¡Andrés Manueltenía razón! Estalló la violencia en Venezuela, se han polarizado las posiciones. Se agotó el escenario de un golpe de Estado rápido y contundente que quitara a Maduro del poder, por lo que únicamente quedan dos posibilidades: la primera es un proceso de negociación y cambio en el poder, la segunda es un conflicto de largo plazo de devastación, violencia y gran dolor para los venezolanos además de la inestabilidad en toda la región; pero al final, en ambos casos se requerirá de un diálogo y una mediación para la cual sólo quedó México como mediador confiable y aceptable para todas las partes.
El subsecretario de Relaciones Exteriores, Maximiliano Reyes, ha planteado con gran claridad la conveniencia de mantener un México neutro en un escenario de inutilidad, estupidez e insensatez, de tomar partido en un conflicto del que no somos parte.
Muchas fuerzas convergen hoy en Venezuela, están los países que han desconocido el régimen de Maduro, pero también, y no son menores, los que lo soportan, en particular Rusia; en este choque de fuerzas que se antoja a una especie de revisión de la Guerra Fría, lo más sensato y digno es que México mantenga la neutralidad.
Los principios constitucionales de no intervención no son una posición ingenua ni de fragilidad, es la experiencia de México de muchos años y lo que le ha resultado más funcional es reconocer Estados y no gobiernos. Evita tener visiones maniqueas como si fuera una cosa de buenos y malos, cuando en Venezuela están concurriendo intereses de toda naturaleza. ¿Alguien con integridad podría firmar que el monopolio de la civilidad y la razón está en alguno de estos bandos?
Desafortunadamente habrá barbarie por parte de los dos grupos. La Doctrina Estrada nos ahorra invisibilidades oficiosas que ponen en riesgo a los intereses nacionales.
Y ésa es la óptica que debe de prevalecer en el análisis de qué es lo que más le conviene a México en ese escenario y esto es sin duda hacer el actor de la pacificación y no el de la confrontación.
En un conflicto con la intensidad, tamaño y potencia como el que se está fraguando en Venezuela, lo más importante es mantener cauces para el diálogo y tener la posibilidad de una salida negociada y pacífica, en la historia nunca ha habido un buen mediador que tome partido, la apuesta de México a la neutralidad es la apuesta a resolver el problema, por eso Andrés Manuel López Obrador tiene razón.