/ viernes 30 de octubre de 2020

¿Validar o no validar la medicina tradicional? He ahí el dilema

Por Marina Vera Ku (Banco de Germoplasma CICY)


México está catalogado en el cuarto sitio a nivel mundial por ser un país megadiverso y como el lugar de origen de numerosas plantas cultivadas. Alrededor de cuatro mil especies de plantas con flores (aproximadamente 15 por ciento de la flora total) tienen atributos medicinales: es decir, una de cada siete especies, más o menos, ostenta alguna propiedad curativa. La variedad de plantas medicinales que posee México es inabarcable, cifrándose en más de tres mil especies; asimismo, se han identificado hasta cinco mil especies con aplicaciones curativas, las cuales son comúnmente utilizadas por más de sesenta grupos étnicos.

El uso de hierbas medicinales y aromáticas ha formado parte de nuestra historia y de nuestras costumbres. Las cualidades especiales de estas plantas como remedio para combatir todo tipo de enfermedades se remontan hasta tiempos prehispánicos; con la llegada de los españoles en 1521, el conocimiento medicinal de ambas culturas (la europea y la americana) se confronta y evoluciona al paso del tiempo, dando lugar a la actual medicina tradicional. Para las culturas prehispánicas y sus descendientes, tanto indígenas como mestizos, las plantas medicinales representan un remedio eficaz para curar diversos males, ya sean físicos, psicológicos o mágico-religiosos; incluso, se mencionan en libros como el Popol Vuh y el Chilam Balam.

Si bien las plantas medicinales se usan en todo el mundo, en ocasiones, los terrenos baldíos o de vegetación perturbada poseen especies medicinales que constituyen un recurso valioso que está siendo eliminado por la urbanización, impidiendo así su acceso para la población, además de traer como consecuencia la falta del recurso y favorecer el cambio climático.

Aunque no existen datos precisos para evaluar la extensión del uso global de plantas medicinales, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que más del 80 por ciento de la población del planeta utiliza rutinariamente la medicina tradicional para satisfacer sus necesidades de atención primaria de salud, en la medida que el conocimiento tradicional es el saber colectivo de los pueblos indígenas en cuanto a la relación con su hábitat y la naturaleza. El conocimiento tradicional se ha desarrollado por muchas generaciones; sin embargo, es considerado marginal o de poco valor en el mundo actual, dominado por la industria farmacéutica.

Por otra parte, tras el estudio de la etnobotánica, se puede ver que las comunidades indígenas poseen un profundo entendimiento de su medioambiente y de los numerosos usos que le pueden dar a las plantas; este saber ancestral es parte del patrimonio cultural que ha sido transmitido de generación en generación, de modo que muchas costumbres subsisten y son practicadas de manera cotidiana.

En el Banco de Germoplasma del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) se trabaja en pro de la conservación, la preservación y el uso sustentable de los recursos naturales relacionados con las plantas medicinales, con la visión de apoyar los esfuerzos por concientizar a la población y a las autoridades de la importancia de la validación de remedios herbolarios de la medicina tradicional maya, actualmente usados por los pobladores.

Fotografía 1. Equipo de validación de medicina tradicional del laboratorio de Farmacognosia del Banco de Germoplasma CICY. Estudiantes de Licenciatura Ruby Christina Balam Dzib, Sherly Rossely Moo Canté; la directora del grupo doctora B. Marina Vera Ku, y la estudiante de doctorado Zurisadai Escobar Chan.


La buena medicina tradicional se traduce en un apoyo a la comunidad, ya sea en el contexto de los proyectos locales educativos, la preservación del conocimiento y de la naturaleza, o bien como apoyo a las comunidades marginadas y, si fuera posible, como soporte al sistema de salud.

Fotografía 2. Médica tradicional y partera, doña Felipa Cetina Moo, y la estudiante de doctorado Zurisadai Escobar Chan.


La medicina tradicional es un apoyo no reconocido para el sistema de salud. Y digo no reconocido porque frecuentemente los médicos recomiendan que no se deben tomar yerbas, pues pueden resultar venenosas y causar daños graves a largo plazo; también abundan las clásicas historias de terror que alegan que un niño murió por tomarse un té de orégano. Sin embargo, dichas historias (al igual que otras tantas de curaciones milagrosas) carecen de sustento científico.

Después de más de treinta años de estudio de las plantas medicinales y habiendo reunido más de setecientos remedios de la medicina tradicional maya para toda clase de enfermedades en el Banco de Germoplasma CICY, distintos remedios preparados con especies de las colecciones de medicinales del Banco están siendo estudiados desde el punto de vista de sus propiedades medicinales in vitro: 34 contra enfermedades intestinales, cinco contra enfermedades respiratorias y 22 contra enfermedades cutáneas.

Sin embargo —y aunque hay trabajos que han validado científicamente las propiedades curativas de algunas plantas, como el del grupo TRAMIL, publicado en la Farmacopea Vegetal Caribeña—, en Yucatán aún falta mucho camino por recorrer para conseguir la infraestructura adecuada y los recursos financieros para lograr un verdadero aporte a la ciencia y realizar las pruebas necesarias que permitan establecer científicamente la efectividad y la toxicidad de los remedios tradicionales mayas que son muy usados por la población.


Fotografía 3. Banco de Germoplasma del Centro de Investigación Científica de Yucatán, en el Parque Científico Tecnológico de Yucatán.


* La doctora Blanca Marina Vera Ku es investigadora Cátedra Conacyt adscrita al Banco de Germoplasma del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) especializada en la validación de la medicina tradicional maya y plantas medicinales de la región. Contacto: marina.vera@cicy.mx.

Crédito de las fotografías

Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY).


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Por Marina Vera Ku (Banco de Germoplasma CICY)


México está catalogado en el cuarto sitio a nivel mundial por ser un país megadiverso y como el lugar de origen de numerosas plantas cultivadas. Alrededor de cuatro mil especies de plantas con flores (aproximadamente 15 por ciento de la flora total) tienen atributos medicinales: es decir, una de cada siete especies, más o menos, ostenta alguna propiedad curativa. La variedad de plantas medicinales que posee México es inabarcable, cifrándose en más de tres mil especies; asimismo, se han identificado hasta cinco mil especies con aplicaciones curativas, las cuales son comúnmente utilizadas por más de sesenta grupos étnicos.

El uso de hierbas medicinales y aromáticas ha formado parte de nuestra historia y de nuestras costumbres. Las cualidades especiales de estas plantas como remedio para combatir todo tipo de enfermedades se remontan hasta tiempos prehispánicos; con la llegada de los españoles en 1521, el conocimiento medicinal de ambas culturas (la europea y la americana) se confronta y evoluciona al paso del tiempo, dando lugar a la actual medicina tradicional. Para las culturas prehispánicas y sus descendientes, tanto indígenas como mestizos, las plantas medicinales representan un remedio eficaz para curar diversos males, ya sean físicos, psicológicos o mágico-religiosos; incluso, se mencionan en libros como el Popol Vuh y el Chilam Balam.

Si bien las plantas medicinales se usan en todo el mundo, en ocasiones, los terrenos baldíos o de vegetación perturbada poseen especies medicinales que constituyen un recurso valioso que está siendo eliminado por la urbanización, impidiendo así su acceso para la población, además de traer como consecuencia la falta del recurso y favorecer el cambio climático.

Aunque no existen datos precisos para evaluar la extensión del uso global de plantas medicinales, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que más del 80 por ciento de la población del planeta utiliza rutinariamente la medicina tradicional para satisfacer sus necesidades de atención primaria de salud, en la medida que el conocimiento tradicional es el saber colectivo de los pueblos indígenas en cuanto a la relación con su hábitat y la naturaleza. El conocimiento tradicional se ha desarrollado por muchas generaciones; sin embargo, es considerado marginal o de poco valor en el mundo actual, dominado por la industria farmacéutica.

Por otra parte, tras el estudio de la etnobotánica, se puede ver que las comunidades indígenas poseen un profundo entendimiento de su medioambiente y de los numerosos usos que le pueden dar a las plantas; este saber ancestral es parte del patrimonio cultural que ha sido transmitido de generación en generación, de modo que muchas costumbres subsisten y son practicadas de manera cotidiana.

En el Banco de Germoplasma del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) se trabaja en pro de la conservación, la preservación y el uso sustentable de los recursos naturales relacionados con las plantas medicinales, con la visión de apoyar los esfuerzos por concientizar a la población y a las autoridades de la importancia de la validación de remedios herbolarios de la medicina tradicional maya, actualmente usados por los pobladores.

Fotografía 1. Equipo de validación de medicina tradicional del laboratorio de Farmacognosia del Banco de Germoplasma CICY. Estudiantes de Licenciatura Ruby Christina Balam Dzib, Sherly Rossely Moo Canté; la directora del grupo doctora B. Marina Vera Ku, y la estudiante de doctorado Zurisadai Escobar Chan.


La buena medicina tradicional se traduce en un apoyo a la comunidad, ya sea en el contexto de los proyectos locales educativos, la preservación del conocimiento y de la naturaleza, o bien como apoyo a las comunidades marginadas y, si fuera posible, como soporte al sistema de salud.

Fotografía 2. Médica tradicional y partera, doña Felipa Cetina Moo, y la estudiante de doctorado Zurisadai Escobar Chan.


La medicina tradicional es un apoyo no reconocido para el sistema de salud. Y digo no reconocido porque frecuentemente los médicos recomiendan que no se deben tomar yerbas, pues pueden resultar venenosas y causar daños graves a largo plazo; también abundan las clásicas historias de terror que alegan que un niño murió por tomarse un té de orégano. Sin embargo, dichas historias (al igual que otras tantas de curaciones milagrosas) carecen de sustento científico.

Después de más de treinta años de estudio de las plantas medicinales y habiendo reunido más de setecientos remedios de la medicina tradicional maya para toda clase de enfermedades en el Banco de Germoplasma CICY, distintos remedios preparados con especies de las colecciones de medicinales del Banco están siendo estudiados desde el punto de vista de sus propiedades medicinales in vitro: 34 contra enfermedades intestinales, cinco contra enfermedades respiratorias y 22 contra enfermedades cutáneas.

Sin embargo —y aunque hay trabajos que han validado científicamente las propiedades curativas de algunas plantas, como el del grupo TRAMIL, publicado en la Farmacopea Vegetal Caribeña—, en Yucatán aún falta mucho camino por recorrer para conseguir la infraestructura adecuada y los recursos financieros para lograr un verdadero aporte a la ciencia y realizar las pruebas necesarias que permitan establecer científicamente la efectividad y la toxicidad de los remedios tradicionales mayas que son muy usados por la población.


Fotografía 3. Banco de Germoplasma del Centro de Investigación Científica de Yucatán, en el Parque Científico Tecnológico de Yucatán.


* La doctora Blanca Marina Vera Ku es investigadora Cátedra Conacyt adscrita al Banco de Germoplasma del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) especializada en la validación de la medicina tradicional maya y plantas medicinales de la región. Contacto: marina.vera@cicy.mx.

Crédito de las fotografías

Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY).


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