BERLÍN, Alemania.- “Allá donde Hitler se encontraba, se encontraba el poder”, señala el historiador Harald Sadner, quien está considerado el mayor experto en la figura del Führer alemán y quien presentó su libro “El itinerario”.
La obra repasa los lugares en los que estuvo Adolfo Hitler a lo largo de su vida y documenta todos sus días, desde su nacimiento hasta su muerte. El autor consigue lo que parece, a priori, un imposible: determinar el paradero del Führer a lo largo de 56 años y 10 días, además precisar dónde se encontraba durante los cuatro mil días que estuvo al frente del imperio alemán.
Harald Sadner plasma en un total de dos mil 400 páginas, divididas en cuatro tomos, el trabajo de investigación de más de 20 años. No hay detalle de la vida del dictador, por pequeño que sea, que se le escape. “Empecé a interesarme por la historia en torno a los 13 años cuando compré la biografía de Hitler que escribió Joachim C. Fest”, aseguró en un encuentro con periodistas extranjeros en Berlín.
A partir de ahí su interés creció y empezó a detectar errores e inconsistencias que en algunos casos llegaron a convertirse en leyendas o a formar parte de biografías y que Sadner desmonta en la obra. “En algunos libros se decía que Hitler apenas había estado en Hamburgo, porque no le gustaba la ciudad y la consideraba demasiado cosmopolita. Eso es mentira, él pasó allí 75 días entre 1926 hasta 1939. Fue la ciudad que más visitó después de Berlín, Múnich y Nüremberg”, apuntó.
También niega una estrecha relación entre el Führer y la familia que regentaba el Hotel Adlon, situado en las inmediaciones de la Puerta de Brandenburgo. “En realidad solo se hospedó allí en dos ocasiones”, destacó.
El libro termina con mitos que el imaginario popular liga a la figura del Führer y devela aspectos poco conocidos de su ámbito más personal. “Hitler no tenía vida privada, para él no existían los fines de semana. De hecho, es imposible encontrar fotografías en las que no aparezca, siendo Führer, vestido con su uniforme”, explicó Sadner.
Asimismo, su profundo conocimiento sobre el dictador le ha permitido constatar que Adolfo Hitler ganaba en las distancias cortas y desprendía encanto entre sus interlocutores. Incluso llegaba a manifestar preocupación por su círculo más cercano, que se mantuvo invariable a lo largo de los años.
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