/ martes 10 de mayo de 2022

Víctimas silenciosas de la violencia vicaria

Quiero compartir con ustedes una reflexión que desde hace algunas semanas ha ocupado parte de mi trabajo como legisladora, y que el día de mañana se presenta ante el Congreso para proteger a una víctima indirecta de la Violencia Vicaria; las y los niños.

Habrán escuchado desde hace algunos años que en el escenario internacional, comenzó la discusión de un tema llamado “Violencia Vicaria”; pues revisando el origen del término, está específicamente señalado para agrupar y definir una serie de conductas que se realizan en el contexto de una vida en común, en un ambiente familiar, y como consecuencia se destruyen y desintegran los vínculos y relaciones entre los integrantes de la familia; esto es, se atenta contra la célula básica de toda sociedad, pues se utiliza a niñas, niños y adolescentes; a personas adultas mayores o seres sintientes, para causar daño.

Característico de esta violencia son varias conductas que reflejan falta de respeto por la dignidad de las personas, destruyen el entorno familiar y social, y muchas veces se presentan en el proceso de separación o divorcio.

He escuchado personalmente testimonios de víctimas que padecen o han padecido esta violencia, y los patrones de comportamiento son repetitivos y más comunes de lo que pensamos.

A pesar de no tener una cifra oficial, por no estar reconocida como violencia; por separado esta serie de conductas atentan contra la familia, y debemos priorizar a las y los niños.

Los esfuerzos se han centrado en visibilizar esta conducta que incluye otras prácticas; y por eso es considerada la pero expresión de violencia, pues siempre se genera daño. Por poner un ejemplo, veamos la desesperación y la impotencia de una madre por no estar cerca de sus hijos, y puede llegar a niveles inimaginables; lo que efectivamente afecta psicológica y emocionalmente, pues pasan días, semanas o meses, sin tener noticia de ellos.

Pensar que las y los niños pueden sufrir lesiones, acoso, su vida esté en riesgo, su integridad física o incluso ser víctimas de temas sexuales, somete a estrés a cualquier persona, más si es la madre.

¿Qué ha pasado con los esfuerzos por defender a la niñez? Si revisamos las propuestas o incluso las que ya son ley vigente, han procurado acertadamente la defensa y protección de la mujer como víctima; sin embargo no se ha priorizado el interés superior de la niñez ante los actos de violencia, pues ellos también sufren daño psicológico y sus hábitos de vida se ven alterados.

Hoy son ellos quienes más pierden en esta violencia, pues sin querer y sin imaginarse, se encuentran ahora en medio de un campo de batalla y son víctimas de fuego cruzado, donde los padres están pugnando física y legalmente por quedarse con ellos como si fueran un objeto o premio, no dando ni respetando su dignidad como persona, pues no importa quien gane, ellos pierden uno de sus progenitores.

Mi propuesta es priorizar todo momento el interés de la niñez, pues están en edad en la que cualquier hecho deja huella en su personalidad; por eso, la obligación de las autoridades de respetar los derechos de la infancia y garantizar la protección a su vida, salud, integridad y seguridad.

No demérito ningún esfuerzo para reconocer y visibilizar este tipo de violencia; por el contrario, celebró lo que compartía con ustedes hace unas semanas: hoy, sin importar el color, diversas legisladoras de todos los grupos parlamentarios nos hemos unido para presentar esta propuesta de manera conjunta y demostrar que la bancada mayoritaria en este Congreso es de las mujeres.

Sin embargo, nos falta atender a las y los niños que hoy son víctimas de una batalla entre sus padres, a pesar que ellos sean futuro de nuestra sociedad.

Quiero compartir con ustedes una reflexión que desde hace algunas semanas ha ocupado parte de mi trabajo como legisladora, y que el día de mañana se presenta ante el Congreso para proteger a una víctima indirecta de la Violencia Vicaria; las y los niños.

Habrán escuchado desde hace algunos años que en el escenario internacional, comenzó la discusión de un tema llamado “Violencia Vicaria”; pues revisando el origen del término, está específicamente señalado para agrupar y definir una serie de conductas que se realizan en el contexto de una vida en común, en un ambiente familiar, y como consecuencia se destruyen y desintegran los vínculos y relaciones entre los integrantes de la familia; esto es, se atenta contra la célula básica de toda sociedad, pues se utiliza a niñas, niños y adolescentes; a personas adultas mayores o seres sintientes, para causar daño.

Característico de esta violencia son varias conductas que reflejan falta de respeto por la dignidad de las personas, destruyen el entorno familiar y social, y muchas veces se presentan en el proceso de separación o divorcio.

He escuchado personalmente testimonios de víctimas que padecen o han padecido esta violencia, y los patrones de comportamiento son repetitivos y más comunes de lo que pensamos.

A pesar de no tener una cifra oficial, por no estar reconocida como violencia; por separado esta serie de conductas atentan contra la familia, y debemos priorizar a las y los niños.

Los esfuerzos se han centrado en visibilizar esta conducta que incluye otras prácticas; y por eso es considerada la pero expresión de violencia, pues siempre se genera daño. Por poner un ejemplo, veamos la desesperación y la impotencia de una madre por no estar cerca de sus hijos, y puede llegar a niveles inimaginables; lo que efectivamente afecta psicológica y emocionalmente, pues pasan días, semanas o meses, sin tener noticia de ellos.

Pensar que las y los niños pueden sufrir lesiones, acoso, su vida esté en riesgo, su integridad física o incluso ser víctimas de temas sexuales, somete a estrés a cualquier persona, más si es la madre.

¿Qué ha pasado con los esfuerzos por defender a la niñez? Si revisamos las propuestas o incluso las que ya son ley vigente, han procurado acertadamente la defensa y protección de la mujer como víctima; sin embargo no se ha priorizado el interés superior de la niñez ante los actos de violencia, pues ellos también sufren daño psicológico y sus hábitos de vida se ven alterados.

Hoy son ellos quienes más pierden en esta violencia, pues sin querer y sin imaginarse, se encuentran ahora en medio de un campo de batalla y son víctimas de fuego cruzado, donde los padres están pugnando física y legalmente por quedarse con ellos como si fueran un objeto o premio, no dando ni respetando su dignidad como persona, pues no importa quien gane, ellos pierden uno de sus progenitores.

Mi propuesta es priorizar todo momento el interés de la niñez, pues están en edad en la que cualquier hecho deja huella en su personalidad; por eso, la obligación de las autoridades de respetar los derechos de la infancia y garantizar la protección a su vida, salud, integridad y seguridad.

No demérito ningún esfuerzo para reconocer y visibilizar este tipo de violencia; por el contrario, celebró lo que compartía con ustedes hace unas semanas: hoy, sin importar el color, diversas legisladoras de todos los grupos parlamentarios nos hemos unido para presentar esta propuesta de manera conjunta y demostrar que la bancada mayoritaria en este Congreso es de las mujeres.

Sin embargo, nos falta atender a las y los niños que hoy son víctimas de una batalla entre sus padres, a pesar que ellos sean futuro de nuestra sociedad.