/ miércoles 20 de abril de 2022

¡Y no pasaron! 

A pesar de las chicanadas, las amenazas, las presiones y demás estrategias de los morenacos, la Reforma Eléctrica de AMLO, para ventura de los mexicanos, se quedó en agua de borrajas.

El domingo de Pascua, día festivo por excelencia, en particular para los cristianos, la atención de millones de personas se enfocó en el Canal del Congreso, donde se transmitió la sesión de la Cámara de Diputados.

Una sesión que podría pasar a la historia como una muestra fehaciente de que, cuando la oposición se une y se cohesiona, aniquila al contrario. Hubo miedo de que diputados de los partidos enfrentados al que ostenta el Poder, pudieran arrepentirse y pasarse a sus filas. No sucedió: por el contrario, dos legisladores del Verde Ecologista mudaron de opinión y se unieron a quienes le dijeron nones, a una Reforma que habría sido desastrosa.

Guste o no, el planteamiento de la que se conoció como Ley Bartlett suponía un retroceso absoluto para el país. Era el regreso a las épocas cavernarias del Prinosauriado, a las que el tabasqueño es tan afecto, al ser la cuna de sus principios y su ¿ideología? (Aunque dudo que tenga alguna, salvo fanatismos inamovibles).

Y todo fueron, reitero, chicanadas e intentos de romper con una sesión que les pintaba morada. Empezaron los trabajos a las 11:15 y poco después la fracción morenaca pidió un receso. Lo usó para salir del edificio a solazarse, gritar e insultar a los de dentro, con los acarreados que se insolaban bajo los potentes rayos del sol. Entre quienes deben haber ido a cambio de alguna prebenda, también habría convencidos de la 4T. No querría haber estado en el pellejo de ningún legislador de oposición, en el peligro de que esta masa de “convencidos y adoctrinados” violentos, hubiera decidido tomar a fuerza el recinto o “ajusticiar” a cualquiera que no comulgara con el mandato del gurú.

De regreso, el rosario de diputados que tomaron la palabra -setenta-, resultó intolerable. Proliferaron los insultos, las denostaciones y la falta de argumentos de quienes defendían la línea de Palacio. A cambio, personajes, como Ildefonso Guajardo, demostraron lo que supone ser un político con preparación y capacidades para lidiar con la realidad. Explicó, en pocos minutos, el por qué se pagaría un precio altísimo (Más de 30 mil millones de dólares), en el caso de que se aprobara la mentada Reforma, en razón del Tratado de Libre Comercio. Dejó en claro que, esta debilidad que tenemos en la materia, la firmó el enviado de AMLO a la negociación del mencionado Tratado, Jesús Seade, quien aceptó todos los términos que los yanquis impusieron. Así que, a ver si dejan de culpar al pasado de lo que ellos hicieron.

Otras voces serenas y sesudas, ofrecieron la argumentación en contra del referido mamotreto, como la de Santiago Creel, la de Álvarez Máynez de MC y, aunque más estridente, la del propio Alito Moreno, mandamás del Tricolor.

Ni se trató de una necedad ni de un berrinche de la oposición. La ley de referencia convertía a la Comisión Federal de Electricidad en un monopolio oficial, a cargo de una industria que, hasta ahora, le ha resultado imposible y cada día va a peor.

Urgen energías limpias, renovables y dejar fuera prácticas obsoletas y contaminantes, como las actuales. Una oposición unida puede frenar el deterioro del país al que nos lleva la dictadura del tabasqueño, anclado en vicios y desastres del pasado. Por fin, se hizo escuchar.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq



A pesar de las chicanadas, las amenazas, las presiones y demás estrategias de los morenacos, la Reforma Eléctrica de AMLO, para ventura de los mexicanos, se quedó en agua de borrajas.

El domingo de Pascua, día festivo por excelencia, en particular para los cristianos, la atención de millones de personas se enfocó en el Canal del Congreso, donde se transmitió la sesión de la Cámara de Diputados.

Una sesión que podría pasar a la historia como una muestra fehaciente de que, cuando la oposición se une y se cohesiona, aniquila al contrario. Hubo miedo de que diputados de los partidos enfrentados al que ostenta el Poder, pudieran arrepentirse y pasarse a sus filas. No sucedió: por el contrario, dos legisladores del Verde Ecologista mudaron de opinión y se unieron a quienes le dijeron nones, a una Reforma que habría sido desastrosa.

Guste o no, el planteamiento de la que se conoció como Ley Bartlett suponía un retroceso absoluto para el país. Era el regreso a las épocas cavernarias del Prinosauriado, a las que el tabasqueño es tan afecto, al ser la cuna de sus principios y su ¿ideología? (Aunque dudo que tenga alguna, salvo fanatismos inamovibles).

Y todo fueron, reitero, chicanadas e intentos de romper con una sesión que les pintaba morada. Empezaron los trabajos a las 11:15 y poco después la fracción morenaca pidió un receso. Lo usó para salir del edificio a solazarse, gritar e insultar a los de dentro, con los acarreados que se insolaban bajo los potentes rayos del sol. Entre quienes deben haber ido a cambio de alguna prebenda, también habría convencidos de la 4T. No querría haber estado en el pellejo de ningún legislador de oposición, en el peligro de que esta masa de “convencidos y adoctrinados” violentos, hubiera decidido tomar a fuerza el recinto o “ajusticiar” a cualquiera que no comulgara con el mandato del gurú.

De regreso, el rosario de diputados que tomaron la palabra -setenta-, resultó intolerable. Proliferaron los insultos, las denostaciones y la falta de argumentos de quienes defendían la línea de Palacio. A cambio, personajes, como Ildefonso Guajardo, demostraron lo que supone ser un político con preparación y capacidades para lidiar con la realidad. Explicó, en pocos minutos, el por qué se pagaría un precio altísimo (Más de 30 mil millones de dólares), en el caso de que se aprobara la mentada Reforma, en razón del Tratado de Libre Comercio. Dejó en claro que, esta debilidad que tenemos en la materia, la firmó el enviado de AMLO a la negociación del mencionado Tratado, Jesús Seade, quien aceptó todos los términos que los yanquis impusieron. Así que, a ver si dejan de culpar al pasado de lo que ellos hicieron.

Otras voces serenas y sesudas, ofrecieron la argumentación en contra del referido mamotreto, como la de Santiago Creel, la de Álvarez Máynez de MC y, aunque más estridente, la del propio Alito Moreno, mandamás del Tricolor.

Ni se trató de una necedad ni de un berrinche de la oposición. La ley de referencia convertía a la Comisión Federal de Electricidad en un monopolio oficial, a cargo de una industria que, hasta ahora, le ha resultado imposible y cada día va a peor.

Urgen energías limpias, renovables y dejar fuera prácticas obsoletas y contaminantes, como las actuales. Una oposición unida puede frenar el deterioro del país al que nos lleva la dictadura del tabasqueño, anclado en vicios y desastres del pasado. Por fin, se hizo escuchar.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq