George Stevens y Alfred Hitchcock sorprendieron al mundo al presentar las imágenes del horror en los campos de concentración donde los nazis exterminaron a miles de judíos, sus trabajos hoy son documentos históricos que pueden verse en algunas plataformas de streaming
La literatura y el cine nos han entregado infinidad de historias sobre la Segunda Guerra Mundial, sean ficciones o basadas en hechos reales, esta etapa atrae por igual a creativos y espectadores empeñados en conocer las estrategias, a los hombres detrás de las decisiones que cambiaron el destino de miles de personas o a aquellos que formaron parte de los ejércitos de las naciones involucradas.
Pero hay un tema, atroz y cruel que sigue siendo objeto de libros y películas: el holocausto. En cine recordamos filmes como La decisión de Sophie (Alan J. Pakula 1983), protagonizada por Meryl Streep, que presenta las vivencias de una sobreviviente de un campo de concentración (1982); en La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993), vemos al empresario alemán que hizo lo imposible por salvar la vida cientos de trabajadores judíos empleados en su fábrica de Cracovia.
La vida es bella (Roberto Benigni, 1997) muestra a un padre que intenta por todos los medios y utilizando la comedia, que su hijo no se entere que vive en un campo de concentración.
Dirigida por Roman Polanski y protagonizada por Adrien Brody, El pianista (2002), narra la historia real de Wladyslaw Szpilman, un músico polaco de origen judío que intenta sobrevivir a la persecución nazi en una Varsovia en ruinas.
Mientras El niño con el pijama de rayas (Mark Herman 2008), basada en el libro del mismo nombre, describe la relación de dos niños, uno encerrado en el campo de concentración y el hijo del general nazi encargado del lugar.
Hay otras cintas que no deben pasar inadvertidas, como El hijo de Saúl (László Nemes, 2015) que presenta la desolación de un hombre encargado de quemar los cadáveres en un campo de exterminio e intenta salvar el cuerpo de un niño que hace pasar como su hijo, así como Los falsificadores (Stefan Ruzowitzky, 2007), sobre un judío que se enfrenta al dilema de tener que ayudar a los nazis y así prolongar la pesadilla de su gente.
RESCATANDO LA HISTORIA
De estos cineastas, es tal vez Spielberg el que más horas ha dedicado a proyectos que retratan la Segunda Guerra Mundial, él también dirigió la cinta Rescatando al soldado Ryan (1998) y produjo la serie Band of brothers (Hermanos de sangre) que transmitió HBO.
Pero sin duda uno de sus trabajos más ambiciosos y cercanos, es el documental Five Cameback, del que no sólo fue productor, sino que también formó parte del ensamble de directores que presentaron la historia de los cinco realizadores estadounidenses que se enrolaron como parte del ejército de Estados Unidos y se encargaron de presentar los horrores de la guerra.
John Ford, William Wyler, John Huston, Frank Capra y George Stevens, en diferentes momentos
De acuerdo con el documental, disponible en Netflix y narrado por Meryl Streep, un tercio de la mano de obra masculina de Hollywood se sumó a la guerra y cada uno de estos directores utilizó el cine como propaganda para convencer a la gente sobre la necesidad de involucrarse en el conflicto, pero fue George Stevens (1904-1975) un experto en comedias románticas al que le correspondió tocar la parte más humana.
A dos días del fin de la guerra, el cineasta llegó al campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, uno de los más antiguos, la realidad lo tomó por sorpresa.
Aunque había rumores de que existían lugares donde se tenían enclaustrados a los prisioneros, nunca se pensó que se trataba de campos de exterminio.
“Cuando un hombre ciego y hambriento, me agarró y comenzó a suplicarme, me sentí tan nazi como cualquier otro hombre”, reveló Stevens en una grabación recuperada para el documental Five Cameback.
George Stevens ya no volvió a ser el mismo y aunque según sus colegas tenia un don para el entretenimiento ligero, en su vida el cine de comedia quedó en el olvido, se convirtió en uno de los mejores directores de drama.
De sus grabaciones en Dachau armó dos filmes que sirvieron como evidencia en los juicios de Núremberg, en los que las naciones aliadas, vencedoras en la Segunda Guerra Mundial determinaron las responsabilidades en los crímenes contra la humanidad por parte de colaboradores del régimen de Adolfo Hitler.
Su trabajo, las primeras imágenes del holocausto que llegaron a la gente, quedó registrado en el documental Nazi concentration camps, que se puede ver a través de la plataforma de streaming Netflix.
El pietaje lo tenía siempre guardado bajo llave y cuando decidió hacer la película El diario de Ana Frank (1959), intentó volver a ver las escenas que él mismo grabó, sólo pudo aguantar un minuto.
LAS IMÁGENES PERDIDAS
Otro de los directores que accedió a las pruebas del exterminio nazi fue Alfred Hitchcock, el cineasta tuvo acceso, por intermediación de su amigo Sidney Bernstein, a las imágenes filmadas por la Unidad de Cine del Ejército Británico.
Su primera reacción fue de horror y por una semana se alejó de los estudios Pinewood, pero a insistencia de Bernstein, creó un documental que nunca salió a la luz debido a la inestable política de Gran Bretaña.
El trabajo fue a dar a las bodegas del Museo Imperial de la Guerra en Londres, de donde fue rescatado 70 años después, primero se exhibió incompleto y luego lo rescató el productor ejecutivo Andre Singer, quien a su vez realizó para HBO el documental Night Will fall.
LA SERIE DE BBC
En 1979, la productora británica BBC produjo la serie de cuatro capítulos Holocausto, que narra la vida de una familia judía ficticia, integrada por un médico exitoso, su esposa y tres hijos, que van de la opulencia a las cámaras de gas en un campo de concentración.