/ domingo 24 de diciembre de 2017

Votemos a conciencia

En estos días tres precandidatos a la Presidencia de la República recorren el país para encontrarse con militantes de los partidos que los postulan: José Antonio Meade de la coalición “Meade Ciudadano por México”, PRI, Verde, Panal; Andrés Manuel López Obrador de la coalición “Juntos haremos historia”, Morena, PT, PES; y Ricardo Anaya de la coalición “México al Frente”, PAN, PRD y MC.

Y los ciudadanos mexicanos, militantes o no de cualquiera de estos partidos políticos postulantes, debemos estar atentos a lo que proponen a sus militantes y simpatizantes pues seguramente, como suele ocurrir, empezarán a esbozar lo que serán finalmente sus propuestas de campaña.

De hecho, aunque dirigido a los militantes de estos partidos, ya hay en circulación miles de spots de radio y televisión que nos empiezan a dar una idea de quiénes son esos candidatos (faltan los independientes que logren su registro para estar en la boleta electoral), cómo piensan, cómo se comportante, de dónde provienen, cuál es su preparación académica, qué tanta experiencia tienen en la administración pública o cuáles son sus preferencias y gustos.

No olvidemos, y tenemos la oportunidad de checar nuestra historia reciente, que la forma de ser de cualquier candidato, al ganar la Presidencia o cualquier otro cargo de elección popular, seguramente se reflejará en sus acciones y actos de gobierno.

Digamos que cada quien imprime a su gobierno sus particularidades y forma de ser. Y también de ello hay que estar pendientes. Sobran en esa historia reciente ejemplos de presidentes que hicieron de su gobierno una frivolidad o que actuaron irresponsablemente en diversos aspectos de la vida pública, principalmente en lo económico.

Si desde ahora nos fijamos muy bien esos candidatos, si revisamos su historia mínima, entonces tendremos mayores elementos de juicio para decidir a la hora de entrar a la urna y depositar nuestro voto. Como nunca en la historia reciente de México estará en juego nuestro futuro, el de nuestras familias, de hijos y nietos principalmente. De ese tamaño será nuestra responsabilidad al elegir y depositar nuestro voto.

Escuchemos a los precandidatos (que seguro serán los candidatos de las coaliciones formadas) y empecemos a analizar pues también, en el contexto de nuestras propias entidades federativas, tendremos la obligación moral de elegir bien a los que serán nuestros presidentes municipales, nuestros diputados locales y federales, también senadores e incluso (en algunos estados) los nuevos gobernadores.

Tomemos en cuenta que la lucha político electoral es y será muy intensa. Que como ciudadanos escucharemos (principalmente a través de redes sociales que permiten prácticamente de todo) o leeremos halagos y también descalificaciones. Que nos dirán cosas buenas y malas de unos y otros, que confrontarán personalidades y encontraremos mucha información probablemente falsa sobre posicionamientos electorales o preferencias de los ciudadanos. En todo caso, escuchemos y leamos con cuidado y tomemos nuestras propias decisiones.

De ahí lo importante de lo que desde estas líneas estamos recomendando: informarnos, analizar, decidir a conciencia qué es lo que más nos convienes como ciudadanos, como familias, como mexicanos. A veces más vale caminar por un camino con la certeza de que ya conocemos (con todo y los baches y tropiezos que podamos encontrar), que empezar otro con la incertidumbre de no saber hacia dónde nos llevará.

En estos días tres precandidatos a la Presidencia de la República recorren el país para encontrarse con militantes de los partidos que los postulan: José Antonio Meade de la coalición “Meade Ciudadano por México”, PRI, Verde, Panal; Andrés Manuel López Obrador de la coalición “Juntos haremos historia”, Morena, PT, PES; y Ricardo Anaya de la coalición “México al Frente”, PAN, PRD y MC.

Y los ciudadanos mexicanos, militantes o no de cualquiera de estos partidos políticos postulantes, debemos estar atentos a lo que proponen a sus militantes y simpatizantes pues seguramente, como suele ocurrir, empezarán a esbozar lo que serán finalmente sus propuestas de campaña.

De hecho, aunque dirigido a los militantes de estos partidos, ya hay en circulación miles de spots de radio y televisión que nos empiezan a dar una idea de quiénes son esos candidatos (faltan los independientes que logren su registro para estar en la boleta electoral), cómo piensan, cómo se comportante, de dónde provienen, cuál es su preparación académica, qué tanta experiencia tienen en la administración pública o cuáles son sus preferencias y gustos.

No olvidemos, y tenemos la oportunidad de checar nuestra historia reciente, que la forma de ser de cualquier candidato, al ganar la Presidencia o cualquier otro cargo de elección popular, seguramente se reflejará en sus acciones y actos de gobierno.

Digamos que cada quien imprime a su gobierno sus particularidades y forma de ser. Y también de ello hay que estar pendientes. Sobran en esa historia reciente ejemplos de presidentes que hicieron de su gobierno una frivolidad o que actuaron irresponsablemente en diversos aspectos de la vida pública, principalmente en lo económico.

Si desde ahora nos fijamos muy bien esos candidatos, si revisamos su historia mínima, entonces tendremos mayores elementos de juicio para decidir a la hora de entrar a la urna y depositar nuestro voto. Como nunca en la historia reciente de México estará en juego nuestro futuro, el de nuestras familias, de hijos y nietos principalmente. De ese tamaño será nuestra responsabilidad al elegir y depositar nuestro voto.

Escuchemos a los precandidatos (que seguro serán los candidatos de las coaliciones formadas) y empecemos a analizar pues también, en el contexto de nuestras propias entidades federativas, tendremos la obligación moral de elegir bien a los que serán nuestros presidentes municipales, nuestros diputados locales y federales, también senadores e incluso (en algunos estados) los nuevos gobernadores.

Tomemos en cuenta que la lucha político electoral es y será muy intensa. Que como ciudadanos escucharemos (principalmente a través de redes sociales que permiten prácticamente de todo) o leeremos halagos y también descalificaciones. Que nos dirán cosas buenas y malas de unos y otros, que confrontarán personalidades y encontraremos mucha información probablemente falsa sobre posicionamientos electorales o preferencias de los ciudadanos. En todo caso, escuchemos y leamos con cuidado y tomemos nuestras propias decisiones.

De ahí lo importante de lo que desde estas líneas estamos recomendando: informarnos, analizar, decidir a conciencia qué es lo que más nos convienes como ciudadanos, como familias, como mexicanos. A veces más vale caminar por un camino con la certeza de que ya conocemos (con todo y los baches y tropiezos que podamos encontrar), que empezar otro con la incertidumbre de no saber hacia dónde nos llevará.