/ martes 13 de abril de 2021

Velocidad y tiempo

La distancia al título de la Liga española se medirá durante las ocho últimas fechas, con una carrera de resistencia, en la que Real Madrid no sólo se ha vuelto todo un experto, sino también gran favorito, como siempre, gracias a su esfuerzo colectivo y a las fórmulas que Zinedine Zidane ha encontrado para superar cualquier obstáculo que se presente en forma de lesión.

El éxito es directamente proporcional a la suma de esfuerzo y resistencia. Como si se tratase de un físico, Zinedine Zidane ha vuelto a encontrar la fórmula que el Real Madrid necesitaba para superar la adversidad, incluso fuera del terreno de juego, y para demostrar la grandeza que lo ha caracterizado en toda su historia.

Han sido muchos los experimentos que ha tenido que realizar, algunos de ellos dieron resultados fallidos, pero sirvieron para dejar atrás las incertidumbres que se tenían y que aún se tienen en otra temporada marcada por la propagación de la pandemia del Covid-19.

Más allá de los contagios en la plantilla, que tampoco han sido pocos; la larga lista de lesiones, la mayoría de ellas debido a lo apretado del calendario, han condicionado el día a día del Real Madrid, que pese a todo pasó de estar fuera de la zona de acceso a la Champions League a recuperar el liderato de la Liga española, aunque sólo haya sido momentáneamente, ahora a sólo un punto de distancia del Atlético de Madrid, en lugar de los 10 que llegó a tener.

Son ese tipo de circunstancias a las que de pronto no se les encuentra explicación y mucho menos una solución, salvo que se trate del Real Madrid, un equipo acostumbrado a siempre estar bajo presión y que jamás baja las brazos, incluso cuando todo pareciera estar perdido.

En la historia de la Liga española nunca se había remontado una desventaja de 10 puntos, y el Real Madrid lo hizo a base de esfuerzo.

Atlético de Madrid dejó de hacer muchas de las cosas que lo tuvieron varias fechas como líder destacado, pero la Liga española es una carrera de resistencia y perseverancia, no de velocidad.

Nada puede desmerecer el hecho de que Real Madrid sumó 49 de los últimos 60 puntos que disputó, con 15 triunfos, cuatro empates y sólo una derrota.

Sobre todo porque en este lapso de tiempo tuvo que superar cada obstáculo que se le presentó, principalmente, en forma de lesiones.

En el que muy posiblemente será el momento más decisivo de la temporada, con bajas de titulares indiscutibles, como la de Sergio Ramos, capitán del equipo y líder de la defensiva, Zidane echó mano de lo que tenía a disposición, arriesgó todo en el clásico del sábado frente al Barcelona y lo ganó con marcador de 2-1.

El desgaste físico realizado días antes durante el triunfo ante el Liverpool, en la ida de los cuartos de final de la Champions League, obligó al francés a dar un giro casi inesperado, otro experimento que esta vez dio lugar al éxito y que terminó, de una vez por todas, con las dudas de si es o no un gran estratega, sobre todo en el medio campo, de donde parten sus nuevas ideas.

Había que hacer otro gran esfuerzo pese a que físicamente están al límite, como mencionó el propio Zidane al término del encuentro. Y aunque las piernas ya no respondían, valió la pena maniatar al Barcelona a base de velocidad, con el joven Vinícius Junior como encargado de guiar los contragolpes que tanto daño hicieron al rival.

Velocidad que se sumó a la precisión de Luka Modric y Toni Kroos para dejar en anécdota el hecho de que Barcelona tuvo casi el 70 por ciento de la posesión del balón.

Pero hacía falta un elemento más y ese no podía ser otro que Karim Benzema, quien llevaba nueve clásicos sin anotar y ahora encadena siete fechas consecutivas con al menos un gol.

A los 33 años de edad ya no se tiene la misma velocidad y resistencia, pero la clase nunca se pierde, y el francés lo demostró al anotar con remate de talón, dentro del área, para abrir el marcador.

También lo hizo Kroos, a sus 31 años de edad, con un tiro libre cobrado magistralmente para ampliar la ventaja y dejar al Barcelona contra las cuerdas.

El desgaste no tardó en aparecer. Entonces fue cuando se tuvo que sufrir, haciendo que el corazón tomara el control para resistir.

Y aunque el Barcelona acortó la distancia en el marcador, el Real Madrid, gracias a su esfuerzo colectivo, se llevó el clásico por tercera ocasión consecutiva, algo que no lograba desde hace 40 años.

Bien hizo Zidane, al término del partido, al frenar la euforia y advertir que el Real Madrid no ha ganado nada hasta ahora. Sin embargo, a falta de ocho fechas para que termine la temporada, son muchas cosas las que se han recuperado, comenzando por la motivación y fuerza mental, que mañana serán de vital importancia cuando visite al Liverpool para disputar el partido correspondiente a la vuelta de los cuartos de final, en el que deberá defender la ventaja de 3-1 que obtuvo la semana pasada.

El éxito depende, en gran parte, del esfuerzo y de la perseverancia.

¡Que te lo digo yo!

La distancia al título de la Liga española se medirá durante las ocho últimas fechas, con una carrera de resistencia, en la que Real Madrid no sólo se ha vuelto todo un experto, sino también gran favorito, como siempre, gracias a su esfuerzo colectivo y a las fórmulas que Zinedine Zidane ha encontrado para superar cualquier obstáculo que se presente en forma de lesión.

El éxito es directamente proporcional a la suma de esfuerzo y resistencia. Como si se tratase de un físico, Zinedine Zidane ha vuelto a encontrar la fórmula que el Real Madrid necesitaba para superar la adversidad, incluso fuera del terreno de juego, y para demostrar la grandeza que lo ha caracterizado en toda su historia.

Han sido muchos los experimentos que ha tenido que realizar, algunos de ellos dieron resultados fallidos, pero sirvieron para dejar atrás las incertidumbres que se tenían y que aún se tienen en otra temporada marcada por la propagación de la pandemia del Covid-19.

Más allá de los contagios en la plantilla, que tampoco han sido pocos; la larga lista de lesiones, la mayoría de ellas debido a lo apretado del calendario, han condicionado el día a día del Real Madrid, que pese a todo pasó de estar fuera de la zona de acceso a la Champions League a recuperar el liderato de la Liga española, aunque sólo haya sido momentáneamente, ahora a sólo un punto de distancia del Atlético de Madrid, en lugar de los 10 que llegó a tener.

Son ese tipo de circunstancias a las que de pronto no se les encuentra explicación y mucho menos una solución, salvo que se trate del Real Madrid, un equipo acostumbrado a siempre estar bajo presión y que jamás baja las brazos, incluso cuando todo pareciera estar perdido.

En la historia de la Liga española nunca se había remontado una desventaja de 10 puntos, y el Real Madrid lo hizo a base de esfuerzo.

Atlético de Madrid dejó de hacer muchas de las cosas que lo tuvieron varias fechas como líder destacado, pero la Liga española es una carrera de resistencia y perseverancia, no de velocidad.

Nada puede desmerecer el hecho de que Real Madrid sumó 49 de los últimos 60 puntos que disputó, con 15 triunfos, cuatro empates y sólo una derrota.

Sobre todo porque en este lapso de tiempo tuvo que superar cada obstáculo que se le presentó, principalmente, en forma de lesiones.

En el que muy posiblemente será el momento más decisivo de la temporada, con bajas de titulares indiscutibles, como la de Sergio Ramos, capitán del equipo y líder de la defensiva, Zidane echó mano de lo que tenía a disposición, arriesgó todo en el clásico del sábado frente al Barcelona y lo ganó con marcador de 2-1.

El desgaste físico realizado días antes durante el triunfo ante el Liverpool, en la ida de los cuartos de final de la Champions League, obligó al francés a dar un giro casi inesperado, otro experimento que esta vez dio lugar al éxito y que terminó, de una vez por todas, con las dudas de si es o no un gran estratega, sobre todo en el medio campo, de donde parten sus nuevas ideas.

Había que hacer otro gran esfuerzo pese a que físicamente están al límite, como mencionó el propio Zidane al término del encuentro. Y aunque las piernas ya no respondían, valió la pena maniatar al Barcelona a base de velocidad, con el joven Vinícius Junior como encargado de guiar los contragolpes que tanto daño hicieron al rival.

Velocidad que se sumó a la precisión de Luka Modric y Toni Kroos para dejar en anécdota el hecho de que Barcelona tuvo casi el 70 por ciento de la posesión del balón.

Pero hacía falta un elemento más y ese no podía ser otro que Karim Benzema, quien llevaba nueve clásicos sin anotar y ahora encadena siete fechas consecutivas con al menos un gol.

A los 33 años de edad ya no se tiene la misma velocidad y resistencia, pero la clase nunca se pierde, y el francés lo demostró al anotar con remate de talón, dentro del área, para abrir el marcador.

También lo hizo Kroos, a sus 31 años de edad, con un tiro libre cobrado magistralmente para ampliar la ventaja y dejar al Barcelona contra las cuerdas.

El desgaste no tardó en aparecer. Entonces fue cuando se tuvo que sufrir, haciendo que el corazón tomara el control para resistir.

Y aunque el Barcelona acortó la distancia en el marcador, el Real Madrid, gracias a su esfuerzo colectivo, se llevó el clásico por tercera ocasión consecutiva, algo que no lograba desde hace 40 años.

Bien hizo Zidane, al término del partido, al frenar la euforia y advertir que el Real Madrid no ha ganado nada hasta ahora. Sin embargo, a falta de ocho fechas para que termine la temporada, son muchas cosas las que se han recuperado, comenzando por la motivación y fuerza mental, que mañana serán de vital importancia cuando visite al Liverpool para disputar el partido correspondiente a la vuelta de los cuartos de final, en el que deberá defender la ventaja de 3-1 que obtuvo la semana pasada.

El éxito depende, en gran parte, del esfuerzo y de la perseverancia.

¡Que te lo digo yo!