/ viernes 16 de marzo de 2018

¿Y China?

China es y será el gran actor del Siglo XXI, mucho de lo que sabemos está tamizado por estereotipos, lugares comunes y obviedades. Es fundamental entender con objetividad y centralidad sus alcances e impactos.

La geografía del poder y de los negocios cambia a una velocidad excepcional en la historia de la humanidad, el eje de este cambio es China, que vive una transformación cien veces mayor y diez veces más rápida que la primera Revolución Industrial. La fórmula para el desarrollo de México pasa por la relación económica y política que se tenga con China, sin embargo, esta agenda no está en el debate nacional.

China pasó, en los últimos 35 años, de ser un país pobre a ser el motor de la economía mundial, en este periodo su riqueza creció 35 veces, lo que se refleja en la calidad de vida de la población, en particular, en el abatimiento de la pobreza. En 1980 había más de 900 millones de pobres, hoy ha disminuido a 60 millones y para 2022 se pretende abatir.

China nunca tuvo aspiraciones territoriales, hoy tiene una visión de expansión de mercados y negocios. Ejemplo de ello es la iniciativa Una Franja y una Ruta consistente en dos corredores económicos: uno por vía terrestre, sobre lo que fue la antigua Ruta de la Seda, por donde transita, desde finales de 2014, un tren de Yiwu a Madrid; el otro corredor refiere a la Ruta Marítima, que va desde China hasta el Océano Índico y el África, conectándolos por múltiples vías: terrestre, marítima, aérea y digital.

La visión china va más allá de un proyecto de infraestructura comercial, representa una estrategia más ambiciosa que engloba políticas de infraestructura, financiera, energía, turismo, telecomunicaciones, tecnología, cultura y diálogo político.

La correlación de fuerzas en el mundo está cambiando, Estados Unidos disminuye su influencia comercial en los países participantes y Rusia pierde el monopolio del tránsito de mercancías por tierra de Asia a Europa. Pero también le da acceso a China a insumos que requiere para mantener el crecimiento, en particular, de África.

El impacto chino se siente ya en América Latina, frente a la política del tweet de Trump y mientras su agenda es sobre muros y otras insensateces, las importaciones chinas en la región han pasado del 3% al 18% en 10 años, mientras que las de Norteamérica han disminuido del 50% al 33%, de acuerdo al BID.

No podemos obviar el impacto de China en el mundo y en México, es posible aprovechar las condiciones que ofrece el momento, habrá voces y estrategias, pero el punto de partida es aprender más sobre ese gran desconocido que aún es China y definir una estrategia para aprovechar este cambio en los negocios y el poder.

@LuisHFernandez

Representante estatal Nosotrxs CDMX

@NosotrxsMX

China es y será el gran actor del Siglo XXI, mucho de lo que sabemos está tamizado por estereotipos, lugares comunes y obviedades. Es fundamental entender con objetividad y centralidad sus alcances e impactos.

La geografía del poder y de los negocios cambia a una velocidad excepcional en la historia de la humanidad, el eje de este cambio es China, que vive una transformación cien veces mayor y diez veces más rápida que la primera Revolución Industrial. La fórmula para el desarrollo de México pasa por la relación económica y política que se tenga con China, sin embargo, esta agenda no está en el debate nacional.

China pasó, en los últimos 35 años, de ser un país pobre a ser el motor de la economía mundial, en este periodo su riqueza creció 35 veces, lo que se refleja en la calidad de vida de la población, en particular, en el abatimiento de la pobreza. En 1980 había más de 900 millones de pobres, hoy ha disminuido a 60 millones y para 2022 se pretende abatir.

China nunca tuvo aspiraciones territoriales, hoy tiene una visión de expansión de mercados y negocios. Ejemplo de ello es la iniciativa Una Franja y una Ruta consistente en dos corredores económicos: uno por vía terrestre, sobre lo que fue la antigua Ruta de la Seda, por donde transita, desde finales de 2014, un tren de Yiwu a Madrid; el otro corredor refiere a la Ruta Marítima, que va desde China hasta el Océano Índico y el África, conectándolos por múltiples vías: terrestre, marítima, aérea y digital.

La visión china va más allá de un proyecto de infraestructura comercial, representa una estrategia más ambiciosa que engloba políticas de infraestructura, financiera, energía, turismo, telecomunicaciones, tecnología, cultura y diálogo político.

La correlación de fuerzas en el mundo está cambiando, Estados Unidos disminuye su influencia comercial en los países participantes y Rusia pierde el monopolio del tránsito de mercancías por tierra de Asia a Europa. Pero también le da acceso a China a insumos que requiere para mantener el crecimiento, en particular, de África.

El impacto chino se siente ya en América Latina, frente a la política del tweet de Trump y mientras su agenda es sobre muros y otras insensateces, las importaciones chinas en la región han pasado del 3% al 18% en 10 años, mientras que las de Norteamérica han disminuido del 50% al 33%, de acuerdo al BID.

No podemos obviar el impacto de China en el mundo y en México, es posible aprovechar las condiciones que ofrece el momento, habrá voces y estrategias, pero el punto de partida es aprender más sobre ese gran desconocido que aún es China y definir una estrategia para aprovechar este cambio en los negocios y el poder.

@LuisHFernandez

Representante estatal Nosotrxs CDMX

@NosotrxsMX