/ viernes 20 de marzo de 2020

Una Salud: Salud integral

Por: Tania Zenteno-Savín y Ramón Gaxiola Robles (CIBNOR)

El concepto de Una Salud (One Health) se basa en reconocer que la salud de los humanos, los animales, las plantas y los ecosistemas está intrínseca e inextricablemente ligada. Este concepto se origina desde la antigua Grecia y se percibe en las culturas nativas (maoris, mayas, celtas).


El término One Health (Una Salud) fue adoptado del concepto One Health, One World™ (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Estados Unidos de América), y fue presentado durante el simposio de la Sociedad de Conservación de Vida Silvestre (Wildlife Conservation Society) “Construyendo Puentes Interdisciplinarios a la Salud en un ‘Mundo Globalizado’" en 2004; en este simposio se sugirió adoptar un enfoque interdisciplinario, internacional, para prevenir la enfermedad y para promover la salud.

Foto: Especial

El concepto de Una Salud es una estrategia a nivel mundial que, a través de colaboraciones igualitarias e incluyentes, tanto en investigación como en ciencias aplicadas, entre profesionales de la salud humana y veterinaria, economía, sociología, ecología y de otras disciplinas, junto con productores, consumidores, tomadores de decisiones e integrantes de la sociedad en general, promueve acciones basadas en evidencia científica para mantener la biodiversidad, proteger la salud del planeta y salvar vidas.


Una Salud brinda un enfoque transdisciplinario y sinérgico hacia la solución de problemas de salud, con el fin de mitigar los impactos de los mismos, para realizar investigación comparativa en medicina, biomedicina y salud ambiental, integrando la educación y la divulgación como medios para concientizar al público en general.


El objetivo de Una Salud es promover programas basados en datos que sean económicamente viables y realistas, que permitan acciones, concientización y vigilancia de los problemas de salud; para lograr este propósito a nivel internacional y a largo plazo es necesario diseñar los programas de acción y prevención con base en el reconocimiento y el respeto a las culturas regionales, de tal manera que las comunidades locales sean empoderadas para promover esas acciones en sus hogares y comunidades.

Foto: Especial

Los microorganismos (virus, bacterias, hongos, parásitos) que causan enfermedades en plantas y animales, incluyendo el humano, están cambiando, evolucionando constantemente en respuesta a las condiciones ambientales. Algunos de estos cambios (mutaciones) los pueden hacer más resistentes e, incluso, generar nuevas cepas o especies de virus, bacterias, hongos o parásitos con mayor patogenicidad. Existen varios ejemplos, históricos y actuales, de cómo alguna alteración en la salud de animales, plantas o ecosistemas afecta a los otros componentes de esta triada.


La emergencia del coronavirus en Wuhan, China, a finales del año 2019 es un ejemplo del vínculo intrínseco que existe entre los ecosistemas, animales y humanos, así como de la consecuencia de la disrupción del equilibrio ecológico. La familia de los coronavirus está presente en animales (mamíferos, aves); bajo ciertas condiciones, estos virus pueden propagarse a humanos, como ocurrió con el SARS-CoV2. En pocas semanas, debido a la gran movilidad que ofrecen los medios de transporte masivos, que nos permiten viajar en pocas horas de un continente a otro, esta infección se volvió pandémica. Además, los medios de comunicación masiva han ayudado a conocer el desarrollo de la enfermedad y el número de casos con un seguimiento estrecho de la información. Aunque la tasa de mortalidad por SARS-CoV2 es baja, la tasa de contagio es elevada; por ello, la magnitud del problema no es tan trascendente como la gripe aviar H5N6, que se transmite de aves a humanos, en la cual tanto la tasa de contagio como la tasa de mortalidad son elevadas.


A lo largo de la historia de la humanidad ha habido enfermedades similares, como la peste bubónica en el siglo XIV con más de 100 millones de muertos o la pandemia de influenza española en 1918. Generalmente, las primeras interacciones con microorganismos conllevan mayor patogenicidad y mortalidad; ambas disminuyen conforme los individuos y las poblaciones desarrollan anticuerpos específicos contra cada nuevo microorganismo.

Foto: Especial

El reconocimiento de que la salud humana está intrínsecamente relacionada con la salud de los animales, plantas y ecosistemas implica que tenemos la responsabilidad de mantener la integridad de esos lazos. Es, en última instancia, el mantenimiento de la salud de las interacciones hombre/fauna y flora/ecosistemas lo que contribuirá al desarrollo sostenible y a la preservación de nuestra salud a lo largo de las siguientes generaciones. Las mejores herramientas para lograr los objetivos de Una Salud son la educación y la responsabilidad social.



Referencias

One Health Global Network. http://www.onehealthglobal.net/what-is-one-health/. Consultado el 26 de octubre de 2016.


Centers for Disease Control and Prevention. The Manhattan Principles. http://www.cdc.gov/onehealth/pdfs/manhattan/twelve_manhattan_principles.pdf. Consultado el 2 de noviembre de 2016.


Wildlife Conservation Society. One World, One Health: Building Interdisciplinary Bridges to Health in a Globalized World Conference. 29th September 2004, The Rockefeller University, New York, NY. http://www.oneworldonehealth.org/sept2004/owoh_sept04.html


O’Hara, T., K. Hueffer, M. Murphy, J.M. Castellini, Y. Li, L. Rea, J. Berner. Developing a Sentinel-based Baja California Sur Rural Mexico Monitoring Program: Lessons learned from Alaska. Recursos Naturales y Sociedad.



Autores

La doctora Tania Zenteno-Savín investigadora titular C en el Programa de Planeación Ambiental y Conservación del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR). Por su parte, el doctor Ramón Gaxiola Robles participa en el mismo Programa del CIBNOR y labora en el Hospital General de Zona No.1, Instituto Mexicano del Seguro Social. Contacto: tzenteno04@cibnor.mx y r.gaxiolar@gmail.com, respectivamente.


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Por: Tania Zenteno-Savín y Ramón Gaxiola Robles (CIBNOR)

El concepto de Una Salud (One Health) se basa en reconocer que la salud de los humanos, los animales, las plantas y los ecosistemas está intrínseca e inextricablemente ligada. Este concepto se origina desde la antigua Grecia y se percibe en las culturas nativas (maoris, mayas, celtas).


El término One Health (Una Salud) fue adoptado del concepto One Health, One World™ (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Estados Unidos de América), y fue presentado durante el simposio de la Sociedad de Conservación de Vida Silvestre (Wildlife Conservation Society) “Construyendo Puentes Interdisciplinarios a la Salud en un ‘Mundo Globalizado’" en 2004; en este simposio se sugirió adoptar un enfoque interdisciplinario, internacional, para prevenir la enfermedad y para promover la salud.

Foto: Especial

El concepto de Una Salud es una estrategia a nivel mundial que, a través de colaboraciones igualitarias e incluyentes, tanto en investigación como en ciencias aplicadas, entre profesionales de la salud humana y veterinaria, economía, sociología, ecología y de otras disciplinas, junto con productores, consumidores, tomadores de decisiones e integrantes de la sociedad en general, promueve acciones basadas en evidencia científica para mantener la biodiversidad, proteger la salud del planeta y salvar vidas.


Una Salud brinda un enfoque transdisciplinario y sinérgico hacia la solución de problemas de salud, con el fin de mitigar los impactos de los mismos, para realizar investigación comparativa en medicina, biomedicina y salud ambiental, integrando la educación y la divulgación como medios para concientizar al público en general.


El objetivo de Una Salud es promover programas basados en datos que sean económicamente viables y realistas, que permitan acciones, concientización y vigilancia de los problemas de salud; para lograr este propósito a nivel internacional y a largo plazo es necesario diseñar los programas de acción y prevención con base en el reconocimiento y el respeto a las culturas regionales, de tal manera que las comunidades locales sean empoderadas para promover esas acciones en sus hogares y comunidades.

Foto: Especial

Los microorganismos (virus, bacterias, hongos, parásitos) que causan enfermedades en plantas y animales, incluyendo el humano, están cambiando, evolucionando constantemente en respuesta a las condiciones ambientales. Algunos de estos cambios (mutaciones) los pueden hacer más resistentes e, incluso, generar nuevas cepas o especies de virus, bacterias, hongos o parásitos con mayor patogenicidad. Existen varios ejemplos, históricos y actuales, de cómo alguna alteración en la salud de animales, plantas o ecosistemas afecta a los otros componentes de esta triada.


La emergencia del coronavirus en Wuhan, China, a finales del año 2019 es un ejemplo del vínculo intrínseco que existe entre los ecosistemas, animales y humanos, así como de la consecuencia de la disrupción del equilibrio ecológico. La familia de los coronavirus está presente en animales (mamíferos, aves); bajo ciertas condiciones, estos virus pueden propagarse a humanos, como ocurrió con el SARS-CoV2. En pocas semanas, debido a la gran movilidad que ofrecen los medios de transporte masivos, que nos permiten viajar en pocas horas de un continente a otro, esta infección se volvió pandémica. Además, los medios de comunicación masiva han ayudado a conocer el desarrollo de la enfermedad y el número de casos con un seguimiento estrecho de la información. Aunque la tasa de mortalidad por SARS-CoV2 es baja, la tasa de contagio es elevada; por ello, la magnitud del problema no es tan trascendente como la gripe aviar H5N6, que se transmite de aves a humanos, en la cual tanto la tasa de contagio como la tasa de mortalidad son elevadas.


A lo largo de la historia de la humanidad ha habido enfermedades similares, como la peste bubónica en el siglo XIV con más de 100 millones de muertos o la pandemia de influenza española en 1918. Generalmente, las primeras interacciones con microorganismos conllevan mayor patogenicidad y mortalidad; ambas disminuyen conforme los individuos y las poblaciones desarrollan anticuerpos específicos contra cada nuevo microorganismo.

Foto: Especial

El reconocimiento de que la salud humana está intrínsecamente relacionada con la salud de los animales, plantas y ecosistemas implica que tenemos la responsabilidad de mantener la integridad de esos lazos. Es, en última instancia, el mantenimiento de la salud de las interacciones hombre/fauna y flora/ecosistemas lo que contribuirá al desarrollo sostenible y a la preservación de nuestra salud a lo largo de las siguientes generaciones. Las mejores herramientas para lograr los objetivos de Una Salud son la educación y la responsabilidad social.



Referencias

One Health Global Network. http://www.onehealthglobal.net/what-is-one-health/. Consultado el 26 de octubre de 2016.


Centers for Disease Control and Prevention. The Manhattan Principles. http://www.cdc.gov/onehealth/pdfs/manhattan/twelve_manhattan_principles.pdf. Consultado el 2 de noviembre de 2016.


Wildlife Conservation Society. One World, One Health: Building Interdisciplinary Bridges to Health in a Globalized World Conference. 29th September 2004, The Rockefeller University, New York, NY. http://www.oneworldonehealth.org/sept2004/owoh_sept04.html


O’Hara, T., K. Hueffer, M. Murphy, J.M. Castellini, Y. Li, L. Rea, J. Berner. Developing a Sentinel-based Baja California Sur Rural Mexico Monitoring Program: Lessons learned from Alaska. Recursos Naturales y Sociedad.



Autores

La doctora Tania Zenteno-Savín investigadora titular C en el Programa de Planeación Ambiental y Conservación del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR). Por su parte, el doctor Ramón Gaxiola Robles participa en el mismo Programa del CIBNOR y labora en el Hospital General de Zona No.1, Instituto Mexicano del Seguro Social. Contacto: tzenteno04@cibnor.mx y r.gaxiolar@gmail.com, respectivamente.


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