/ miércoles 20 de febrero de 2019

Y seguimos con la Guardia Nacional

El fin de semana fue de terror: seis muertos en Iztapalapa (CDMX), cinco en Cancún, ¡20! en Guanajuato y varios más en otras entidades (Veracruz). La violencia sigue imparable cobrando víctimas y ni atisbarse una solución.

Hay quienes ven como a la panacea, a la Guardia Nacional. Las encuestas marcan que, un gran porcentaje de mexicanos se declara a favor. La oficialidad la defiende a capa y espada y, para los legisladores de Morena es la única salida. La oposición, por el contrario, se niega a darles el voto.

La semana que terminó fue la del Parlamento abierto. Especialistas, de todos los colores y sabores, expusieron sus puntos de vista. La iniciativa de Ley para crearla, que ya AMLO les ordenó a sus lacayos que se aprobara a la brevedad, incluye cambios constitucionales. Ni la aplastante mayoría puede hacerlos, sin el apoyo de sus contrarios. Necesitan 15 votos de los otros partidos.

Los expertos dijeron no al control de las fuerzas armadas, el que, aparte de las consabidas transgresiones a los Derechos Humanos, contraviene acuerdos internacionales, firmados por nuestro país.

Un soldado no tiene por qué ser policía. La tozudez de colocarlos en una órbita ajena a sus funciones, nació de la necesidad de contar con personal preparado y sin la corrupción de los cuerpos estatales y municipales. Siempre debió ser una medida de emergencia y no permanente.

Negar la valía de la Policía Federal cae en el absurdo. Si bien en los últimos años se les relegó, es cuestión de consolidarlos y enriquecerlos con capacitación constante y un mayor número de elementos.

Y PAN y PRI dicen ¡niguas! Han sido contundentes en el no a la militarización de lo que sería el enorme cuerpo policíaco. Aceptan la formación de la nueva fuerza, siempre y cuando dependa, en lo administrativo y en lo operativo, de un civil.

Rechazan el híbrido propuesto del mando administrativo, a cargo de un civil y el operativo en manos militares. Este último sería el encargado del reclutamiento –el que se supone que ya empezaron-, del entrenamiento, de la estructura y disciplina. Ni duda cabe de que sería un organismo verde olivo.

También exigen que se tenga en cuenta el Pacto Federal y que las entidades se aboquen a formar corporaciones para combatir el delito. Pocos gobernadores se ocuparon del gravísimo problema. Cuando les llegaba el agua al cuello pedían la ayuda federal y que se les enviaran a los soldados. Sin embargo, los índices delictivos continúan al alza y los encargados de seguridad locales dan auténtica muina.

Además de las razones de lógica aplastante –en cuanto a la militarización-, Acción Nacional no está dispuesta a dar un paso atrás, en sus requerimientos de modificar la Iniciativa. Andrés Manuel López Obrador los ha vapuleado hasta el agotamiento. Sus acres críticas y sus infundios, no abonan a la posibilidad de concertar, ni parece que le interese.

Olga Sánchez Cordero, desde Gobernación, trató de convencer a los Gobernadores y los citó por partido. Los del Blanquiazul la dejaron plantada, con todo el Gabinete de Seguridad. Los del PRI acudieron y se declararon a favor, contraviniendo a sus senadores, quienes tienen la última palabra.

Con o sin Guardia Nacional se siente una parálisis de las autoridades, una carencia absoluta de estrategias. Será el discurso del “preciso”, perdonando a malhechores, mientras denigra a todo hijo de vecino, difama y destaza organismos e instituciones.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

El fin de semana fue de terror: seis muertos en Iztapalapa (CDMX), cinco en Cancún, ¡20! en Guanajuato y varios más en otras entidades (Veracruz). La violencia sigue imparable cobrando víctimas y ni atisbarse una solución.

Hay quienes ven como a la panacea, a la Guardia Nacional. Las encuestas marcan que, un gran porcentaje de mexicanos se declara a favor. La oficialidad la defiende a capa y espada y, para los legisladores de Morena es la única salida. La oposición, por el contrario, se niega a darles el voto.

La semana que terminó fue la del Parlamento abierto. Especialistas, de todos los colores y sabores, expusieron sus puntos de vista. La iniciativa de Ley para crearla, que ya AMLO les ordenó a sus lacayos que se aprobara a la brevedad, incluye cambios constitucionales. Ni la aplastante mayoría puede hacerlos, sin el apoyo de sus contrarios. Necesitan 15 votos de los otros partidos.

Los expertos dijeron no al control de las fuerzas armadas, el que, aparte de las consabidas transgresiones a los Derechos Humanos, contraviene acuerdos internacionales, firmados por nuestro país.

Un soldado no tiene por qué ser policía. La tozudez de colocarlos en una órbita ajena a sus funciones, nació de la necesidad de contar con personal preparado y sin la corrupción de los cuerpos estatales y municipales. Siempre debió ser una medida de emergencia y no permanente.

Negar la valía de la Policía Federal cae en el absurdo. Si bien en los últimos años se les relegó, es cuestión de consolidarlos y enriquecerlos con capacitación constante y un mayor número de elementos.

Y PAN y PRI dicen ¡niguas! Han sido contundentes en el no a la militarización de lo que sería el enorme cuerpo policíaco. Aceptan la formación de la nueva fuerza, siempre y cuando dependa, en lo administrativo y en lo operativo, de un civil.

Rechazan el híbrido propuesto del mando administrativo, a cargo de un civil y el operativo en manos militares. Este último sería el encargado del reclutamiento –el que se supone que ya empezaron-, del entrenamiento, de la estructura y disciplina. Ni duda cabe de que sería un organismo verde olivo.

También exigen que se tenga en cuenta el Pacto Federal y que las entidades se aboquen a formar corporaciones para combatir el delito. Pocos gobernadores se ocuparon del gravísimo problema. Cuando les llegaba el agua al cuello pedían la ayuda federal y que se les enviaran a los soldados. Sin embargo, los índices delictivos continúan al alza y los encargados de seguridad locales dan auténtica muina.

Además de las razones de lógica aplastante –en cuanto a la militarización-, Acción Nacional no está dispuesta a dar un paso atrás, en sus requerimientos de modificar la Iniciativa. Andrés Manuel López Obrador los ha vapuleado hasta el agotamiento. Sus acres críticas y sus infundios, no abonan a la posibilidad de concertar, ni parece que le interese.

Olga Sánchez Cordero, desde Gobernación, trató de convencer a los Gobernadores y los citó por partido. Los del Blanquiazul la dejaron plantada, con todo el Gabinete de Seguridad. Los del PRI acudieron y se declararon a favor, contraviniendo a sus senadores, quienes tienen la última palabra.

Con o sin Guardia Nacional se siente una parálisis de las autoridades, una carencia absoluta de estrategias. Será el discurso del “preciso”, perdonando a malhechores, mientras denigra a todo hijo de vecino, difama y destaza organismos e instituciones.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

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