/ lunes 25 de octubre de 2021

UNAM: cómo no te voy a querer...

Cómo no te voy a querer, si mi corazón azul es y mi piel dorada, siempre te querré. Este cántico del club azul y oro ha sido adoptado por otros clubes de socker, y sin duda moviliza los sentimientos por una universidad que lo mismo conviven estudiantes pobres, con otros quienes pudieran incluso pagar la colegiatura de una privada. Entrar a sus centros o facultades nada tiene que ver con la condición económica, sino con el cumplimiento de sus exámenes. Ante ataques desde la presidencia, hoy ha unido a diversos, en su defensa.


La UNAM es una de las universidades públicas más importantes del continente. En septiembre de 1968 el Rector Javier Barrios Sierra entrega su renuncia señalando que “sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada.” A cuatro días de que Ciudad Universitaria fuese tomada por los militares, el Rector Barrios menciona en su carta de renuncia que “es insostenible mi posición como Rector, ante el enfrentamiento agresivo y abierto de un grupo gubernamental”.


El 68, el jueves de corpus tres años después, y la guerrilla de jóvenes inconformes con el autoritarismo de Echeverría y de sus antecesores marcan al país y a las instituciones del Estado. La paz tiene que resultar de la transición democrática que a cuentas gotas se va cediendo desde entonces, hasta lograr que la oposición pueda tener condiciones reales de disputar el poder. Mayor prueba no puede haber que los 12 años del panismo, y el triunfo de López Obrador en el 18. Conviene recordar esta historia sobretodo porque no debemos dar por hecho que nunca más se volverá a vivir situaciones tan adversas como la guerra sucia de hace 50 años; el autoritarismo, aún con las instituciones democráticas construidas con posterioridad, siempre aparecerá con la amenaza de querer controlarlo todo.


A los populistas les molesta sobremanera que las y los jóvenes piensen, aprendan del conocimiento y desarrollen un pensamiento crítico. Tienen animadversión contra quienes tienen voluntad propia y refrendan desde su educación libre, su aspiración de ser, y gozar de la libertad de decidir su proyecto de vida; La Universidad, la Alma Mater de las Universidades, depende de los recursos públicos etiquetados desde la Cámara de Diputados, y el gobierno no puede entrometerse en su funcionamiento. Por eso, los insultos alevosos y sin tapujos perpetrados por López Obrador contra la UNAM, son inaceptables y nos deben poner en alerta respecto de lo que puede emprender contra su independencia.


Lo de menos es cómo inoportuna a los integrantes de su gobierno emanados de importantes cargos universitarios. Lo lamentable es que las agresiones se dirijan contra quienes en función de su inalienable derecho, militen en partidos distintos al suyo como si fuese un defecto y no el ejercicio de un derecho fundamental. Las acusaciones contra el Dr José Narro ex Rector, y ex Secretario de Salud, más bien parecen una venganza que hoy se cobra por los señalamientos que en su momento le hizo a las deficiencias en la atención de la pandemia, lo que ha dado como resultado la muerte prevenible de miles de mexicanas y mexicanos.


Pero al grano: no hay que pecar de ingenuidad: López Obrador evidentemente tiene intención de controlar esta Institución educativa, hacedora de mentes libres, trastocar su autonomía. Y ante eso hay que retumbar: GOYA, Universidad!

Cómo no te voy a querer, si mi corazón azul es y mi piel dorada, siempre te querré. Este cántico del club azul y oro ha sido adoptado por otros clubes de socker, y sin duda moviliza los sentimientos por una universidad que lo mismo conviven estudiantes pobres, con otros quienes pudieran incluso pagar la colegiatura de una privada. Entrar a sus centros o facultades nada tiene que ver con la condición económica, sino con el cumplimiento de sus exámenes. Ante ataques desde la presidencia, hoy ha unido a diversos, en su defensa.


La UNAM es una de las universidades públicas más importantes del continente. En septiembre de 1968 el Rector Javier Barrios Sierra entrega su renuncia señalando que “sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada.” A cuatro días de que Ciudad Universitaria fuese tomada por los militares, el Rector Barrios menciona en su carta de renuncia que “es insostenible mi posición como Rector, ante el enfrentamiento agresivo y abierto de un grupo gubernamental”.


El 68, el jueves de corpus tres años después, y la guerrilla de jóvenes inconformes con el autoritarismo de Echeverría y de sus antecesores marcan al país y a las instituciones del Estado. La paz tiene que resultar de la transición democrática que a cuentas gotas se va cediendo desde entonces, hasta lograr que la oposición pueda tener condiciones reales de disputar el poder. Mayor prueba no puede haber que los 12 años del panismo, y el triunfo de López Obrador en el 18. Conviene recordar esta historia sobretodo porque no debemos dar por hecho que nunca más se volverá a vivir situaciones tan adversas como la guerra sucia de hace 50 años; el autoritarismo, aún con las instituciones democráticas construidas con posterioridad, siempre aparecerá con la amenaza de querer controlarlo todo.


A los populistas les molesta sobremanera que las y los jóvenes piensen, aprendan del conocimiento y desarrollen un pensamiento crítico. Tienen animadversión contra quienes tienen voluntad propia y refrendan desde su educación libre, su aspiración de ser, y gozar de la libertad de decidir su proyecto de vida; La Universidad, la Alma Mater de las Universidades, depende de los recursos públicos etiquetados desde la Cámara de Diputados, y el gobierno no puede entrometerse en su funcionamiento. Por eso, los insultos alevosos y sin tapujos perpetrados por López Obrador contra la UNAM, son inaceptables y nos deben poner en alerta respecto de lo que puede emprender contra su independencia.


Lo de menos es cómo inoportuna a los integrantes de su gobierno emanados de importantes cargos universitarios. Lo lamentable es que las agresiones se dirijan contra quienes en función de su inalienable derecho, militen en partidos distintos al suyo como si fuese un defecto y no el ejercicio de un derecho fundamental. Las acusaciones contra el Dr José Narro ex Rector, y ex Secretario de Salud, más bien parecen una venganza que hoy se cobra por los señalamientos que en su momento le hizo a las deficiencias en la atención de la pandemia, lo que ha dado como resultado la muerte prevenible de miles de mexicanas y mexicanos.


Pero al grano: no hay que pecar de ingenuidad: López Obrador evidentemente tiene intención de controlar esta Institución educativa, hacedora de mentes libres, trastocar su autonomía. Y ante eso hay que retumbar: GOYA, Universidad!