/ viernes 4 de agosto de 2017

Como la primera vez, Julia y Rafael celebran 50 años de amor

Por Carmen Sánchez

Eleganteboda de María Julia Galimberti y Pelfini” se leía en lasección de Sociales de El Sol deMéxico del año 1967. La jovencontraía nupcias con Rafael Riva Palacio Pontones. Seis añosantes, se conocieron en la Facultad de Arquitectura de la UNAM.Ahí inició su historia de amor, que el pasado sábado 22 de julioescribió un capítulo memorable, con la celebración de sus bodasde oro.

Han pasado 50 años del enlacematrimonial de Rafael y María Julia, y se festejó en la mismafecha (22 de julio) y hora. Por supuesto, en el escenario donde sejuraron amor eterno por primera vez: la iglesia de San Diego delexconvento de Churubusco, bajo la bendición de Laudelino CuetosO.P.

A medio siglo de distancia y nuevamente con esta casaeditorial de testigo, la celebración contó con quienesparticiparían a los invitados de la renovación de votos de losesposos en una sencilla invitación sepia, sus hijos; María Julia,Ignacio Rafael, María Fernanda, María Gabriela, Carlos Andrés,Patricia y Renato.

Así como sus nietos José Ignacio,Emiliano, Marifer, MariJose, Andrés, Arantza, Patricia, Sofía yRafael, presentes en el templo, en el cual, a las 12:00 de latarde, se escuchó la marcha nupcial para iniciar la misa deacción de gracias con la señora María Julia, vestida de su colorfavorito, el rojo, al igual que sus damas de honor.

Los hombres lucían corbatas de ese tono, entre ellosel señor Rafael, quien junto con su esposa escuchó las palabrasdel sacerdote como hace cinco décadas, con fervor, pero en estaocasión, el párroco se refirió a la importancia de celebrar unavida en común y ver hacia el futuro con una dosis grande decomprensión.

El ritual de la boda se volvió acumplir y ambos contrayentes volvieron a entregarse los anillos yarras, con sus hijas como madrinas al término de la ceremoniareligiosa, todos se trasladaron al lugar de la fiesta en la coloniael Arenal, donde los anfitriones recibieron a losasistentes.

A la entrada se veían dos muros conlas fotografías de la boda de hace 50 años y ahí algunos de lospresentes se reconocieron, entre ellos algunos de los“pajecitos” y en medio se veía un ejemplar deEl Sol de México fechado el martes 25 de julio de 1967.

La mesa de regalos tuvo carácteraltruista debido a que consistía en donativos para institucionescomo Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC),I.A.P. y Mayama, que trabaja con infantes y familias en situaciónde marginación, violencia, abuso y orfandad.

La comida, cuyo menú consistió enpasta con pesto de cilantro, pechuga rellena y postre acompañadade finos vinos, dio inicio con una video con los momentosespeciales del matrimonio y los familiares de Rafael y María Juliaen dicha proyección, les deseaban felicidades en ese ambienteespecial, que incluyó a los amigos de la pareja, entre ellos“Los cochinilla” como se hacía llamar la camarilla de laépoca de la escuela de Arquitectura.

Ellos, pusieron posteriormente laalegría a la fiesta al secundar a Rafael y María Julia en elbaile con ritmos como danzón y mambo, antes, el matrimonio danzómúsica de Ray Conniff y una versión especial deAmante a la Antigua deRoberto Carlos. Los presentes disfrutaron también temas de EydieGormé y Los Panchos.

Riva Palacio comentó en suoportunidad, lo que significaba para él este aniversario. “Esuna cuestión muy importante y bonita, si lo hubiera uno planeadono lo hubiéramos pensado. La vida ha sido muy generosa connosotros con cinco hijos y nueve nietos”, con lo cual coincidiósu esposa.

Respecto a cuál ha sido el secretode estos años de matrimonio, el señor Rafael dijo que sonpersonas, los dos arquitectos de profesión, que “nos manejamos abase de trabajo, pero también de compresión de amor, de ver quetodos somos iguales que todos tenemos defectos y debemos secondescendientes”.

Por otro lado, Riva Palacio, quienllevara serenata a María Julia un día antes de la boda, en estaocasión le dio 50 rosas por cada año juntos y otra de lassituaciones que no repitió es el baile de aquella ocasión que fueel tema de Amorcito corazón.

Hace 50 años, los Riva Palacio sefueron de luna de miel a Acapulco, Los Ángeles y San Francisco.Ahora, sus hijos les regalaron un viaje a Puerto Rico, donde iráncon algunos de ellos para celebrar los 50 años de su matrimonio,que esperan sean muchos más.

Por Carmen Sánchez

Eleganteboda de María Julia Galimberti y Pelfini” se leía en lasección de Sociales de El Sol deMéxico del año 1967. La jovencontraía nupcias con Rafael Riva Palacio Pontones. Seis añosantes, se conocieron en la Facultad de Arquitectura de la UNAM.Ahí inició su historia de amor, que el pasado sábado 22 de julioescribió un capítulo memorable, con la celebración de sus bodasde oro.

Han pasado 50 años del enlacematrimonial de Rafael y María Julia, y se festejó en la mismafecha (22 de julio) y hora. Por supuesto, en el escenario donde sejuraron amor eterno por primera vez: la iglesia de San Diego delexconvento de Churubusco, bajo la bendición de Laudelino CuetosO.P.

A medio siglo de distancia y nuevamente con esta casaeditorial de testigo, la celebración contó con quienesparticiparían a los invitados de la renovación de votos de losesposos en una sencilla invitación sepia, sus hijos; María Julia,Ignacio Rafael, María Fernanda, María Gabriela, Carlos Andrés,Patricia y Renato.

Así como sus nietos José Ignacio,Emiliano, Marifer, MariJose, Andrés, Arantza, Patricia, Sofía yRafael, presentes en el templo, en el cual, a las 12:00 de latarde, se escuchó la marcha nupcial para iniciar la misa deacción de gracias con la señora María Julia, vestida de su colorfavorito, el rojo, al igual que sus damas de honor.

Los hombres lucían corbatas de ese tono, entre ellosel señor Rafael, quien junto con su esposa escuchó las palabrasdel sacerdote como hace cinco décadas, con fervor, pero en estaocasión, el párroco se refirió a la importancia de celebrar unavida en común y ver hacia el futuro con una dosis grande decomprensión.

El ritual de la boda se volvió acumplir y ambos contrayentes volvieron a entregarse los anillos yarras, con sus hijas como madrinas al término de la ceremoniareligiosa, todos se trasladaron al lugar de la fiesta en la coloniael Arenal, donde los anfitriones recibieron a losasistentes.

A la entrada se veían dos muros conlas fotografías de la boda de hace 50 años y ahí algunos de lospresentes se reconocieron, entre ellos algunos de los“pajecitos” y en medio se veía un ejemplar deEl Sol de México fechado el martes 25 de julio de 1967.

La mesa de regalos tuvo carácteraltruista debido a que consistía en donativos para institucionescomo Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC),I.A.P. y Mayama, que trabaja con infantes y familias en situaciónde marginación, violencia, abuso y orfandad.

La comida, cuyo menú consistió enpasta con pesto de cilantro, pechuga rellena y postre acompañadade finos vinos, dio inicio con una video con los momentosespeciales del matrimonio y los familiares de Rafael y María Juliaen dicha proyección, les deseaban felicidades en ese ambienteespecial, que incluyó a los amigos de la pareja, entre ellos“Los cochinilla” como se hacía llamar la camarilla de laépoca de la escuela de Arquitectura.

Ellos, pusieron posteriormente laalegría a la fiesta al secundar a Rafael y María Julia en elbaile con ritmos como danzón y mambo, antes, el matrimonio danzómúsica de Ray Conniff y una versión especial deAmante a la Antigua deRoberto Carlos. Los presentes disfrutaron también temas de EydieGormé y Los Panchos.

Riva Palacio comentó en suoportunidad, lo que significaba para él este aniversario. “Esuna cuestión muy importante y bonita, si lo hubiera uno planeadono lo hubiéramos pensado. La vida ha sido muy generosa connosotros con cinco hijos y nueve nietos”, con lo cual coincidiósu esposa.

Respecto a cuál ha sido el secretode estos años de matrimonio, el señor Rafael dijo que sonpersonas, los dos arquitectos de profesión, que “nos manejamos abase de trabajo, pero también de compresión de amor, de ver quetodos somos iguales que todos tenemos defectos y debemos secondescendientes”.

Por otro lado, Riva Palacio, quienllevara serenata a María Julia un día antes de la boda, en estaocasión le dio 50 rosas por cada año juntos y otra de lassituaciones que no repitió es el baile de aquella ocasión que fueel tema de Amorcito corazón.

Hace 50 años, los Riva Palacio sefueron de luna de miel a Acapulco, Los Ángeles y San Francisco.Ahora, sus hijos les regalaron un viaje a Puerto Rico, donde iráncon algunos de ellos para celebrar los 50 años de su matrimonio,que esperan sean muchos más.

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