Inmersos en el zafarrancho electorero, pasó semi desapercibida la denuncia de la Oficina de Defensoría de los Derechos Humanos de la Infancia, organismo civil. ¡De poner los pelos de punta! Cientos de pequeños abusados en escuelas de esta República, en la que, el gobierno, ignora la atención a la niñez.
Una asociación –de las que AMLO desprecia y persigue olímpicamente- se dio a la tarea de investigar la tragedia que deja secuelas para toda la vida. El Informe, “Es un Secreto”, revela atrocidades que deberían haber sido objeto de investigación, desde la primera denuncia.
A la Secretaría de Educación Pública le preocupa poco, o lo mete debajo de la alfombra –para evitar escándalos-, no obstante la voz desesperada de los padres de las víctimas.
“Es un Secreto” señala que ocurrieron en cuando menos 7 entidades, tanto en instituciones públicas como privadas (Señalan a 18). Involucra a profesores, directivos, personal administrativo y de intendencia, desde el 2008.
Se agredió a niños entre los tres y los siete años. En algunos casos (13) fueron grupales y en otros frente al salón e incluso, la escuela entera (En el patio). Hubo colegios en los que los disfrazaban. Grababan videos y se distribuían, lo que supone pornografía infantil.
Concluyen que fueron “acciones organizadas entre varios adultos y perpetradas dentro de un plantel escolar”, delito de delincuencia organizada, con la probabilidad de una red de pederastia y pornografía infantil, de gran alcance.
Padres de las víctimas hablaron de la desatención de la SEP, de las idas y venidas burocráticas, de la impotencia, de la falta de respuesta al gravísimo problema.
¿Y el emperador de Palacio? En una mañanera, donde se le inquirió al respecto, contestó que “se trabaja mucho en esto y que le pedía a Rosa Icela (Secretaria de Seguridad), lo incluyera en sus reportes”.
¿Se trabaja mucho en esto? ¿Ha escuchado algún programa, estrategia, informe sobre la niñez? Por el contrario, se les ha dejado sin quimioterapias a niños con cáncer que, a pesar de la batalla de sus padres, ni caso.
Ahora la vuelta a clases, a escaso un mes de que termine el ciclo escolar. Se destapa que, al cierre de los planteles, una gran mayoría sufrieron un fuerte deterioro. Hubo saqueo y robos. Hay aulas sin techo, escuelas sin agua –lo que no es novedad-; con goteras, sin vidrios, falta de mobiliario y del resto del equipo.
Pero, había que hacer creer que la “pandemia está domada” y que se puede volver a la normalidad. Una normalidad en la que, así los maestros estuvieran vacunados, hay el riesgo de algún niño enfermo de Covid, que podría contagiar a sus compañeros.
Habría que tener todos los cuidados. La titular de la SEP declaró que es para detener las agresiones a los pequeños, en sus hogares. ¿Y al salir de clases quedan exentos del maltrato?
Para los niños ha sido traumático el aislamiento y la falta de convivencia tiene serias consecuencias. Peor es la muerte, cuando no hay condiciones para evitar contagios. Y, ¿en un mes van a aprender lo del año?
Otra ocurrencia propagandística para tapar el sol de la pandemia con un dedo. Sólo un pequeño porcentaje de la población ha recibido la vacuna –y ésta no es garantía de que no se pueda pescar al bicho-. La apertura indiscriminada, podría acarrear un rebrote Con la misma ceguera, que la que hay frente al abuso infantil, el regreso a clases. Caprichos tlatoanescos.
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