en menoscabo de los bolsillos de los mexicanos.

La promesa presidencial de que los precios de la electricidad no subirán necesita ser avalada por la Ley. Otra parte de la iniciativa que debe legislarse a favor es la desfragmentación de la CFE.

Actualmente está dividida en “sub-compañías” que ni siquiera están administradas de una manera central, lo cual provoca duplicidades de gasto e ineficacias. Necesitamos una CFE competitiva.

Los legisladores de todas las fracciones tenemos qué seguir dialogando para comprometernos con una Reforma que convenga a todos los mexicanos.

Senador por Morena

La semana pasada presenciamos un hecho democrático sin precedentes: por primera vez tal vez en la historia una iniciativa de reforma de un presidente de la República no logró la mayoría calificada que necesitaba para ser aprobada.

La consolidación de la democracia en nuestro país durante éste período de la cuarta transformación ha significado una verdadera división de poderes donde el ejecutivo no es ya el todopoderoso que instruye a los otros dos poderes, sino que se ha logrado un verdadero equilibrio entre éstos.

Una democracia más plural significará ciertamente también un reacomodo de vectores donde la participación también más democrática del sector privado tendrá que ser pieza fundamental para nuestro desarrollo económico y social.

En este contexto, la reforma que no pasó no significará que sea desechada en el basurero de la historia. Porque ésta reforma contenía propuestas que deben ser rescatadas, como es el papel del Estado en la transición energética, y un arreglo institucional que evite fluctuaciones de precios de la electricidad en menoscabo de los bolsillos de los mexicanos.

La promesa presidencial de que los precios de la electricidad no subirán necesita ser avalada por la Ley. Otra parte de la iniciativa que debe legislarse a favor es la desfragmentación de la CFE.

Actualmente está dividida en “sub-compañías” que ni siquiera están administradas de una manera central, lo cual provoca duplicidades de gasto e ineficacias. Necesitamos una CFE competitiva.

Los legisladores de todas las fracciones tenemos qué seguir dialogando para comprometernos con una Reforma que convenga a todos los mexicanos.

Senador por Morena