/ martes 22 de mayo de 2018

Voto avergonzante

Existe la teoría de que hay personas que niegan comunicar por quién votarán en las elecciones, incluso llegan a negarlo públicamente y no le dicen ni a su propia pareja o familia. A esto se le llama el “el voto vergonzante”. Es un fenómeno que tiene sus antecedentes en Argentina, en la elección de Mauricio Macri en 2007. ¿Por qué en nuestro país los prejuicios aún dominan la mente de muchos mexicanos que ocultan sus gustos frente a los encuestadores?, ¿desconfianza?, ¿rebeldía?, pero mejor vamos por partes:

Futuro internacional. Si AMLO es el próximo presidente, tendremos un escenario de dos mandatarios México—Estados Unidos con una agenda nacionalista. AMLO piensa que la reactivación de la economía es la única salida para el progreso y el discurso xenófobo de Donald Trump. Después del debate del domingo en Tijuana se observó que a López Obrador el tema de política exterior no les gusta o de plano no entiende nada. Si se consuma su victoria tendremos escenas con mucho show y poca política internacional.

Moderadores. De los 120 minutos de tiempo del debate, Yuriria Sierra y León Krauze usaron más de 25 minutos. Tuvieron un papel protagonista y el formato del primer ejercicio dejo la vara bastante alta en materia de entretenimiento; tal vez por la lucidez de Azucena Uresti y compañía; y las barbaridades de El Bronco. Los ataques de Ricardo Anaya, principalmente, mostraron a un López Obrador vulnerable, pero para sus oponentes, la disputa por el segundo lugar es su peor enemigo, ya que los errores de AMLO no se han capitalizado porque no hay un claro contendiente.

Encuestas. De los más de 87 millones de electores mexicanos, se estima una participación no mayor al 55%, tres de cada 10 mexicanos no han decidido por quién votarán y cuatro de cada 10 no contesta las encuestas; a este dato también se conoce como tasa de rechazo. Los escenarios o interpretaciones son dos: un carro completo abrumador o una elección cerrada.

Debate. Algunas conclusiones: los candidatos mostraron una política reactiva en materia de relaciones exteriores. Observamos a un representante de una izquierda pragmática —lo de izquierda está en duda, pero pensémoslo así—, no hay referentes sólidos de cómo relacionarnos con el mundo. Ningún candidato habló de cómo solucionar la deteriorada imagen de México en el mundo. Algunos temas que no se mencionaron fueron: el futuro de la Alianza del Pacífico, Iniciativa Mérida, relación con China y el cambio climático, entre otros.

En elecciones y debates cada movimiento puede representar un error o una victoria. La imagen, el diálogo, las propuestas, son parte de una narrativa que todavía los candidatos no logran comprender. Aunque el efecto de los debates puede incidir poco en el voto, sí puede cambiar la percepción que se tiene de cada uno de ellos. El principal error que la mayoría de los aspirantes ha cometido es no saber conectar con la gente, ser muy esquemáticos y no recordar que al final, en la televisión, se trata de contar una historia con imágenes y diálogos. El ser humano tiene una memoria visual y en nuestro país los principales errores que se han registrado es cuando las personas no tenemos una escena para recordar, como pasó en 2006 con la ausencia de AMLO. Al final, el voto vergonzante y los debates se relacionan en que los protagonistas no se dirigen ante una cámara o una persona que los modera, se dirigen a millones de personas, mujeres y hombres que les darán su voto y también les pueden mentir.

Académico de la FCPyS—UNAM, IPN, UIA y consultor político

@gersonmecalco

Existe la teoría de que hay personas que niegan comunicar por quién votarán en las elecciones, incluso llegan a negarlo públicamente y no le dicen ni a su propia pareja o familia. A esto se le llama el “el voto vergonzante”. Es un fenómeno que tiene sus antecedentes en Argentina, en la elección de Mauricio Macri en 2007. ¿Por qué en nuestro país los prejuicios aún dominan la mente de muchos mexicanos que ocultan sus gustos frente a los encuestadores?, ¿desconfianza?, ¿rebeldía?, pero mejor vamos por partes:

Futuro internacional. Si AMLO es el próximo presidente, tendremos un escenario de dos mandatarios México—Estados Unidos con una agenda nacionalista. AMLO piensa que la reactivación de la economía es la única salida para el progreso y el discurso xenófobo de Donald Trump. Después del debate del domingo en Tijuana se observó que a López Obrador el tema de política exterior no les gusta o de plano no entiende nada. Si se consuma su victoria tendremos escenas con mucho show y poca política internacional.

Moderadores. De los 120 minutos de tiempo del debate, Yuriria Sierra y León Krauze usaron más de 25 minutos. Tuvieron un papel protagonista y el formato del primer ejercicio dejo la vara bastante alta en materia de entretenimiento; tal vez por la lucidez de Azucena Uresti y compañía; y las barbaridades de El Bronco. Los ataques de Ricardo Anaya, principalmente, mostraron a un López Obrador vulnerable, pero para sus oponentes, la disputa por el segundo lugar es su peor enemigo, ya que los errores de AMLO no se han capitalizado porque no hay un claro contendiente.

Encuestas. De los más de 87 millones de electores mexicanos, se estima una participación no mayor al 55%, tres de cada 10 mexicanos no han decidido por quién votarán y cuatro de cada 10 no contesta las encuestas; a este dato también se conoce como tasa de rechazo. Los escenarios o interpretaciones son dos: un carro completo abrumador o una elección cerrada.

Debate. Algunas conclusiones: los candidatos mostraron una política reactiva en materia de relaciones exteriores. Observamos a un representante de una izquierda pragmática —lo de izquierda está en duda, pero pensémoslo así—, no hay referentes sólidos de cómo relacionarnos con el mundo. Ningún candidato habló de cómo solucionar la deteriorada imagen de México en el mundo. Algunos temas que no se mencionaron fueron: el futuro de la Alianza del Pacífico, Iniciativa Mérida, relación con China y el cambio climático, entre otros.

En elecciones y debates cada movimiento puede representar un error o una victoria. La imagen, el diálogo, las propuestas, son parte de una narrativa que todavía los candidatos no logran comprender. Aunque el efecto de los debates puede incidir poco en el voto, sí puede cambiar la percepción que se tiene de cada uno de ellos. El principal error que la mayoría de los aspirantes ha cometido es no saber conectar con la gente, ser muy esquemáticos y no recordar que al final, en la televisión, se trata de contar una historia con imágenes y diálogos. El ser humano tiene una memoria visual y en nuestro país los principales errores que se han registrado es cuando las personas no tenemos una escena para recordar, como pasó en 2006 con la ausencia de AMLO. Al final, el voto vergonzante y los debates se relacionan en que los protagonistas no se dirigen ante una cámara o una persona que los modera, se dirigen a millones de personas, mujeres y hombres que les darán su voto y también les pueden mentir.

Académico de la FCPyS—UNAM, IPN, UIA y consultor político

@gersonmecalco