/ miércoles 3 de octubre de 2018

USMCA o MUSCA, un buen acuerdo

Para entender el tratado trilateral de impronunciable nombre hay que leer primero la letra chiquita, la de seis puntos, de los documentos en poder de la Cámara de Senadores para su aprobación. Luego, traducir al lenguaje de los legos los alcances económicos, cesiones, concesiones y logros que México, Estados Unidos y Canadá tendrán una vez que el acuerdo entre en vigor hacia marzo del año próximo. Si en lo económico el acuerdo al que se llegó en las últimas horas del domingo pasado tiene enigmas que sólo los expertos podrían despejar, en lo político el USMCA, o el MUSCA, como empieza a llamársele en su versión en español presenta especial significado para los tres países.

El presidente norteamericano Donald Trump se dice ganador en las arduas negociaciones cuyo resultado le sirve para eliminar las palabras tratado y libre comercio por las que siente tanta aversión como Andrés Manuel López Obrador por la residencia presidencial y por los aviones. Trump resulta ganador en la batalla para mantener su mayoría en el Congreso a pocas semanas de las elecciones legislativas en su país. El presidente Trump tiene también un arma eficaz en la guerra comercial que ha declarado a China, la segunda economía mundial. México, se dice en un examen superficial del acuerdo, se vio obligado a ceder en cuestiones tan importantes como la industria automotriz y el sistema laboral, pero a cambio de ello ve abierta la perspectiva de un incremento sustancial en las exportaciones al gran mercado norteamericano. El empeño por llegar a la firma del acuerdo antes de que finalice la presente administración no es un capricho ni la aspiración a una medalla. La coordinación entre los gobiernos saliente y entrante, las expresiones de mutuo reconocimiento de Enrique Peña Nieto y de Andrés López Obrador dan a la transición la suavidad y la tersura que han estado a punto de perderse en las últimas semanas. Andrés Manuel López Obrador recibirá el país con un proyecto en marcha que le permitirá iniciar su administración sin mayores apuros económicos y abiertas perspectivas en materia de comercio exterior. No será un país en bancarrota.

Desde el punto de vista político, Canadá obtiene la segura pertenencia al mercado de América del Norte, con lo cual el gobierno de Justine Trudeau conjura los riesgos de incertidumbre y se fortalece en el panorama político tanto en lo interno como en lo externo. La permanencia de Canadá en el acuerdo confirma a la zona norteamericana como el gran mercado en el contexto de una economía mundial sacudida por continuas crisis a las que el propio Donald Trump, con su cambiante y amenazante actitud, ha contribuido.

El USMCA o MUSCA – como se llame—tiene en principio ventajas y puntos a esclarecer en los procesos de aprobación y ratificación que están en marcha en los congresos de los tres países. El camino es largo. El riego de fracturas, retrocesos y hasta una posible cancelación subsisten por las veleidades del presidente de la Unión Americana, que podrían obstaculizar la concreción de los puntos más importantes del acuerdo. No obstante esos peligros, es indiscutible que el tratado finalmente trilateral y de libre comercio, pese a las reticencias de Donald Trump, va adelante. Y que, independientemente de su interpretación, es un factor de unidad, en lo interno para las tres naciones y en lo internacional para facilitar las relaciones y la cooperación en América del Norte.

rio28@prodigy.net.mx


Para entender el tratado trilateral de impronunciable nombre hay que leer primero la letra chiquita, la de seis puntos, de los documentos en poder de la Cámara de Senadores para su aprobación. Luego, traducir al lenguaje de los legos los alcances económicos, cesiones, concesiones y logros que México, Estados Unidos y Canadá tendrán una vez que el acuerdo entre en vigor hacia marzo del año próximo. Si en lo económico el acuerdo al que se llegó en las últimas horas del domingo pasado tiene enigmas que sólo los expertos podrían despejar, en lo político el USMCA, o el MUSCA, como empieza a llamársele en su versión en español presenta especial significado para los tres países.

El presidente norteamericano Donald Trump se dice ganador en las arduas negociaciones cuyo resultado le sirve para eliminar las palabras tratado y libre comercio por las que siente tanta aversión como Andrés Manuel López Obrador por la residencia presidencial y por los aviones. Trump resulta ganador en la batalla para mantener su mayoría en el Congreso a pocas semanas de las elecciones legislativas en su país. El presidente Trump tiene también un arma eficaz en la guerra comercial que ha declarado a China, la segunda economía mundial. México, se dice en un examen superficial del acuerdo, se vio obligado a ceder en cuestiones tan importantes como la industria automotriz y el sistema laboral, pero a cambio de ello ve abierta la perspectiva de un incremento sustancial en las exportaciones al gran mercado norteamericano. El empeño por llegar a la firma del acuerdo antes de que finalice la presente administración no es un capricho ni la aspiración a una medalla. La coordinación entre los gobiernos saliente y entrante, las expresiones de mutuo reconocimiento de Enrique Peña Nieto y de Andrés López Obrador dan a la transición la suavidad y la tersura que han estado a punto de perderse en las últimas semanas. Andrés Manuel López Obrador recibirá el país con un proyecto en marcha que le permitirá iniciar su administración sin mayores apuros económicos y abiertas perspectivas en materia de comercio exterior. No será un país en bancarrota.

Desde el punto de vista político, Canadá obtiene la segura pertenencia al mercado de América del Norte, con lo cual el gobierno de Justine Trudeau conjura los riesgos de incertidumbre y se fortalece en el panorama político tanto en lo interno como en lo externo. La permanencia de Canadá en el acuerdo confirma a la zona norteamericana como el gran mercado en el contexto de una economía mundial sacudida por continuas crisis a las que el propio Donald Trump, con su cambiante y amenazante actitud, ha contribuido.

El USMCA o MUSCA – como se llame—tiene en principio ventajas y puntos a esclarecer en los procesos de aprobación y ratificación que están en marcha en los congresos de los tres países. El camino es largo. El riego de fracturas, retrocesos y hasta una posible cancelación subsisten por las veleidades del presidente de la Unión Americana, que podrían obstaculizar la concreción de los puntos más importantes del acuerdo. No obstante esos peligros, es indiscutible que el tratado finalmente trilateral y de libre comercio, pese a las reticencias de Donald Trump, va adelante. Y que, independientemente de su interpretación, es un factor de unidad, en lo interno para las tres naciones y en lo internacional para facilitar las relaciones y la cooperación en América del Norte.

rio28@prodigy.net.mx