/ domingo 6 de junio de 2021

Visita de Kamala Harris

30 horas después de que las y los ciudadanos mexicanos hayamos definido pacifica y masivamente la titularidad de casi 20 mil 500 cargos de elección popular y que hayamos dado un paso contundente en favor de la democracia, de las libertades y de los derechos humanos, el territorio mexicano recibirá la visita de una política que ha abierto nuevos caminos para la plena participación de las mujeres en su país: Kamala Harris, primera vicepresidenta en la historia de Estados Unidos, quien se entrevistará con el presidente mexicano.

Si bien la relación bilateral cuenta en estos momentos con numerosos temas y pendientes, la vicepresidenta Harris atiende la misión que le fue asignada en marzo pasado directamente por el presidente Joe Biden: gestionar la crisis migratoria originada en su frontera sur por el flujo migratorio proveniente del triángulo centroamericano (Guatemala, Honduras y El Salvador), así como del sur de México.

Desde entonces, la vicepresidenta se ha convertido en la mayor gestora de inversión y de proyectos productivos para la zona, comprometiendo para ello la participación del sector privado, organizaciones no gubernamentales y los propios gobiernos nacionales. Se trata, evidentemente, de una visión integral del fenómeno migratorio y es justamente el que buscará impulsar con el presidente mexicano.

La frase con la que la vicepresidenta Harris comenzó la videollamada que apenas el pasado 7 de mayo sostuvo con el presidente mexicano fue: “…tenemos que hacer el trabajo que se requiere para lograr una alianza productiva…”, y viene a concretarlo.

Ello evidentemente cierra el paso a cualquier ocurrencia, anécdota, pretexto mediático o argucia que desde el lado mexicano se pretenda utilizar para no comprometerse claramente en una agenda de trabajo y creer que sembrar árboles frutales constituye una verdadera opción de empleo y de presente para millones de personas.

México tiene poco qué presumir en materia migratoria, pues la evidente mala gestión de la economía, de la pandemia y de la seguridad ha reactivado la migración interna hacia Estados Unidos, de connacionales que buscan oportunidades de empleo y supervivencia porque en sus lugares de origen dejó de recibirse apoyo gubernamental en materia de programas sociales, empleo y en la lucha contra la violencia, la corrupción y la impunidad.

El que tendrá lugar en Palacio Nacional el próximo martes, a las 10 de la mañana, no será un encuentro anecdótico, sino de revisión de resultados y de prospectivas realistas, por lo que es de esperarse que el gobierno mexicano se dé cuenta de lo que ha dejado de hacer y el innegable fracaso de programas como “Sembrando Vidas”.

Si México quiere ser un aliado en la política migratoria que ha impulsado el gobierno de Joe Biden, entonces tiene que hacer un trabajo eficaz y contundente en su propio territorio no solo utilizando a la Guardia Nacional como muro migratorio, sino sobre todo brindando a su población oportunidades verdaderas de desarrollo y progreso y volviendo a ser un lugar seguro y confiable de inversiones.

La agenda urgente de México es la del desarrollo y justicia social. Esperamos que la visita de la vicepresidenta Kamala Harris sea un buen momento para recordarlo y llevarla a la práctica.

30 horas después de que las y los ciudadanos mexicanos hayamos definido pacifica y masivamente la titularidad de casi 20 mil 500 cargos de elección popular y que hayamos dado un paso contundente en favor de la democracia, de las libertades y de los derechos humanos, el territorio mexicano recibirá la visita de una política que ha abierto nuevos caminos para la plena participación de las mujeres en su país: Kamala Harris, primera vicepresidenta en la historia de Estados Unidos, quien se entrevistará con el presidente mexicano.

Si bien la relación bilateral cuenta en estos momentos con numerosos temas y pendientes, la vicepresidenta Harris atiende la misión que le fue asignada en marzo pasado directamente por el presidente Joe Biden: gestionar la crisis migratoria originada en su frontera sur por el flujo migratorio proveniente del triángulo centroamericano (Guatemala, Honduras y El Salvador), así como del sur de México.

Desde entonces, la vicepresidenta se ha convertido en la mayor gestora de inversión y de proyectos productivos para la zona, comprometiendo para ello la participación del sector privado, organizaciones no gubernamentales y los propios gobiernos nacionales. Se trata, evidentemente, de una visión integral del fenómeno migratorio y es justamente el que buscará impulsar con el presidente mexicano.

La frase con la que la vicepresidenta Harris comenzó la videollamada que apenas el pasado 7 de mayo sostuvo con el presidente mexicano fue: “…tenemos que hacer el trabajo que se requiere para lograr una alianza productiva…”, y viene a concretarlo.

Ello evidentemente cierra el paso a cualquier ocurrencia, anécdota, pretexto mediático o argucia que desde el lado mexicano se pretenda utilizar para no comprometerse claramente en una agenda de trabajo y creer que sembrar árboles frutales constituye una verdadera opción de empleo y de presente para millones de personas.

México tiene poco qué presumir en materia migratoria, pues la evidente mala gestión de la economía, de la pandemia y de la seguridad ha reactivado la migración interna hacia Estados Unidos, de connacionales que buscan oportunidades de empleo y supervivencia porque en sus lugares de origen dejó de recibirse apoyo gubernamental en materia de programas sociales, empleo y en la lucha contra la violencia, la corrupción y la impunidad.

El que tendrá lugar en Palacio Nacional el próximo martes, a las 10 de la mañana, no será un encuentro anecdótico, sino de revisión de resultados y de prospectivas realistas, por lo que es de esperarse que el gobierno mexicano se dé cuenta de lo que ha dejado de hacer y el innegable fracaso de programas como “Sembrando Vidas”.

Si México quiere ser un aliado en la política migratoria que ha impulsado el gobierno de Joe Biden, entonces tiene que hacer un trabajo eficaz y contundente en su propio territorio no solo utilizando a la Guardia Nacional como muro migratorio, sino sobre todo brindando a su población oportunidades verdaderas de desarrollo y progreso y volviendo a ser un lugar seguro y confiable de inversiones.

La agenda urgente de México es la del desarrollo y justicia social. Esperamos que la visita de la vicepresidenta Kamala Harris sea un buen momento para recordarlo y llevarla a la práctica.

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