/ domingo 16 de junio de 2019

De viaje: ¡Taiwán, tierra de gigantes!

A 180 km al este de China continental, la isla se prepara para dar al mundo grandeza, apoyando a sus naciones hermanas y tejiendo el presente y el futuro de las próximas generaciones, con amabilidad y cordialidad

TAIPEI.- Donde las ideas son en grande, los proyectos se hacen realidad y la gente refleja el esplendor de su cultura y educación, ahí se erige Taiwán, tierra de gigantes, nación que busca el reconocimiento del mundo por sus avances en ciencia, salud y tecnología.

A casi 24 horas de vuelo desde México -aunque muchas más de trasbordos y protocolos migratorios-, caras amables, sencillas y sinceras reciben a los turistas que al salir del aeropuerto, además, pueden observar la naturaleza viva de la isla, sus ríos y agricultura en convivencia con sus tradicionales y coloridos templos, los trenes, la infraestructura vial, la impresionante arquitectura moderna que deja a más de uno boquiabierto por su altura y diseño.

HERMOSO, ESTÉTICO Y LIMPIO

Entre las actividades imperdibles en este lugar del continente asiático se encuentra la visita al Monumento Nacional Conmemorativo a Chiang Kai-shek, personaje que mantuvo viva la esperanza de que bajo su liderazgo el comunismo acabaría cayendo. El sitio cuenta con arquitectura de madera y ladrillo, con columnas de escasa elevación y que carecen de capitel. Una vez dentro, la vestimenta, joyería, caligrafía y los muebles que rodeaban a esta emblemática figura que asombra por su grandeza es custodiada por guardias de seguridad en su zona más alta.

A 90 minutos de distancia de Taipei, capital de Taiwán, se encuentra YuYuPas, un parque indígena cultural del que es fácil enamorarse por su frondoso y verde paisaje. Su olor es encantador porque está rodeado de sembradíos de té y café, evoca a la vitalidad. Ahí se disfruta de la naturaleza que cuidan sigilosamente sus encargados, además de un museo donde exponen la forma en que habitaron sus tribus ancestrales. También hay espectáculos de danza aborigen y degustación de platillos tradicionales a base de pescado, pollo, carne roja, vegetales y bambú, los cuales acompañan con las dos variedades de té que ahí cosechan, la verde y la roja, una más fuerte que la otra, pero igual de reconfortantes para el alma y el cuerpo.

Para conocer la fastuosidad de su historia, también destaca el Museo Nacional del Palacio, que alberga más de siete mil piezas de arte entre reliquias, cerámica, pinturas, escrituras y otros. Este edificio de tres pisos hábilmente demuestra las fortalezas de su historia, arte y cultura, e incluso custodia una de las mayores colecciones de artefactos chinos del mundo, que hoy los hace ser el cuarto museo más bello del planeta, según la revista Vogue, de Francia.

Una de sus atracciones, que yace imponente justo en el centro de Taipei, es la Torre Taipei 101, que maravilla a propios y extraños por su elegancia y altura. Es una arquitectura que hace honor al cuadro completo de la ciudad, con 101 pisos donde hay comercios, restaurantes y oficinas. En el 89 se encuentra uno de sus miradores, pero llegar hasta ahí es una fiesta para la vista, porque en cualquier rincón de la estructura se pueden fotografiar los hermosos paisajes naturales y de concreto de Taiwán: el metro, el aeropuerto, zonas comerciales e industriales, además de vialidades y distintos puntos de atracción. A este sitio se sube mediante elevador en tan sólo 36 segundos.

Otro atractivo para los sentidos son sus mercados tanto de día como de noche, porque sorprenden con la venta de esqueletos de tiburón, semillas, vegetales, hongos y frutas nunca antes vistas para ojos occidentales, animales disecados, algunos flotando en químicos o comida callejera extravagante. Estos espacios públicos son como un canto de sirena que cautiva, envuelve y finalmente atrapa por sus olores, colores, texturas y un sinnúmero de productos poco conocidos.

Largas calles, de coloridos letreros, con trazos y caracteres chinos, establecimientos con alta y menor calidad en sus productos, se abren como un abanico de posibilidades; todo es hermoso, estético y limpio. No obstante, a cada paso motociclistas no perdonan al peatón y lo rodean sin importar su nacionalidad.

Hombres y mujeres con pieles sin los estragos de la edad atienden sus negocios, unos llaman más la atención que otros. El inglés es una lengua universal que ayuda a pedir descuentos por las vastas compras que se hacen, sobre todo en celulares.

Otra de las gratas experiencias de este encuentro con la cultura oriental es abordar el tren de alta velocidad 615 hacia la Ciudad de Chiayi, donde se constata que los taiwaneses son una cultura ordenada y educada: todo tiene un horario; se acomodan en fila; sin pasarse los andenes, sin gritos, ruidos extremos, empujones o alharacas; esperan pacientemente su vehículo anticontaminante y de alta velocidad que circula a 360 kilómetros por hora.

LA NACIÓN DE LA SALUD

Entre los grandes avances de los que presume esta nación están los relacionados con la salud, ya que por instrucción de su presidenta, Tsai Ing-wen, actualmente comparten descubrimientos científicos que eliminan pandemias y letales enfermedades crónicas que aquejan principalmente a países de América.

Una visita al viceministro del Consejo de Asuntos de China Continental, Chiu Chui-cheng, motivó el llamado a otros países para que se solidaricen con Taiwán y hagan votos por que sean tomados en cuenta para formar parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que quieren asistir como observadores y ayudar al resto, al ser una potencia con fuertes progresos sanitarios que pueden servir. El mes de mayo pasado, se les negó tal posibilidad, sin embargo, seguirán apelando a la buena voluntad de regiones hermanas para que se les incluya en este importante organismo sanitario.

Incluso, desde el Fondo de Cooperación y Desarrollo Internacional (ICDF), el equipo del subsecretario general, Lee Pai-Po, está ayudando a diversas naciones de América Latina para enfrentar enfermedades y condiciones de pobreza y marginación; con Honduras, Guatemala y Paraguay trabajan estrechamente en la mecanización agrícola, medicina, salud pública, circuito integrado y medio ambiente.

En la representación del Ministerio de Salud y Bienestar que dirige Chen Shih-chung están trabajando con 237 farmacéuticas del mundo que quieren adquirir el desarrollo de vacunas que están creando contra varios males, uno de ellos el dengue.

En el Instituto Nacional de Salud, que dirige Shih-Feng Tsai, generan una macrovacuna que acabará con los cuatro tipos de dengue; asimismo, crean fármacos más eficientes contra el cáncer, hepatitis y diabetes. En este lugar se concentran ocho instituciones y dos centros de investigación sanitaria que están enfocados en prevenir enfermedades.

Aplican el Programa Nacional del Seguro del Pueblo, el cual es de muy bajo costo y con cobertura universal para los taiwaneses, mismo que ya comparten con varias naciones, incluido México, para digitalizar servicios y controlar mejor la información de los pacientes.

EPICENTRO DE LA CIENCIA

Uno de los momentos de mayor esplendor es conocer el Parque Científico de Taiwán Central, Ministerio de Ciencia y Tecnología (MOST), que en 1949 apenas era un sembradío de arroz y que para el 2003 albergó tres parques industriales con 200 empresas acreditadas, generando más de 800 mil millones de dólares al año y que plantea anualmente un crecimiento de 20 por ciento.

Su director general, Ming-Huang Chen, explica que ahí se sostiene a más de 300 mil empleados que laboran en el Huwei, Taichung, Houli, Erlin y en el Chung Hsing Park, donde se enfocan a la nanotecnología, la industria aeroespacial, los optoelectrónicos, circuitos integrados, biotecnología, maquinaria de precisión, computación y energía verde. Se trata de una megalópolis que cuenta con todos los servicios. El alcance del ojo humano no da para ver la totalidad de profundidad de crecimiento de esta zona.

Otro ejemplo de su grandeza científica está en la empresa 7Starlake, donde el presidente Martín Ting muestra el futuro de la realidad artificial con un vehículo inteligente que no afecta al medio ambiente, es de bajo costo, utilizado mediante aplicaciones telefónicas, no es conducido por ninguna persona y tiene reconocimiento facial. Taiwán es la meca del fututo tecnológico, pues es uno de los principales fabricantes de productos de la información y la comunicación en el mundo, según estadísticas de 2018.

La cereza del pastel es un paseo al Centro i-Ride Taipei, donde la experiencia de un vuelo panorámico virtual transporta a su naturaleza y cultura. Se pueden sentir reales los paseos por sus mágicas montañas, cruzar por sus emblemáticas calles, atravesar sus ríos, sumergirse en las saladas aguas, oler sus refrescantes plantíos de té y cerezos y bailar en sus celebraciones tradicionales de año nuevo. Con esta experiencia queda claro por qué están situados en el lugar número 15 de entre 137 economías dentro del Foro Económico Mundial.

En la plantación de orquídeas de Taiwán, ubicada en la ciudad de Tainan, atendida por integrantes del Consejo Nacional de Agricultura, el parque es de 175 hectáreas de longitud y actualmente es trabajado por 84 empresas, la cuales básicamente producen dos tipos de flor, la muñeca y la mariposa, generando unos 200 millones de dólares en exportaciones al año.

Ahí, buscan competir con Estados Unidos, Japón, Vietnam, Holanda, Corea, Australia, Irlanda, Brasil, Inglaterra y Singapur. “Entre más rara sea, la pagarán mejor”, revela Alejandra, emprendedora chilena radicada ahí, y aclara que ello obedece a que los europeos gustan mucho de este tipo de flor.

EL NIÑO DE LA FE

El marco de este recorrido es un acercamiento con la religión, a uno de sus templos con más de 300 años de antigüedad, el Monte del Dragón, donde se venera a Matsu, diosa del mar en la mitología china. A ella se le pide honrar los alimentos. Niños, hombres, ancianos llegan a las faldas de este recinto para pedir por su bienestar y el de los suyos.

Entre oro, colores chillantes, luces y adornos convergen distintas religiones, el budismo, taoísmo, I-Kuan Tao, cristianismo y el islamismo. Escenas de fervor verdadero, semejantes a las mexicanas, son mostradas por aquellos que al pie de sus imágenes religiosas pedían por un nuevo amor o quedar embarazadas. Muchos tocan el quemador de incienso, una gran y ornamentada olla dorada; otros aventaban dos piedras al suelo que si resultaban disparejas significaba que los dioses no concederían favores, de caer iguales han sido bendecidos en su petición. Los hay quienes se arrodillaban para rezar y otros que desde algunas esquinas, sentados en unas incómodas sillas, se sumergían a rezar con sus libros abiertos.

En las mesas que hay por doquier son colocados los alimentos, golosinas y toda clase de productos que desean sean bendecidos por las deidades que están protegiendo desde los techos los toscos dragones de largas colas y grandes hocicos.

HASTA LOS ÁRBOLES, DERECHITOS

Taiwán es una cultura donde hasta los árboles van derechitos y es una expresión literal, porque se ve que los troncos son rodeados por maderas para que no se inclinen ni se vayan chuecos.

Aunque también se podría tomar como una metáfora, porque en las calles no hay basura, tiraderos clandestinos, contaminación, perros callejeros, tampoco indigentes o malvivientes. Los visitantes pocas veces se encuentran con elementos de seguridad, ya que no tienen un elevado índice delictivo, y no se observan en las esquinas, patrullas ni policías. Eso sí, hay cámaras de vigilancia por doquier: un dato no oficial apunta que hay instaladas más de 14 mil, con lo que se inhibe a la criminalidad.

El embajador Miguel Li-jey Tsao, viceministro Ministerio de Relaciones Exteriores, reconoce la importancia en el mundo de la comunicación de Organización Editorial Mexicana (OEM).

En Taiwán con trabajo se preparan para dar al mundo grandeza, apoyan a sus naciones hermanas para tejer el presente y el futuro de las próximas generaciones, con amabilidad y cordialidad. Además, el país está listo para la renovación presidencial en el mes de enero próximo, y quienes encuentran en la democracia áreas de oportunidad para ejercer la equidad para hombres y mujeres, abren al mundo todo lo que han alcanzado en poco tiempo. Quieren ser ejemplo y recibir el reconocimiento que merecen.

LO QUE HAY QUE SABER

  • Se requiere de visa taiwanesa
  • Hay que cambiar dólares por Nuevos Dólares, en el aeropuerto
  • A veces, no aceptan Visa, ni MasterCard
  • Rentan teléfonos celulares en el aeropuerto
  • A los templos se entra por la derecha y se sale por la izquierda
  • No se da propina
  • Los enchufes son iguales que en México
  • Llevar tu propio picante, el serrano de allá no pica

TAIPEI.- Donde las ideas son en grande, los proyectos se hacen realidad y la gente refleja el esplendor de su cultura y educación, ahí se erige Taiwán, tierra de gigantes, nación que busca el reconocimiento del mundo por sus avances en ciencia, salud y tecnología.

A casi 24 horas de vuelo desde México -aunque muchas más de trasbordos y protocolos migratorios-, caras amables, sencillas y sinceras reciben a los turistas que al salir del aeropuerto, además, pueden observar la naturaleza viva de la isla, sus ríos y agricultura en convivencia con sus tradicionales y coloridos templos, los trenes, la infraestructura vial, la impresionante arquitectura moderna que deja a más de uno boquiabierto por su altura y diseño.

HERMOSO, ESTÉTICO Y LIMPIO

Entre las actividades imperdibles en este lugar del continente asiático se encuentra la visita al Monumento Nacional Conmemorativo a Chiang Kai-shek, personaje que mantuvo viva la esperanza de que bajo su liderazgo el comunismo acabaría cayendo. El sitio cuenta con arquitectura de madera y ladrillo, con columnas de escasa elevación y que carecen de capitel. Una vez dentro, la vestimenta, joyería, caligrafía y los muebles que rodeaban a esta emblemática figura que asombra por su grandeza es custodiada por guardias de seguridad en su zona más alta.

A 90 minutos de distancia de Taipei, capital de Taiwán, se encuentra YuYuPas, un parque indígena cultural del que es fácil enamorarse por su frondoso y verde paisaje. Su olor es encantador porque está rodeado de sembradíos de té y café, evoca a la vitalidad. Ahí se disfruta de la naturaleza que cuidan sigilosamente sus encargados, además de un museo donde exponen la forma en que habitaron sus tribus ancestrales. También hay espectáculos de danza aborigen y degustación de platillos tradicionales a base de pescado, pollo, carne roja, vegetales y bambú, los cuales acompañan con las dos variedades de té que ahí cosechan, la verde y la roja, una más fuerte que la otra, pero igual de reconfortantes para el alma y el cuerpo.

Para conocer la fastuosidad de su historia, también destaca el Museo Nacional del Palacio, que alberga más de siete mil piezas de arte entre reliquias, cerámica, pinturas, escrituras y otros. Este edificio de tres pisos hábilmente demuestra las fortalezas de su historia, arte y cultura, e incluso custodia una de las mayores colecciones de artefactos chinos del mundo, que hoy los hace ser el cuarto museo más bello del planeta, según la revista Vogue, de Francia.

Una de sus atracciones, que yace imponente justo en el centro de Taipei, es la Torre Taipei 101, que maravilla a propios y extraños por su elegancia y altura. Es una arquitectura que hace honor al cuadro completo de la ciudad, con 101 pisos donde hay comercios, restaurantes y oficinas. En el 89 se encuentra uno de sus miradores, pero llegar hasta ahí es una fiesta para la vista, porque en cualquier rincón de la estructura se pueden fotografiar los hermosos paisajes naturales y de concreto de Taiwán: el metro, el aeropuerto, zonas comerciales e industriales, además de vialidades y distintos puntos de atracción. A este sitio se sube mediante elevador en tan sólo 36 segundos.

Otro atractivo para los sentidos son sus mercados tanto de día como de noche, porque sorprenden con la venta de esqueletos de tiburón, semillas, vegetales, hongos y frutas nunca antes vistas para ojos occidentales, animales disecados, algunos flotando en químicos o comida callejera extravagante. Estos espacios públicos son como un canto de sirena que cautiva, envuelve y finalmente atrapa por sus olores, colores, texturas y un sinnúmero de productos poco conocidos.

Largas calles, de coloridos letreros, con trazos y caracteres chinos, establecimientos con alta y menor calidad en sus productos, se abren como un abanico de posibilidades; todo es hermoso, estético y limpio. No obstante, a cada paso motociclistas no perdonan al peatón y lo rodean sin importar su nacionalidad.

Hombres y mujeres con pieles sin los estragos de la edad atienden sus negocios, unos llaman más la atención que otros. El inglés es una lengua universal que ayuda a pedir descuentos por las vastas compras que se hacen, sobre todo en celulares.

Otra de las gratas experiencias de este encuentro con la cultura oriental es abordar el tren de alta velocidad 615 hacia la Ciudad de Chiayi, donde se constata que los taiwaneses son una cultura ordenada y educada: todo tiene un horario; se acomodan en fila; sin pasarse los andenes, sin gritos, ruidos extremos, empujones o alharacas; esperan pacientemente su vehículo anticontaminante y de alta velocidad que circula a 360 kilómetros por hora.

LA NACIÓN DE LA SALUD

Entre los grandes avances de los que presume esta nación están los relacionados con la salud, ya que por instrucción de su presidenta, Tsai Ing-wen, actualmente comparten descubrimientos científicos que eliminan pandemias y letales enfermedades crónicas que aquejan principalmente a países de América.

Una visita al viceministro del Consejo de Asuntos de China Continental, Chiu Chui-cheng, motivó el llamado a otros países para que se solidaricen con Taiwán y hagan votos por que sean tomados en cuenta para formar parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que quieren asistir como observadores y ayudar al resto, al ser una potencia con fuertes progresos sanitarios que pueden servir. El mes de mayo pasado, se les negó tal posibilidad, sin embargo, seguirán apelando a la buena voluntad de regiones hermanas para que se les incluya en este importante organismo sanitario.

Incluso, desde el Fondo de Cooperación y Desarrollo Internacional (ICDF), el equipo del subsecretario general, Lee Pai-Po, está ayudando a diversas naciones de América Latina para enfrentar enfermedades y condiciones de pobreza y marginación; con Honduras, Guatemala y Paraguay trabajan estrechamente en la mecanización agrícola, medicina, salud pública, circuito integrado y medio ambiente.

En la representación del Ministerio de Salud y Bienestar que dirige Chen Shih-chung están trabajando con 237 farmacéuticas del mundo que quieren adquirir el desarrollo de vacunas que están creando contra varios males, uno de ellos el dengue.

En el Instituto Nacional de Salud, que dirige Shih-Feng Tsai, generan una macrovacuna que acabará con los cuatro tipos de dengue; asimismo, crean fármacos más eficientes contra el cáncer, hepatitis y diabetes. En este lugar se concentran ocho instituciones y dos centros de investigación sanitaria que están enfocados en prevenir enfermedades.

Aplican el Programa Nacional del Seguro del Pueblo, el cual es de muy bajo costo y con cobertura universal para los taiwaneses, mismo que ya comparten con varias naciones, incluido México, para digitalizar servicios y controlar mejor la información de los pacientes.

EPICENTRO DE LA CIENCIA

Uno de los momentos de mayor esplendor es conocer el Parque Científico de Taiwán Central, Ministerio de Ciencia y Tecnología (MOST), que en 1949 apenas era un sembradío de arroz y que para el 2003 albergó tres parques industriales con 200 empresas acreditadas, generando más de 800 mil millones de dólares al año y que plantea anualmente un crecimiento de 20 por ciento.

Su director general, Ming-Huang Chen, explica que ahí se sostiene a más de 300 mil empleados que laboran en el Huwei, Taichung, Houli, Erlin y en el Chung Hsing Park, donde se enfocan a la nanotecnología, la industria aeroespacial, los optoelectrónicos, circuitos integrados, biotecnología, maquinaria de precisión, computación y energía verde. Se trata de una megalópolis que cuenta con todos los servicios. El alcance del ojo humano no da para ver la totalidad de profundidad de crecimiento de esta zona.

Otro ejemplo de su grandeza científica está en la empresa 7Starlake, donde el presidente Martín Ting muestra el futuro de la realidad artificial con un vehículo inteligente que no afecta al medio ambiente, es de bajo costo, utilizado mediante aplicaciones telefónicas, no es conducido por ninguna persona y tiene reconocimiento facial. Taiwán es la meca del fututo tecnológico, pues es uno de los principales fabricantes de productos de la información y la comunicación en el mundo, según estadísticas de 2018.

La cereza del pastel es un paseo al Centro i-Ride Taipei, donde la experiencia de un vuelo panorámico virtual transporta a su naturaleza y cultura. Se pueden sentir reales los paseos por sus mágicas montañas, cruzar por sus emblemáticas calles, atravesar sus ríos, sumergirse en las saladas aguas, oler sus refrescantes plantíos de té y cerezos y bailar en sus celebraciones tradicionales de año nuevo. Con esta experiencia queda claro por qué están situados en el lugar número 15 de entre 137 economías dentro del Foro Económico Mundial.

En la plantación de orquídeas de Taiwán, ubicada en la ciudad de Tainan, atendida por integrantes del Consejo Nacional de Agricultura, el parque es de 175 hectáreas de longitud y actualmente es trabajado por 84 empresas, la cuales básicamente producen dos tipos de flor, la muñeca y la mariposa, generando unos 200 millones de dólares en exportaciones al año.

Ahí, buscan competir con Estados Unidos, Japón, Vietnam, Holanda, Corea, Australia, Irlanda, Brasil, Inglaterra y Singapur. “Entre más rara sea, la pagarán mejor”, revela Alejandra, emprendedora chilena radicada ahí, y aclara que ello obedece a que los europeos gustan mucho de este tipo de flor.

EL NIÑO DE LA FE

El marco de este recorrido es un acercamiento con la religión, a uno de sus templos con más de 300 años de antigüedad, el Monte del Dragón, donde se venera a Matsu, diosa del mar en la mitología china. A ella se le pide honrar los alimentos. Niños, hombres, ancianos llegan a las faldas de este recinto para pedir por su bienestar y el de los suyos.

Entre oro, colores chillantes, luces y adornos convergen distintas religiones, el budismo, taoísmo, I-Kuan Tao, cristianismo y el islamismo. Escenas de fervor verdadero, semejantes a las mexicanas, son mostradas por aquellos que al pie de sus imágenes religiosas pedían por un nuevo amor o quedar embarazadas. Muchos tocan el quemador de incienso, una gran y ornamentada olla dorada; otros aventaban dos piedras al suelo que si resultaban disparejas significaba que los dioses no concederían favores, de caer iguales han sido bendecidos en su petición. Los hay quienes se arrodillaban para rezar y otros que desde algunas esquinas, sentados en unas incómodas sillas, se sumergían a rezar con sus libros abiertos.

En las mesas que hay por doquier son colocados los alimentos, golosinas y toda clase de productos que desean sean bendecidos por las deidades que están protegiendo desde los techos los toscos dragones de largas colas y grandes hocicos.

HASTA LOS ÁRBOLES, DERECHITOS

Taiwán es una cultura donde hasta los árboles van derechitos y es una expresión literal, porque se ve que los troncos son rodeados por maderas para que no se inclinen ni se vayan chuecos.

Aunque también se podría tomar como una metáfora, porque en las calles no hay basura, tiraderos clandestinos, contaminación, perros callejeros, tampoco indigentes o malvivientes. Los visitantes pocas veces se encuentran con elementos de seguridad, ya que no tienen un elevado índice delictivo, y no se observan en las esquinas, patrullas ni policías. Eso sí, hay cámaras de vigilancia por doquier: un dato no oficial apunta que hay instaladas más de 14 mil, con lo que se inhibe a la criminalidad.

El embajador Miguel Li-jey Tsao, viceministro Ministerio de Relaciones Exteriores, reconoce la importancia en el mundo de la comunicación de Organización Editorial Mexicana (OEM).

En Taiwán con trabajo se preparan para dar al mundo grandeza, apoyan a sus naciones hermanas para tejer el presente y el futuro de las próximas generaciones, con amabilidad y cordialidad. Además, el país está listo para la renovación presidencial en el mes de enero próximo, y quienes encuentran en la democracia áreas de oportunidad para ejercer la equidad para hombres y mujeres, abren al mundo todo lo que han alcanzado en poco tiempo. Quieren ser ejemplo y recibir el reconocimiento que merecen.

LO QUE HAY QUE SABER

  • Se requiere de visa taiwanesa
  • Hay que cambiar dólares por Nuevos Dólares, en el aeropuerto
  • A veces, no aceptan Visa, ni MasterCard
  • Rentan teléfonos celulares en el aeropuerto
  • A los templos se entra por la derecha y se sale por la izquierda
  • No se da propina
  • Los enchufes son iguales que en México
  • Llevar tu propio picante, el serrano de allá no pica

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