/ jueves 10 de mayo de 2018

Voto en hospitales: más inclusión, más democracia

Desde 1990, el INE, antes IFE, ha tenido dentro de sus fines asegurar a toda la ciudadanía mexicana el ejercicio de sus derechos político-electorales, llevar a cabo la promoción del voto y coadyuvar en la difusión de la cultura democrática. Más aún, esta autoridad, gracias a un robusto anclaje constitucional, normativo, jurisprudencial y de pactos internacionales, está obligada a prever mecanismos que promuevan y salvaguarden el derecho de la ciudadanía a votar y ser votada estableciendo, incluso si es necesario, acciones afirmativas para generar la condiciones que permitan la emisión del sufragio en todo el territorio nacional.

Al paso de los años, se han ejecutado diversas acciones tendientes a hacer efectivo el ejercicio de estos derechos, con el fin de beneficiar a las y los ciudadanos que así lo han requerido. Hablamos, por ejemplo, de la aprobación de casillas extraordinarias o de casillas especiales con el objeto de atender, con las primeras, a residentes de un sección electoral cuando las condiciones geográficas, de infraestructura o socioculturales hace difícil que todas y todos los electores puedan llegar a un mismo sitio, y con las segundas, para facilitar el voto de las y los electores que se encuentran transitoriamente fuera de la sección donde les tocaría votar; por otra parte, también se ha procurado que las casillas estén acondicionadas para el fácil y libre acceso de personas con discapacidad o adulta mayor; se han generado materiales electorales que permitan el ejercicio del voto a personas con alguna discapacidad; se ha hecho posible el voto de las y los mexicanos en el extranjero; se han puesto en práctica acciones afirmativas como la llamada cuota indígena para los registros de candidaturas, y hasta hemos emitido protocolos fructíferos para incluir a las personas con discapacidad como funcionarias y funcionarios de mesa directiva de casilla, y otro más para garantizar a las personas trans (transgénero, travestis, transexuales) el ejercicio del voto en igualdad de condiciones y sin discriminación.

A pesar de estas valiosas acciones, nunca se ha puesto a prueba algún mecanismo para acercar el voto a las personas hospitalizadas, inmovilizadas o que se encuentran por algún motivo en cama, así como para sus familiares o personas a su cuidado, o para el personal que labora en dichas instalaciones, como sí sucede en otros países. En Costa Rica existen facilidades para votar en asilos, penitenciarías y hospitales psiquiátricos, o como en Canadá, donde las personas que se encuentran en hospitales ejercen su voto a través de casillas móviles, haciendo posible que se puedan transportar las urnas de cuarto a cuarto para facilitar este derecho a las y los pacientes.

Derivado de esta situación, para las elecciones que viviremos el próximo 1 de julio, el INE instalará casillas especiales en hospitales con el fin de posibilitar en ellos el ejercicio de este derecho: en 31 entidades federativas las casillas operarán bajo la modalidad de votación convencional, y en la Ciudad de México se hará una innovación: la modalidad itinerante.

Para el primer caso, siguiendo en todo momento las recomendaciones del sector salud, se tomará en cuenta un hospital de la capital o la ciudad con mayor población de cada estado, para instalar la referida casilla especial del tipo convencional donde podrán votar tanto personas hospitalizadas, sus familiares o personas a su cuidado, personal médico, paramédico y administrativo de guardia, que no han tenido hasta ahora posibilidades reales de ejercer el derecho a elegir a sus autoridades y representantes el día de las elecciones.

En contraste, la prueba piloto a implementar en la Ciudad de México será de una naturaleza diferente, ya que la casilla especial operará bajo dos modalidades: una fija y otra itinerante. Con la modalidad fija se recibirá la votación de personas hospitalizadas cuya condición sí les permita dirigirse a las casillas; la votación de sus familiares o personas a su cuidado, y también del personal que labore en dichos centros hospitalarios. Para tales efectos, deberán acudir directamente al lugar en donde se instale la casilla fija. Pero con la modalidad itinerante, siguiendo el ejemplo de Canadá, heremos posible que se reacabe la votación de ciudadanas y ciudadanos (que así lo necesiten) directamente en sus habitaciones o en el lugar donde se encuentren dentro del hospital, considerando, de igual forma, las medidas que dicte la autoridad de salud.

En suma, con el fin de fomentar la participación ciudadana en los comicios y que los ejercicios democráticos que vivimos en el país sean más incluyentes, con el voto en hospitales damos un paso más hacia esa meta, en vista de que con estas medidas favoreceremos a un espectro adicional de la ciudadanía mexicana que pueda hallarse en estas circunstancias, y que pudiera ver obstaculizados sus derechos el día de la jornada electoral, por motivos de salud o de guardias en las instalaciones de los centros hospitalarios.


Desde 1990, el INE, antes IFE, ha tenido dentro de sus fines asegurar a toda la ciudadanía mexicana el ejercicio de sus derechos político-electorales, llevar a cabo la promoción del voto y coadyuvar en la difusión de la cultura democrática. Más aún, esta autoridad, gracias a un robusto anclaje constitucional, normativo, jurisprudencial y de pactos internacionales, está obligada a prever mecanismos que promuevan y salvaguarden el derecho de la ciudadanía a votar y ser votada estableciendo, incluso si es necesario, acciones afirmativas para generar la condiciones que permitan la emisión del sufragio en todo el territorio nacional.

Al paso de los años, se han ejecutado diversas acciones tendientes a hacer efectivo el ejercicio de estos derechos, con el fin de beneficiar a las y los ciudadanos que así lo han requerido. Hablamos, por ejemplo, de la aprobación de casillas extraordinarias o de casillas especiales con el objeto de atender, con las primeras, a residentes de un sección electoral cuando las condiciones geográficas, de infraestructura o socioculturales hace difícil que todas y todos los electores puedan llegar a un mismo sitio, y con las segundas, para facilitar el voto de las y los electores que se encuentran transitoriamente fuera de la sección donde les tocaría votar; por otra parte, también se ha procurado que las casillas estén acondicionadas para el fácil y libre acceso de personas con discapacidad o adulta mayor; se han generado materiales electorales que permitan el ejercicio del voto a personas con alguna discapacidad; se ha hecho posible el voto de las y los mexicanos en el extranjero; se han puesto en práctica acciones afirmativas como la llamada cuota indígena para los registros de candidaturas, y hasta hemos emitido protocolos fructíferos para incluir a las personas con discapacidad como funcionarias y funcionarios de mesa directiva de casilla, y otro más para garantizar a las personas trans (transgénero, travestis, transexuales) el ejercicio del voto en igualdad de condiciones y sin discriminación.

A pesar de estas valiosas acciones, nunca se ha puesto a prueba algún mecanismo para acercar el voto a las personas hospitalizadas, inmovilizadas o que se encuentran por algún motivo en cama, así como para sus familiares o personas a su cuidado, o para el personal que labora en dichas instalaciones, como sí sucede en otros países. En Costa Rica existen facilidades para votar en asilos, penitenciarías y hospitales psiquiátricos, o como en Canadá, donde las personas que se encuentran en hospitales ejercen su voto a través de casillas móviles, haciendo posible que se puedan transportar las urnas de cuarto a cuarto para facilitar este derecho a las y los pacientes.

Derivado de esta situación, para las elecciones que viviremos el próximo 1 de julio, el INE instalará casillas especiales en hospitales con el fin de posibilitar en ellos el ejercicio de este derecho: en 31 entidades federativas las casillas operarán bajo la modalidad de votación convencional, y en la Ciudad de México se hará una innovación: la modalidad itinerante.

Para el primer caso, siguiendo en todo momento las recomendaciones del sector salud, se tomará en cuenta un hospital de la capital o la ciudad con mayor población de cada estado, para instalar la referida casilla especial del tipo convencional donde podrán votar tanto personas hospitalizadas, sus familiares o personas a su cuidado, personal médico, paramédico y administrativo de guardia, que no han tenido hasta ahora posibilidades reales de ejercer el derecho a elegir a sus autoridades y representantes el día de las elecciones.

En contraste, la prueba piloto a implementar en la Ciudad de México será de una naturaleza diferente, ya que la casilla especial operará bajo dos modalidades: una fija y otra itinerante. Con la modalidad fija se recibirá la votación de personas hospitalizadas cuya condición sí les permita dirigirse a las casillas; la votación de sus familiares o personas a su cuidado, y también del personal que labore en dichos centros hospitalarios. Para tales efectos, deberán acudir directamente al lugar en donde se instale la casilla fija. Pero con la modalidad itinerante, siguiendo el ejemplo de Canadá, heremos posible que se reacabe la votación de ciudadanas y ciudadanos (que así lo necesiten) directamente en sus habitaciones o en el lugar donde se encuentren dentro del hospital, considerando, de igual forma, las medidas que dicte la autoridad de salud.

En suma, con el fin de fomentar la participación ciudadana en los comicios y que los ejercicios democráticos que vivimos en el país sean más incluyentes, con el voto en hospitales damos un paso más hacia esa meta, en vista de que con estas medidas favoreceremos a un espectro adicional de la ciudadanía mexicana que pueda hallarse en estas circunstancias, y que pudiera ver obstaculizados sus derechos el día de la jornada electoral, por motivos de salud o de guardias en las instalaciones de los centros hospitalarios.