/ lunes 7 de octubre de 2019

Y cuando México despertó el dinosaurio neoliberal seguía vivo I

“Cada sociedad tiene, al menos, una historia dominante” (The Sacrificial RitesofCapitalismWeDon´tTalkAbout, LynnParramore).

Para México,¿cuál ha sido el resultado de “su” historia dominante?

Durante los últimos 40 años el paradigma (importado) de la globalización ha sido la única directriz sobre la cual se construyó la política económica de México.

Conocedor de los daños sociales que tendría la globalización desenfrenada en un país asolado por los saldos sociales y económicos de la Década Pérdida, el expresidente Carlos Salinas de Gortari promovió la idea del Liberalismo Social.

Bajo ese planteamiento, que hoy se llega a señalar como Neoliberalismo de Izquierda o Social , Salinas de Gortari intentó crear una red de protección (Solidaridad) para los mexicanos con mayor marginación y pobreza.

De igual forma buscó regular un capitalismo financiero, de competencia económica y de libre comercio que terminaron desbordándose y fracturaron el sistema.

La crisis de 1995 cobró la primera factura del abandono de una política promotora del desarrollo industrial y económico interno.

En 1996 Ernesto Zedillo, con su Programa de Política Industrial y Comercio Exterior, articuló una estrategia basada en la competencia, la apertura comercial y reducir el papel del Estado a un simple promotor y regulador.

El modelo neoliberal mexicano es fundamentalmente maquilador: enormes flujos de bienes y dinero que tienen bajo contenido nacional.

Vicente Fox tuvo la primera oportunidad de hacer cambios, pero su Plan Nacional de Desarrollo y su Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo fueron elaborados bajo la lógica de su predecesor.

La segunda oportunidad de cambio en materia de política industrial llegó con la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

En principio, y con un costo político elevado, su Plan Nacional de Desarrollo invoca una ambiciosa agenda social y de crecimiento económico, pero el denominado decálogo de política industrial (3 de octubre) muestra que en la práctica seguirá vigente la “historia dominante” que se heredó desde 1996: al menos cinco puntos del decálogo industrial de la Cuarta Transformación corresponden a la misma lógica del Programa de Política Industrial y Comercio Exterior de Ernesto Zedillo.

México cambió en lo electoral pero no en su política industrial a pesar de que la globalización y la apertura irrestricta de los mercados ya no son el paradigma dominante. ForeingAffairs reconoce “como un sistema global de comercio muere” (septiembre-octubre 2019).

La magnitud de la presión que Donald Trump ha ejercido sobre el sistema global de comercio ha provocado cambios irreversibles, aunque no gane la reelección (Trump´sAssaultonthe Global System, ForeingAffairspag 125-136 ).

Sin política industrial la Cuarta Transformación no alcanzará mayores niveles de crecimiento y desarrollo: mantener al dinosaurio neoliberal vivo es la mejor garantía para no alcanzar los objetivos del presidente López Obrador.

“Cada sociedad tiene, al menos, una historia dominante” (The Sacrificial RitesofCapitalismWeDon´tTalkAbout, LynnParramore).

Para México,¿cuál ha sido el resultado de “su” historia dominante?

Durante los últimos 40 años el paradigma (importado) de la globalización ha sido la única directriz sobre la cual se construyó la política económica de México.

Conocedor de los daños sociales que tendría la globalización desenfrenada en un país asolado por los saldos sociales y económicos de la Década Pérdida, el expresidente Carlos Salinas de Gortari promovió la idea del Liberalismo Social.

Bajo ese planteamiento, que hoy se llega a señalar como Neoliberalismo de Izquierda o Social , Salinas de Gortari intentó crear una red de protección (Solidaridad) para los mexicanos con mayor marginación y pobreza.

De igual forma buscó regular un capitalismo financiero, de competencia económica y de libre comercio que terminaron desbordándose y fracturaron el sistema.

La crisis de 1995 cobró la primera factura del abandono de una política promotora del desarrollo industrial y económico interno.

En 1996 Ernesto Zedillo, con su Programa de Política Industrial y Comercio Exterior, articuló una estrategia basada en la competencia, la apertura comercial y reducir el papel del Estado a un simple promotor y regulador.

El modelo neoliberal mexicano es fundamentalmente maquilador: enormes flujos de bienes y dinero que tienen bajo contenido nacional.

Vicente Fox tuvo la primera oportunidad de hacer cambios, pero su Plan Nacional de Desarrollo y su Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo fueron elaborados bajo la lógica de su predecesor.

La segunda oportunidad de cambio en materia de política industrial llegó con la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

En principio, y con un costo político elevado, su Plan Nacional de Desarrollo invoca una ambiciosa agenda social y de crecimiento económico, pero el denominado decálogo de política industrial (3 de octubre) muestra que en la práctica seguirá vigente la “historia dominante” que se heredó desde 1996: al menos cinco puntos del decálogo industrial de la Cuarta Transformación corresponden a la misma lógica del Programa de Política Industrial y Comercio Exterior de Ernesto Zedillo.

México cambió en lo electoral pero no en su política industrial a pesar de que la globalización y la apertura irrestricta de los mercados ya no son el paradigma dominante. ForeingAffairs reconoce “como un sistema global de comercio muere” (septiembre-octubre 2019).

La magnitud de la presión que Donald Trump ha ejercido sobre el sistema global de comercio ha provocado cambios irreversibles, aunque no gane la reelección (Trump´sAssaultonthe Global System, ForeingAffairspag 125-136 ).

Sin política industrial la Cuarta Transformación no alcanzará mayores niveles de crecimiento y desarrollo: mantener al dinosaurio neoliberal vivo es la mejor garantía para no alcanzar los objetivos del presidente López Obrador.