/ miércoles 9 de marzo de 2016

Causa sensación en Francia una exposición de Yoko Ono

Carlos Siula / El Sol de México

Corresponsal PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- La viuda de John Lennon no pudo viajar a Francia. En su lugar vinieron las obras de arte de Yoko Ono, una de las artistas más talentosas y menos conocidas del último medio siglo.

Inquietos por la severa gripe que la golpeó hace 10 días -algo que no es insignificante para alguien de 83 años-, sus médicos le aconsejaron no tomar el avión para asistir al vernissage de la retrospectiva “Yoko Ono. Luces del amanecer”, inaugurada ayer en el Museo de Arte Contemporáneo de Lyon (MacLyon). Finalmente, prometió venir en mayo, poco antes de que termine la muestra, programada hasta el 10 de julio, aseguró el director del museo, Thierry Raspail.

La conmoción que había creado esa exposición no era solo un artificio publicitario. Calificada por su difunto marido como la “artista desconocida más célebre del planeta”, recién hace pocos años que el mundo descubrió su talento. Después de la sorprendente retrospectiva que presentó en Fráncfort en 2013 y dos años después en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa), el Mac de Lyon le dedicó una superficie de 3 mil m2 distribuidos en tres pisos a la presentación de las obras realizadas entre 1952 y 2016, es decir un periodo que cubre más de 60 años de creación.

Con su voz discreta y su aspecto de geisha, quien durante años fuera acusada de ser la “bruja” responsable de la separación de los Beatles, no oculta su satisfacción ante este tardío reconocimiento: “Siempre pensé que había que ser paciente, sin dejar jamás de creer”, confesó recientemente en Nueva York.

Su retrospectiva, que suena en francés como un haiku, “Yoko Ono. Lumière de l’aube”, es también una perfecta síntesis de su historia y de su personalidad: sin cronologías, pasando de lo invisible a lo monumental, de sus pinturas-instrucciones a sus videos e instalaciones más célebres o más recientes. Es imposible visualizar el caleidoscopio Yoko Ono, que simultáneamente publica un nuevo álbum, “Yes, I’m a Witch Too” (Si, también soy una bruja).

Las “instrucciones” creadas por la artista incitan a todas las interpretaciones y, en consecuencia, pueden traducirse en numerosas formas. Más de 150 de esas obras fueron reunidas en 1964 en un libro titulado “Grapefruit”, que constituye una verdadera retrospectiva. Su primera “instrucción” data de 1955, “Lighting Piece”: “Light a match and watch it till it goes out” (Enciende un fósforo y míralo hasta que se consuma). Generalmente escritas en modo imperativo, deben ser practicadas por quien desee conocer esa experiencia y dejan un considerable espacio a la imaginación.

Los críticos franceses de arte suelen decir que es una pena que, para el gran público, Yoko Ono sea apenas “madame John Lennon”. La hipermediatización de su “love story” con el carismático líder musical eclipsó su prolífica obra. Para los especialistas, esa obra es hoy ineludible y de una extrema actualidad. “Quise que la exposición fuera absolutamente fiel a su obra, en armonía con el principio de sus ‘instrucciones’ y al ‘espíritu’ que para ella es fundamental”, explica el curador de la muestra, Thierry Raspail.

Por esa razón, porque el arte visual contiene el sonido -o lo inverso- la música de Yoko Ono no fue “aislada” en el espacio de la muestra para poder ser escuchada: por el contrario, sale por todas partes. La artista aceptó de buen grado realizar su propia playlist, que el visitante puede mirar… es decir escuchar, como otra de sus “instrucciones”.

La exposición se recorre como el diagrama de una historia que será vivida. Los organizadores de la muestra privilegiaron las obras en su versión “accesible” para el público. “Es la lección de Yoko Ono: es necesario experimentar y compartir”, precisa Raspail.

De ese modo, el visitante encuentra en cada piso En Trance, que no es ni “entrada” ni “entrando”; descubre Amaze, recuerdo de flushing, el WC que aparecía en el concierto de Village Gate, y revela -entre muchos otros- un Water Event actualizado, un Half-A-Room “bourgeois”, un Play It By en su máxima extensión, un Yes Painting que se puede montar, una Kitchen Piece interpretada por diez chefs que “crean” una sopa para la ocasión, etc.

Para Raspail, justamente, la palabra “etc.” dice mucho sobre la obra de Yoko Ono: “Me parece una excelente ‘instrucción’ para el work in progress (trabajo en curso), que es la base de su creación”, afirma.

La retrospectiva en el Mac Lyon incluye un imponente catálogo de 496 páginas magníficamente ilustradas, bilingüe inglés/francés, con textos de Yoko Ono traducidos por primera vez en francés.

La programación cultural en torno a la muestra no termina allí. El museo también propone diferentes miradas de la obra de la artista, que la sitúan en el contexto donde comenzó a crear, subrayan el sitio histórico que ocupa y muestran su actualidad. La inscripción de Yoko Ono en ciertas corrientes del pensamiento como el pacifismo o el feminismo, su utilización de la “performance”, sus creaciones musicales, sus lazos con el arte conceptual y con Japón serán analizados a través de un nutrido ciclo de conferencias.

Carlos Siula / El Sol de México

Corresponsal PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- La viuda de John Lennon no pudo viajar a Francia. En su lugar vinieron las obras de arte de Yoko Ono, una de las artistas más talentosas y menos conocidas del último medio siglo.

Inquietos por la severa gripe que la golpeó hace 10 días -algo que no es insignificante para alguien de 83 años-, sus médicos le aconsejaron no tomar el avión para asistir al vernissage de la retrospectiva “Yoko Ono. Luces del amanecer”, inaugurada ayer en el Museo de Arte Contemporáneo de Lyon (MacLyon). Finalmente, prometió venir en mayo, poco antes de que termine la muestra, programada hasta el 10 de julio, aseguró el director del museo, Thierry Raspail.

La conmoción que había creado esa exposición no era solo un artificio publicitario. Calificada por su difunto marido como la “artista desconocida más célebre del planeta”, recién hace pocos años que el mundo descubrió su talento. Después de la sorprendente retrospectiva que presentó en Fráncfort en 2013 y dos años después en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa), el Mac de Lyon le dedicó una superficie de 3 mil m2 distribuidos en tres pisos a la presentación de las obras realizadas entre 1952 y 2016, es decir un periodo que cubre más de 60 años de creación.

Con su voz discreta y su aspecto de geisha, quien durante años fuera acusada de ser la “bruja” responsable de la separación de los Beatles, no oculta su satisfacción ante este tardío reconocimiento: “Siempre pensé que había que ser paciente, sin dejar jamás de creer”, confesó recientemente en Nueva York.

Su retrospectiva, que suena en francés como un haiku, “Yoko Ono. Lumière de l’aube”, es también una perfecta síntesis de su historia y de su personalidad: sin cronologías, pasando de lo invisible a lo monumental, de sus pinturas-instrucciones a sus videos e instalaciones más célebres o más recientes. Es imposible visualizar el caleidoscopio Yoko Ono, que simultáneamente publica un nuevo álbum, “Yes, I’m a Witch Too” (Si, también soy una bruja).

Las “instrucciones” creadas por la artista incitan a todas las interpretaciones y, en consecuencia, pueden traducirse en numerosas formas. Más de 150 de esas obras fueron reunidas en 1964 en un libro titulado “Grapefruit”, que constituye una verdadera retrospectiva. Su primera “instrucción” data de 1955, “Lighting Piece”: “Light a match and watch it till it goes out” (Enciende un fósforo y míralo hasta que se consuma). Generalmente escritas en modo imperativo, deben ser practicadas por quien desee conocer esa experiencia y dejan un considerable espacio a la imaginación.

Los críticos franceses de arte suelen decir que es una pena que, para el gran público, Yoko Ono sea apenas “madame John Lennon”. La hipermediatización de su “love story” con el carismático líder musical eclipsó su prolífica obra. Para los especialistas, esa obra es hoy ineludible y de una extrema actualidad. “Quise que la exposición fuera absolutamente fiel a su obra, en armonía con el principio de sus ‘instrucciones’ y al ‘espíritu’ que para ella es fundamental”, explica el curador de la muestra, Thierry Raspail.

Por esa razón, porque el arte visual contiene el sonido -o lo inverso- la música de Yoko Ono no fue “aislada” en el espacio de la muestra para poder ser escuchada: por el contrario, sale por todas partes. La artista aceptó de buen grado realizar su propia playlist, que el visitante puede mirar… es decir escuchar, como otra de sus “instrucciones”.

La exposición se recorre como el diagrama de una historia que será vivida. Los organizadores de la muestra privilegiaron las obras en su versión “accesible” para el público. “Es la lección de Yoko Ono: es necesario experimentar y compartir”, precisa Raspail.

De ese modo, el visitante encuentra en cada piso En Trance, que no es ni “entrada” ni “entrando”; descubre Amaze, recuerdo de flushing, el WC que aparecía en el concierto de Village Gate, y revela -entre muchos otros- un Water Event actualizado, un Half-A-Room “bourgeois”, un Play It By en su máxima extensión, un Yes Painting que se puede montar, una Kitchen Piece interpretada por diez chefs que “crean” una sopa para la ocasión, etc.

Para Raspail, justamente, la palabra “etc.” dice mucho sobre la obra de Yoko Ono: “Me parece una excelente ‘instrucción’ para el work in progress (trabajo en curso), que es la base de su creación”, afirma.

La retrospectiva en el Mac Lyon incluye un imponente catálogo de 496 páginas magníficamente ilustradas, bilingüe inglés/francés, con textos de Yoko Ono traducidos por primera vez en francés.

La programación cultural en torno a la muestra no termina allí. El museo también propone diferentes miradas de la obra de la artista, que la sitúan en el contexto donde comenzó a crear, subrayan el sitio histórico que ocupa y muestran su actualidad. La inscripción de Yoko Ono en ciertas corrientes del pensamiento como el pacifismo o el feminismo, su utilización de la “performance”, sus creaciones musicales, sus lazos con el arte conceptual y con Japón serán analizados a través de un nutrido ciclo de conferencias.

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