/ martes 21 de junio de 2022

Una sola Tierra

Pablo Bejarano Torrecillas*

Si me viera en la necesidad de definir a la sociedad moderna, con las limitaciones que ello implicara, la definiría como una sociedad con una doble arista. Por un lado, enfocada en la inmediatez; por otro lado, una sociedad “de lo prescindible”, es decir, que nos hemos empeñado en usar indiscriminadamente, ya sean personas o recursos, mientras satisfagan nuestro objetivo para, cuando deje de ser así, desecharlo sin conciencia de las consecuencias que ello pueda ocasionar en todos los niveles posibles.

El pasado 5 de junio, igual que en los últimos 50 años, se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente con Suecia como anfitrión. Es el foro más importante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para impulsar y difundir la acción ambiental y la necesidad de proteger el planeta y sus recursos.

Aunque vivamos como si tuviéramos una opción “b”, la realidad es que tenemos una sola Tierra, que como resultado de nuestras propias acciones y hábitos de consumo se enfrenta, de acuerdo con la ONU, a una triple emergencia planetaria. En primer lugar, el clima se calienta a un ritmo superior a la capacidad de adaptación del ser humano y el resto de la naturaleza. En segundo lugar, la pérdida de hábitat sobre la naturaleza ha ocasionado que cerca de 1 millón de especies se encuentren en peligro de extinción y, en tercer lugar, la contaminación continúa envenenando nuestro aire, nuestra tierra y nuestra agua provocando con ello, de acuerdo con datos de la misma organización, la muerte prematura de 9 millones de personas al año, el doble que aquellas por COVID-19.

Puede que para muchas personas hablar de medio ambiente y sus consecuencias suene lejano, lo cual es algo falso y sumamente egoísta. De acuerdo con los datos presentados por la organización Earth Overshood Day, necesitamos 1.7 planetas tierras para satisfacer nuestro actual nivel de consumo, algo francamente ridículo. Este año, el día de la Sobrecapacidad de la Tierra será, a nivel global, el 28 de julio, mientras que para México será el 31 de agosto, es decir, a partir de ese día se empezarán a consumir los recursos correspondientes a 2023 acortando con ello los recursos disponibles para ese año. En otras palabras, consecuencia de nuestros hábitos, cada año tenemos menos recursos disponibles para el periodo correspondiente, lo que nos obliga a consumir por adelantado. Tal vez ni tú ni yo vivamos lo suficiente para ver los verdaderos estragos de nuestras acciones, pero tus hijos y nietos sí.

Salir del problema no es imposible, pero ello implica un compromiso real y no de palabra de toda la sociedad y no solo de los tomadores de decisiones, aunque son ellos quienes más poder deben ejercer. Es necesario transformar nuestros hábitos, nuestras economías y sociedades para hacerlas más inclusivas, justas y respetuosas con el Medio Ambiente. Debemos hacer, ante todo, que la vida sostenible sea nuestra primera y única opción.

* Licenciado en Relaciones Internacionales, coordinador en la Facultad de Estudios Globales.

Pablo Bejarano Torrecillas*

Si me viera en la necesidad de definir a la sociedad moderna, con las limitaciones que ello implicara, la definiría como una sociedad con una doble arista. Por un lado, enfocada en la inmediatez; por otro lado, una sociedad “de lo prescindible”, es decir, que nos hemos empeñado en usar indiscriminadamente, ya sean personas o recursos, mientras satisfagan nuestro objetivo para, cuando deje de ser así, desecharlo sin conciencia de las consecuencias que ello pueda ocasionar en todos los niveles posibles.

El pasado 5 de junio, igual que en los últimos 50 años, se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente con Suecia como anfitrión. Es el foro más importante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para impulsar y difundir la acción ambiental y la necesidad de proteger el planeta y sus recursos.

Aunque vivamos como si tuviéramos una opción “b”, la realidad es que tenemos una sola Tierra, que como resultado de nuestras propias acciones y hábitos de consumo se enfrenta, de acuerdo con la ONU, a una triple emergencia planetaria. En primer lugar, el clima se calienta a un ritmo superior a la capacidad de adaptación del ser humano y el resto de la naturaleza. En segundo lugar, la pérdida de hábitat sobre la naturaleza ha ocasionado que cerca de 1 millón de especies se encuentren en peligro de extinción y, en tercer lugar, la contaminación continúa envenenando nuestro aire, nuestra tierra y nuestra agua provocando con ello, de acuerdo con datos de la misma organización, la muerte prematura de 9 millones de personas al año, el doble que aquellas por COVID-19.

Puede que para muchas personas hablar de medio ambiente y sus consecuencias suene lejano, lo cual es algo falso y sumamente egoísta. De acuerdo con los datos presentados por la organización Earth Overshood Day, necesitamos 1.7 planetas tierras para satisfacer nuestro actual nivel de consumo, algo francamente ridículo. Este año, el día de la Sobrecapacidad de la Tierra será, a nivel global, el 28 de julio, mientras que para México será el 31 de agosto, es decir, a partir de ese día se empezarán a consumir los recursos correspondientes a 2023 acortando con ello los recursos disponibles para ese año. En otras palabras, consecuencia de nuestros hábitos, cada año tenemos menos recursos disponibles para el periodo correspondiente, lo que nos obliga a consumir por adelantado. Tal vez ni tú ni yo vivamos lo suficiente para ver los verdaderos estragos de nuestras acciones, pero tus hijos y nietos sí.

Salir del problema no es imposible, pero ello implica un compromiso real y no de palabra de toda la sociedad y no solo de los tomadores de decisiones, aunque son ellos quienes más poder deben ejercer. Es necesario transformar nuestros hábitos, nuestras economías y sociedades para hacerlas más inclusivas, justas y respetuosas con el Medio Ambiente. Debemos hacer, ante todo, que la vida sostenible sea nuestra primera y única opción.

* Licenciado en Relaciones Internacionales, coordinador en la Facultad de Estudios Globales.