/ domingo 29 de marzo de 2020

El Ejército al frente

México está consternado. El surgimiento de un enemigo invisible pero poderoso nos ha puesto a todos contra las cuerdas, golpeándonos en la salud y en el bolsillo, sin saber a ciencia cierta hasta cuándo debemos resistir y estremeciéndonos frente a lo que sucede con nuestros hermanos españoles e italianos.

Ya sea comerciantes, empresarios, profesores, constructores o servidores públicos, todos hemos modificado nuestras rutinas y ajustado en la medida de lo posible el contacto con los demás, mientras el gobierno federal idea un plan de respuesta a la contingencia sanitaria que ya está teniendo lugar en el sistema de salud público y privado, así como en los consultorios de las farmacias de la esquina.

En lo poco que se conoce del plan figuran dos instituciones baluarte de la valentía, el servicio y la honradez: el Ejército y la Marina-Armada de México.

Poniendo al servicio de la sociedad su infraestructura y capital humano sanitario, los militares de México están siendo un pilar fundamental en la respuesta del gobierno frente a este virus que tiene la fuerza de colapsar ambos pulmones en cuestión de horas y provocar la muerte en personas con problemas en el sistema inmunológico.

Qué frágiles e indefensos seguimos siendo los seres humanos y qué descuidados hemos sido con nuestros científicos, especialistas y equipo médico, quienes hoy a pesar de las insuficiencias presupuestales y maltrato gubernamental están tratando de salvar vidas.

En cuestión de 100 días desde el conocimiento de la existencia de este virus, un tercio de la Humanidad se ha visto cimbrado.

Pero no así los soldados mexicanos que una vez más frente a la emergencia se crecen y están listos para seguir sirviendo a quienes más necesitan de su ayuda: los contagiados en situación grave.

No se trata de que las mujeres y los hombres del Ejército substituyan a los médicos y enfermeros civiles, sino que complementen esfuerzos, ideen estrategias de respuesta, operen en lugares de emergencia y se facilite la atención de pacientes.

Estos difíciles momentos también nos hacen tomar consciencia, especialmente a los mexicanos, sobre los descuidos y excesos en los que comúnmente incurrimos como consumidores. Si la diabetes, obesidad e hipertensión no fueran parte de la vida diaria de millones de personas, quizá el temor y la incertidumbre serían menores, pero nuestro gran México se ha descuidado y hoy tenemos a gran parte de nuestra población con estos padecimientos.

Miles de médicos, enfermeros, enfermeras y personal sanitario están siendo llamados para responder a la crisis; miles de militares en retiro se aprestan a acudir al llamado del General Luis Cresencio Sandoval y volver al servicio de la Patria.

Evidentemente los 4 mil millones de pesos destinados a la SEDENA no serán suficientes para responder a la emergencia y paliar las dolorosas carencias del sistema público de salud, por lo que el gobierno federal no puede perder tiempo y debe destinar los recursos públicos a la más elemental y urgente necesidad: salvar vidas.


@jlcamachov

México está consternado. El surgimiento de un enemigo invisible pero poderoso nos ha puesto a todos contra las cuerdas, golpeándonos en la salud y en el bolsillo, sin saber a ciencia cierta hasta cuándo debemos resistir y estremeciéndonos frente a lo que sucede con nuestros hermanos españoles e italianos.

Ya sea comerciantes, empresarios, profesores, constructores o servidores públicos, todos hemos modificado nuestras rutinas y ajustado en la medida de lo posible el contacto con los demás, mientras el gobierno federal idea un plan de respuesta a la contingencia sanitaria que ya está teniendo lugar en el sistema de salud público y privado, así como en los consultorios de las farmacias de la esquina.

En lo poco que se conoce del plan figuran dos instituciones baluarte de la valentía, el servicio y la honradez: el Ejército y la Marina-Armada de México.

Poniendo al servicio de la sociedad su infraestructura y capital humano sanitario, los militares de México están siendo un pilar fundamental en la respuesta del gobierno frente a este virus que tiene la fuerza de colapsar ambos pulmones en cuestión de horas y provocar la muerte en personas con problemas en el sistema inmunológico.

Qué frágiles e indefensos seguimos siendo los seres humanos y qué descuidados hemos sido con nuestros científicos, especialistas y equipo médico, quienes hoy a pesar de las insuficiencias presupuestales y maltrato gubernamental están tratando de salvar vidas.

En cuestión de 100 días desde el conocimiento de la existencia de este virus, un tercio de la Humanidad se ha visto cimbrado.

Pero no así los soldados mexicanos que una vez más frente a la emergencia se crecen y están listos para seguir sirviendo a quienes más necesitan de su ayuda: los contagiados en situación grave.

No se trata de que las mujeres y los hombres del Ejército substituyan a los médicos y enfermeros civiles, sino que complementen esfuerzos, ideen estrategias de respuesta, operen en lugares de emergencia y se facilite la atención de pacientes.

Estos difíciles momentos también nos hacen tomar consciencia, especialmente a los mexicanos, sobre los descuidos y excesos en los que comúnmente incurrimos como consumidores. Si la diabetes, obesidad e hipertensión no fueran parte de la vida diaria de millones de personas, quizá el temor y la incertidumbre serían menores, pero nuestro gran México se ha descuidado y hoy tenemos a gran parte de nuestra población con estos padecimientos.

Miles de médicos, enfermeros, enfermeras y personal sanitario están siendo llamados para responder a la crisis; miles de militares en retiro se aprestan a acudir al llamado del General Luis Cresencio Sandoval y volver al servicio de la Patria.

Evidentemente los 4 mil millones de pesos destinados a la SEDENA no serán suficientes para responder a la emergencia y paliar las dolorosas carencias del sistema público de salud, por lo que el gobierno federal no puede perder tiempo y debe destinar los recursos públicos a la más elemental y urgente necesidad: salvar vidas.


@jlcamachov

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