Roberto Rondero / El Sol de México
Ciudad de México.- Una sola elección puede transformarte, esel eslogan de “Divergente” (Oceano Travesía, 463 páginas), laexitosa novela de Verónica Roth (Chicago, 1988) llevada a lapantalla grande el año pasado bajo la dirección de Neil Burgen,con las actuaciones de Shailene Woodley, Theo James y KateWinslet.
“Vas a estar toda la noche despierto con Divergente, unainteligente montaña de emociones”: “Bookpage”; “Un libroabsorbente y fascinante”: James Dashner (“El corredor dellaberinto, New York Times”), son algunas de las críticas a estelibro cuya palabra clave es la elección: que delimita quiénes sontus amigos, qué define tus creencias, y qué determina tuslealtades… para siempre.
- Enseñanzas de vida
No por nada Verónica Roth agradece a su madre Bárbara, quienla animó y motivó a escribir, “incluso antes de que ninguno denosotros supiera que serviría para algo”, impulso que ladecidió a cursar estudios de escritura creativa en la prestigiosaNorthwestern University, y es que “Divergente” se convirtió enla primera novela de una trilogía que ha conquistado el éxitoentre los lectores, colocándose en el primer lugar de la lista debest sellers del “New York Times”.
“Divergente” es la historia de Beatrice Prior, una chica de16 años, que vive en una sociedad que ha decidido agrupar a laspersonas en cinco facciones que tratan de erradicar los males queles llevaron a la guerra: Cordialidad, Erudición, Verdad,Abnegación y Osadía.
Beatrice, pese a su corta edad, decide abandonar su facción(Abnegación) al no saber a ciencia cierta si es tan altruista comopara dedicar su vida a los demás. La elección de Beatrice marcael inicio de “Divergente”: ella deberá enfrentar las pruebasde iniciación de la facción que ha elegido, donde hará aliados ypoderosos enemigos, y ella deberá cuidar que nadie la conozca comouna Divergente, caracterizada por pertenecer a más de dosfacciones y representar, por consiguiente, un peligro para lasociedad.
“…Noto calor en las mejillas, me levanto y me sacudo elpolvo. Unas cuantas personas se pararon cuando me caí, peroninguna se ha ofrecido a ayudarme; sus ojos me siguen hasta elborde del pasillo. Hace meses que este tipo de cosas ocurren conlos de mi facción: los de Erudición han estado publicandoinformes hostiles sobre Abnegación, y eso ha empezado a afectarnuestra forma de relacionarnos en el instituto. Se supone que laropa gris, el corte de pelo sencillo y el comportamiento sinpretensiones hacen que me sea más fácil olvidarme de mí y quelos demás lo hagan también, pero ahora me convierte en unobjetivo.
“Me paro junto a una ventana del Ala E y espero a que lleguenlos de Osadía. Lo hago todas las mañanas: a las 7:25 en punto,los osados demuestran su valor saltando de un tren en marcha.
“Mi padre llama ‘demonios’ a los de esa facción. Llevanpiercings, tatuajes y ropa negra. Su principal misión es protegerla valla que rodea la ciudad. ¿De qué? Ni idea. Deberíandesconcertarme, debería preguntarme qué tiene que el ver el valor(que es la virtud que más aprecian) con ponerse un aro de metal enla nariz. Sin embargo, no puedo quitarles la vista de encima alládonde van. Se oye el silbato del tren y el sonido me retumba en elpecho. La luz fija en la parte delantera del vehículo se enciendey apaga al pasar a toda velocidad junto al instituto, chirriandosobre sus vías de hierro, y, cuando casi ha terminado de pasar, unéxodo en masa de jóvenes de ambos sexos vestidos con ropa oscurasalta delos vagones en movimiento. Algunos caen y ruedan, otros danunos cuantos pasos tambaleantes antes de recuperar el equilibrio;uno de los chicos rodea con un brazo los hombros de una chicamientras se ríe.Contemplarlos es una estupidez. Doy la espalda ala ventana y me meto entre la gente para llegar a la clase deHistorias de las Facciones”.