Al margen de la reforma al Poder Judicial o la transición de gobierno, las y los capitalinos tenemos, desde hace un par de meses, a la vivienda, la propiedad y la renta de inmuebles como temas importantes en el debate público.
Curiosamente el propio gobierno a través de iniciativas, decretos publicados, o con propuestas para crear la Secretaría de Vivienda, genera polémica y mantiene vigente el tema.
Así, el gobierno intenta exponer la situación de vivienda, como si se tratara de un problema reciente en la capital, al que dan atención, pero no es así. Hoy, con arreglos cosméticos a la ley o intenciones a medias en políticas públicas de vivienda, pretenden atender el déficit que en más de dos décadas de gobierno, no han podido resolver.
Mientras preparan el camino para incursionar en el mercado inmobiliario de rentas, como “solución” al problema de vivienda, la historia permite ver la realidad:
Se ha normalizado en la ciudad, el uso político de la vivienda, pues los movimientos sociales que surgieron en demanda de la misma, desde hace casi 30 años se consolidaron como la base social y territorial que garantizó a la izquierda el triunfo electoral en 1997.
La sobre explotación de infraestructura y servicios públicos en el centro y poniente de la capital, contrasta con la falta de inversión y autorización de desarrollos al oriente, lo que ocasiona altos costos de vivienda.
5 administraciones del gobierno capitalino, desde Cuauhtémoc Cárdenas hasta la que actualmente concluye Martí Batres, han visto y conocen de primera mano este problema en la capital.
De esas administraciones, son 4 sexenios efectivos -3 como Distrito Federal, y 1 como CDMX- donde la falta de planeación y la improvisación son la constante en materia de desarrollo urbano y ordenamiento territorial.
El primero de ellos a cargo de Andrés Manuel López Obrador, concentró el desarrollo de la ciudad en 4 de las 16 alcaldías, impidiendo prácticamente cualquier construcción fuera del centro de la capital.
Hoy, por más que se intente justificar la medida, lo cierto es que se generó un rezago en la inversión y el aumento de asentamientos humanos en áreas naturales, situación que se agrava con el abuso de la norma 26 en los dos sexenios siguientes.
Mientras en campaña señaló que el “Boom Inmobiliario” era consecuencia de las facilidades otorgadas por el Gobierno a los desarrolladores, y satanizó figuras como los Sistemas de Actuación Privado, Transferencia de Potencial, o los Sistemas de Actuación por Cooperación (conocidos como SAC´s), Claudia Sheinbaum terminó emitiendo Acuerdos de Facilidades Administrativas que poco convencieron.
Por eso, parece que las y los capitalinos, tendremos aún por mucho tiempo a la vivienda en el debate, ahora ya no por anhelar su propiedad, sino al menos poderla rentar.