/ viernes 3 de mayo de 2019

Venezuela

¡Andrés Manueltenía razón! Estalló la violencia en Venezuela, se han polarizado las posiciones. Se agotó el escenario de un golpe de Estado rápido y contundente que quitara a Maduro del poder, por lo que únicamente quedan dos posibilidades: la primera es un proceso de negociación y cambio en el poder, la segunda es un conflicto de largo plazo de devastación, violencia y gran dolor para los venezolanos además de la inestabilidad en toda la región; pero al final, en ambos casos se requerirá de un diálogo y una mediación para la cual sólo quedó México como mediador confiable y aceptable para todas las partes.

El subsecretario de Relaciones Exteriores, Maximiliano Reyes, ha planteado con gran claridad la conveniencia de mantener un México neutro en un escenario de inutilidad, estupidez e insensatez, de tomar partido en un conflicto del que no somos parte.

Muchas fuerzas convergen hoy en Venezuela, están los países que han desconocido el régimen de Maduro, pero también, y no son menores, los que lo soportan, en particular Rusia; en este choque de fuerzas que se antoja a una especie de revisión de la Guerra Fría, lo más sensato y digno es que México mantenga la neutralidad.

Los principios constitucionales de no intervención no son una posición ingenua ni de fragilidad, es la experiencia de México de muchos años y lo que le ha resultado más funcional es reconocer Estados y no gobiernos. Evita tener visiones maniqueas como si fuera una cosa de buenos y malos, cuando en Venezuela están concurriendo intereses de toda naturaleza. ¿Alguien con integridad podría firmar que el monopolio de la civilidad y la razón está en alguno de estos bandos?

Desafortunadamente habrá barbarie por parte de los dos grupos. La Doctrina Estrada nos ahorra invisibilidades oficiosas que ponen en riesgo a los intereses nacionales.

Y ésa es la óptica que debe de prevalecer en el análisis de qué es lo que más le conviene a México en ese escenario y esto es sin duda hacer el actor de la pacificación y no el de la confrontación.

En un conflicto con la intensidad, tamaño y potencia como el que se está fraguando en Venezuela, lo más importante es mantener cauces para el diálogo y tener la posibilidad de una salida negociada y pacífica, en la historia nunca ha habido un buen mediador que tome partido, la apuesta de México a la neutralidad es la apuesta a resolver el problema, por eso Andrés Manuel López Obrador tiene razón.

¡Andrés Manueltenía razón! Estalló la violencia en Venezuela, se han polarizado las posiciones. Se agotó el escenario de un golpe de Estado rápido y contundente que quitara a Maduro del poder, por lo que únicamente quedan dos posibilidades: la primera es un proceso de negociación y cambio en el poder, la segunda es un conflicto de largo plazo de devastación, violencia y gran dolor para los venezolanos además de la inestabilidad en toda la región; pero al final, en ambos casos se requerirá de un diálogo y una mediación para la cual sólo quedó México como mediador confiable y aceptable para todas las partes.

El subsecretario de Relaciones Exteriores, Maximiliano Reyes, ha planteado con gran claridad la conveniencia de mantener un México neutro en un escenario de inutilidad, estupidez e insensatez, de tomar partido en un conflicto del que no somos parte.

Muchas fuerzas convergen hoy en Venezuela, están los países que han desconocido el régimen de Maduro, pero también, y no son menores, los que lo soportan, en particular Rusia; en este choque de fuerzas que se antoja a una especie de revisión de la Guerra Fría, lo más sensato y digno es que México mantenga la neutralidad.

Los principios constitucionales de no intervención no son una posición ingenua ni de fragilidad, es la experiencia de México de muchos años y lo que le ha resultado más funcional es reconocer Estados y no gobiernos. Evita tener visiones maniqueas como si fuera una cosa de buenos y malos, cuando en Venezuela están concurriendo intereses de toda naturaleza. ¿Alguien con integridad podría firmar que el monopolio de la civilidad y la razón está en alguno de estos bandos?

Desafortunadamente habrá barbarie por parte de los dos grupos. La Doctrina Estrada nos ahorra invisibilidades oficiosas que ponen en riesgo a los intereses nacionales.

Y ésa es la óptica que debe de prevalecer en el análisis de qué es lo que más le conviene a México en ese escenario y esto es sin duda hacer el actor de la pacificación y no el de la confrontación.

En un conflicto con la intensidad, tamaño y potencia como el que se está fraguando en Venezuela, lo más importante es mantener cauces para el diálogo y tener la posibilidad de una salida negociada y pacífica, en la historia nunca ha habido un buen mediador que tome partido, la apuesta de México a la neutralidad es la apuesta a resolver el problema, por eso Andrés Manuel López Obrador tiene razón.