/ lunes 18 de enero de 2021

¿Y las bases para la recuperación económica?

Uno de los temas más urgentes para las y los mexicanos este año será cómo reactivar la economía echando mano de las fuentes no gubernamentales, ya que los recursos que el gobierno mexicano destinó para limitar el impacto económico del cierre de actividades, así como los estímulos fiscales contracíclicos fueron tan bajos como los otorgados por Uganda, de acuerdo con una investigación de Instituto Internacional de Finanzas y Moody´s.

La comparación sorprende porque otros países de América Latina como Colombia, Argentina y Chile, han destinado más recursos públicos a ayudar a las personas a quedarse en casa, especialmente a aquellas que tienen la necesidad de salir por trabajo. También han apoyado a las empresas para no quebrar y que los empleos no se pierdan. Incluso, Brasil que ha gestionado la pandemia mal y tarde, entendió la necesidad de que el Estado redirigiera recursos para apoyar, tanto a personas físicas como morales. Algunos de los países con mayor número de contagios como Italia y Reino Unido, han sido los primeros en destinar el 37 y 25 por cierto de su PIB, respectivamente, a estos apoyos.

¿Por qué preocupa tanto la falta de apoyos fiscales y económicos? Porque al permitir el quiebre de negocios y de unidades económicas que son parte de cadenas productivas que hoy están detenidas por la pandemia, se pulverizan fuentes de empleo y, por lo tanto, dejamos a más personas sin ingreso y sin la posibilidad de volver a su puesto de trabajo, lo cual deprime la demanda del mercado interno y aumenta los negocios informales. Esta es la fórmula para retrasar la recuperación económica, y de paso, profundizar la desigualdad.

Frente a este complicado escenario, hay que pensar en otras formas de recuperación. Para algunos sectores industriales, el TMEC puede ser una opción viable, sin embargo no es automática, pues si bien se ha avanzado en los aspectos normativos, de estandarización y laborales que exige el nuevo Tratado, quedan volando los relacionados con el sector energético y la producción de energías limpias.

Estos últimos son clave en la agenda de Joe Biden y se harán exigibles a México a partir del 20 de enero con más fuerza y para muestra, los Departamentos de Estado, Energía y Comercio ya enviaron una carta a sus pares mexicanos para “externar su preocupación” por la política energética de México y recordarles que están violando el TMEC al bloquear las inversiones y proyectos, en aras de favorecer a las empresas productivas del Estado Mexicano.

Esta carta puede interpretarse como la última llamada amigable del gabinete estadounidense en turno y como advertencia de que el nuevo gobierno no será tan amable sino que usará el TMEC estratégicamente: si México bloquea los sectores que a EEUU le interesa hacer avanzar, resulta obvio que EEUU nos bloquee a nosotros en los temas que nos interesan y en plena urgencia de recuperación, nos urgen muchos temas.

Si bien es cierto que Biden ha mostrado intensión de frenar guerras comerciales libradas por su antecesor, destacando principalmente la de China, México no está en posición de desperdiciar el Tratado, ni de cerrar puertas a la inversión.

No dejemos de lado que Jesus Seade, uno de los principales interlocutores mexicanos en materia comercial con EEUU, se retiró de la política temporalmente en noviembre y dejó la Subsecretaría para América del Norte, quedando a cargo del despacho el Director General para esa región, Roberto Velasco. Es decir que una de las oficinas estratégicas para materializar los beneficios del Tratado, hoy está acéfala. Mientras que la embajada de México en EEUU, funciona a medio gas.

En suma, hoy que más se necesita del TMEC para evitar la caída en picada de los sectores productivos, vemos con preocupación que hay muchos elementos que añaden complejidad e incertidumbre a la relación entre México y EEUU, por lo que resulta urgente buscar alternativas.

Del lado del nuevo gabinete estadounidense, de momento sabemos que Gina Raimondo será la próxima Secretaria de Comercio. Ella es considerada una demócrata moderada, con experiencia en la industria financiera y que desde 2014 ha gobernado Rhode Island con un fuerte enfoque en la revitalización económica. De los planes específicos con México y el TMEC, es pronto para hablar porque hay más de una secretaría de gobierno relacionada. Sin embargo, estas dudas empezarán a disiparse este próximo miércoles 20 de enero, con la toma de posesión formal de Biden, si la temperatura política del Capitolio permite una transición del poder tranquila.

Uno de los temas más urgentes para las y los mexicanos este año será cómo reactivar la economía echando mano de las fuentes no gubernamentales, ya que los recursos que el gobierno mexicano destinó para limitar el impacto económico del cierre de actividades, así como los estímulos fiscales contracíclicos fueron tan bajos como los otorgados por Uganda, de acuerdo con una investigación de Instituto Internacional de Finanzas y Moody´s.

La comparación sorprende porque otros países de América Latina como Colombia, Argentina y Chile, han destinado más recursos públicos a ayudar a las personas a quedarse en casa, especialmente a aquellas que tienen la necesidad de salir por trabajo. También han apoyado a las empresas para no quebrar y que los empleos no se pierdan. Incluso, Brasil que ha gestionado la pandemia mal y tarde, entendió la necesidad de que el Estado redirigiera recursos para apoyar, tanto a personas físicas como morales. Algunos de los países con mayor número de contagios como Italia y Reino Unido, han sido los primeros en destinar el 37 y 25 por cierto de su PIB, respectivamente, a estos apoyos.

¿Por qué preocupa tanto la falta de apoyos fiscales y económicos? Porque al permitir el quiebre de negocios y de unidades económicas que son parte de cadenas productivas que hoy están detenidas por la pandemia, se pulverizan fuentes de empleo y, por lo tanto, dejamos a más personas sin ingreso y sin la posibilidad de volver a su puesto de trabajo, lo cual deprime la demanda del mercado interno y aumenta los negocios informales. Esta es la fórmula para retrasar la recuperación económica, y de paso, profundizar la desigualdad.

Frente a este complicado escenario, hay que pensar en otras formas de recuperación. Para algunos sectores industriales, el TMEC puede ser una opción viable, sin embargo no es automática, pues si bien se ha avanzado en los aspectos normativos, de estandarización y laborales que exige el nuevo Tratado, quedan volando los relacionados con el sector energético y la producción de energías limpias.

Estos últimos son clave en la agenda de Joe Biden y se harán exigibles a México a partir del 20 de enero con más fuerza y para muestra, los Departamentos de Estado, Energía y Comercio ya enviaron una carta a sus pares mexicanos para “externar su preocupación” por la política energética de México y recordarles que están violando el TMEC al bloquear las inversiones y proyectos, en aras de favorecer a las empresas productivas del Estado Mexicano.

Esta carta puede interpretarse como la última llamada amigable del gabinete estadounidense en turno y como advertencia de que el nuevo gobierno no será tan amable sino que usará el TMEC estratégicamente: si México bloquea los sectores que a EEUU le interesa hacer avanzar, resulta obvio que EEUU nos bloquee a nosotros en los temas que nos interesan y en plena urgencia de recuperación, nos urgen muchos temas.

Si bien es cierto que Biden ha mostrado intensión de frenar guerras comerciales libradas por su antecesor, destacando principalmente la de China, México no está en posición de desperdiciar el Tratado, ni de cerrar puertas a la inversión.

No dejemos de lado que Jesus Seade, uno de los principales interlocutores mexicanos en materia comercial con EEUU, se retiró de la política temporalmente en noviembre y dejó la Subsecretaría para América del Norte, quedando a cargo del despacho el Director General para esa región, Roberto Velasco. Es decir que una de las oficinas estratégicas para materializar los beneficios del Tratado, hoy está acéfala. Mientras que la embajada de México en EEUU, funciona a medio gas.

En suma, hoy que más se necesita del TMEC para evitar la caída en picada de los sectores productivos, vemos con preocupación que hay muchos elementos que añaden complejidad e incertidumbre a la relación entre México y EEUU, por lo que resulta urgente buscar alternativas.

Del lado del nuevo gabinete estadounidense, de momento sabemos que Gina Raimondo será la próxima Secretaria de Comercio. Ella es considerada una demócrata moderada, con experiencia en la industria financiera y que desde 2014 ha gobernado Rhode Island con un fuerte enfoque en la revitalización económica. De los planes específicos con México y el TMEC, es pronto para hablar porque hay más de una secretaría de gobierno relacionada. Sin embargo, estas dudas empezarán a disiparse este próximo miércoles 20 de enero, con la toma de posesión formal de Biden, si la temperatura política del Capitolio permite una transición del poder tranquila.