Martha Elva González / El Sol de México
Los riesgos de los embarazos subrogados crece, junto con su popularidad en los últimos años, son los “vientres de supermercado”, que desplazan a la adopción de niños, tan necesaria en el país, donde el “producto” “puede ser desechado por defectuoso” o asesinado, porque “pagaron uno y se empiezan a gestar tres”, alerta la Arquidiócesis Primada de México (APM).
En su editorial “Los riesgos de los vientres de supermercado”, en su semanario Desde la Fe, describe “tres casos aterradores sobre ‘vientres de alquiler, que dejan en claro cuestionamientos bioéticos sobre este fenómeno”.
Consigna que la renta de vientres ha crecido en popularidad en los últimos años y ahora, junto a la fertilización in vitro, se ha constituido como una opción, no solo para los padres que no pueden tener hijos, sino para quienes, mediante este método, pretenden evitarse cualquier molestia que implique vivir un embarazo.
Precisa que el procedimiento consiste en implantar un óvulo fecundado artificialmente, en el vientre de una mujer, quien en la mayoría de los casos, recibe un pago a cambio de este servicio, “y al final, tendrá que olvidarse de ese pequeño ser que ha llevado consigo durante nueve meses”.
Dice que el primer problema que se presenta “es que la adopción de niños, tan necesaria en nuestros días”, una forma de ejercer la paternidad, “ha comenzado a venirse a menos, pues ahora las parejas, con el fin de tener niños que sean “sangre de su sangre”, prefieren alquilar un vientre como objeto de producción.
“Donde el ‘producto’ puede ser desechado por ‘defectuoso’ o dado en adopción por no querer un duplicado o asesinado en caso de exceder el número de hijos que se planea tener”.
Los graves problemas –dice- pueden plantearse a base de preguntas que naturalmente, asoman siempre que se habla de este fenómeno de los “vientres de alquiler”, cuyos defensores dejan al aire de la manera más irresponsable.
¿Quiénes son los verdaderos padres de un bebé producto de un vientre en alquiler? ¿Los hijos son un derecho o un don? ¿Qué pasa con la mujer y el impacto físico y psicológico que trae?, el llevar durante nueve meses en el vientre a un niño que sabe que no verás más, ¿Una mujer puede ser obligada a asesinar a un niño que lleva en el vientre?, porque el que lo ‘pago’, ya no lo quiere.
Tres aterradores casos reales Describe, para dar soporte a estos cuestionamientos bioéticos, “tres aterradores casos reales que vienen a la perfección”.
El primero es el de Britney Rose Torres, quien accedió a alquilar su vientre para llevar el hijo de la amiga de una prima suya. El resultado de la implantación, como frecuentemente sucede, fue un embarazo múltiple: trillizos.
Los padres biológicos de los niños le pidieron que abortara uno. El resultado es que ahora Britney y la amiga de su prima se encuentran en medio de una disputa legal, ya que la primera afirma que ella no puede asesinar a un bebé. En caso de que las autoridades fallaran a favor de los padres biológicos, estarían obligando a una persona a abortar.
El segundo caso es el de Melissa Cook, quien fue contratada por un hombre para tener un bebé concebido con su esperma y los óvulos de una donante. El resultado también fue un embarazo de trillizos.
Él vive con sus padres y ha decidido que solo criará a un bebé, que dará a otro en adopción y exige que el tercero sea abortado para que los otros dos no tengan problemas durante el periodo de gestación.
Ante esto, Melissa Cook ha presentado una denuncia de inconstitucionalidad contra la Ley de Maternidad Subrogada del Estado de California, Estados Unidos.
El tercer caso fue muy conocido, y tiene que ver con una pareja australiana que pagó diez mil euros a una mujer tailandesa para que les alquilara su vientre.