/ viernes 30 de noviembre de 2018

Hay que reconciliar al cine mexicano con su público: Fernanda Solórzano

Solórzano refiere que otro factor importante para hacer buen cine es el dinero

Para la crítica cinematográfica Fernanda Solórzano el momento actual del cine mexicano es muy interesante, pues hay buenas escuelas, directores, fotógrafos y guionistas, pero se debe desmantelar la desconfianza del público hacia las producciones nacionales, incubada por años de mala oferta. “Hay una ruptura entre el cine mexicano y su público y la tarea ahorita es reconciliarlos”.

Afirma que se hace buen cine de ficción, con buena estética y narrativas, que merecería estar más tiempo en cartelera, pues hay público para todo, pero que faltan lugares para exhibirlas por periodos más prolongados que en la actualidad.

“Las películas se deben ganar a su público y a veces no están el tiempo suficiente en cartelera como para encontrar a sus seguidores en una ciudad y en un país como en el que vivimos, tan complicados. Hasta para quienes nos dedicamos al cine nos cuesta trabajo encontrar una película en cartelera porque salen muy rápido de las salas”.

Cortesía

Lo cual también le parece que es resultado de la dicotomía entre cine de entretenimiento (comercial y presuntamente más taquillero) y el cine que nos hace pensar más, que no ofrece un mensaje cerrado sino múltiples opciones de interpretación. Que suele ser más retador intelectualmente, pero al final puede ser tan satisfactorio como cualquier otro.

De la actual oferta fílmica nacional sólo recela de las comedias románticas que han pululado, por reforzar antivalores que como sociedad estamos tratando de erradicar y que, en su afán de sólo entretener, echan mano de chistes o situaciones racistas, homofóbicas y discriminatorias. Le parece que son versiones más sofisticadas de las sexy-comedias de los años 80 del siglo pasado, pero que al final manejan los mismos antivalores que aquellas.

Concibe a las nuevas tecnologías y a lo digital como nuevas oportunidades para filmar películas en formatos novedosos (iPhone, por ejemplo) o con inéditas modalidades de exhibición (Netflix, miniseries), con costos inferiores a los de la grandes superproducciones, lo que facilita potencialmente un mayor acceso a la creación de películas, pues después de todo, asegura Solórzano, lo importante es tener una buena historia y contarla bien, de manera estética.

BUEN MOMENTO

AFP

Y no duda: “Hay muy buenos cineastas. Las escuelas de cine en México están catalogadas como las mejores del mundo. Los fotógrafos de cine no los vemos tanto por que acaban yéndose como sucedió con (Emmanuel) Lubezky y Rodrigo Prieto; muchos más andan en Estados Unidos trabajando como locos. A lo que voy es que talento hay y ojalá se recuperara la confianza del público que empieza poco a poco a atreverse a pagar un boleto”.

Y aun así Fernanda no cree que la salida sea obligar, por decreto, a ver cine mexicano.


Yo no creo en apoyar al cine mexicano sólo porque es mexicano. Eso sería ser condescendiente. Creo que hay que ser autocríticos; si determinada película no está a la altura del buen cine, pues hay que decirlo

Entérate: Aquí te explicamos el pleito entre Netflix y cines comerciales por Roma

Preferiría que las películas tuvieran más tiempo de pantalla. El caso de la Cineteca Nacional le parece paradigmático: “ha propuesto un modelo interesante --que creo que funciona-- que es dejar las películas casi un mes, y entre más están en cartelera más se agotan los boletos porque van encontrando su público, se va corriendo la publicidad de boca en boca. Tal vez no van a ganar en taquilla lo que gana Avengers o cualquiera de ésas en un fin de semana, pero hay que entender que es otro modelo de distracción.

Cortesía


“Quizá la solución o la opción sería que hubiera más complejos como la Cineteca Nacional o como el cine Tonalá, que es un ejemplo de ello: pasan muy buen cine y como es un lugar abierto la gente se ve ahí se toma algo antes, se puede recuperar algo de lo que ya no se puede hacer en las salas más convencionales”.


Se está haciendo buen cine de ficción, que aborda temas que antes eran tabú, sin hacerlo de una manera moralizante o regañona: el racismo, la discriminación…


Pone como ejemplo la pelìcula Roma, de Alfonso Cuarón, que desde su punto de vista tiene muchísimas virtudes: la forma que está filmada, la fotografía, los guiones y además habla de algo que es una especie de esqueleto en el closet de la sociedad mexicana, que es el muy mal remunerado trabajo de las empleadas domésticas, que incluye el hecho de que a veces ellas mismas renuncian a su propia familia para hacerse cargo de niños pequeños de otras familias.

Incluso la selección de la protagonista le parece que es congruente con su narrativa, en lugar de recurrir a actrices que no dan el tipo, en aras de lucir a figuras taquilleras, como en su momento hizo el cine de la época de oro al caracterizar de indígenas a María Félix o a Dolores del Río.

Solórzano refiere que otro factor importante para hacer buen cine es el dinero. “Conseguir dinero se ha vuelto una forma de censura. Si se obtiene financiamiento de empresas con determinados valores, pues tenderás a preocuparte por no traicionar esos valores. Y aun así la mayoría de los jóvenes están tomando riesgos”.

Cortesía

En la plática también sale a colación la película Soñar en otro idioma, de Ernesto Contreras, que aborda un tema difícil y delicado entre dos personajes que viven en una comunidad muy cerrada, y al final el director renuncia a ser condescendiente con los valores de lo políticamente correcto y evita los sermones dándole un final poco ortodoxo. (No cuenta la trama para animar a verla).

ENCONTRAR VIRTUD EN LO COMPLEJO

Otro tema que para ella es importante a la hora de dignificar las películas que se hacen aquí es revisar la idea de que el cine es sólo una forma de entretenimiento, útil nada más para el escapismo y la evasión, sin dar oportunidad a las producciones que no tienen un mensaje cerrado y que apelan a que el espectador abra su inteligencia a distintas posibilidades de mensaje.

“A mí me gustaría que en las escuelas mismas se promoviera entre los niños la idea de que no todos tenemos que entender de inmediato los relatos sino que entre más preguntas puedan provocar más pueden enriquecer. Que seas capaz de salir de una película y la puedas comentar con alguien que quizá tenga un punto de vista distinto al tuyo, justamente porque no se les dio un mensaje definido…”

Reconoce que es un trabajo lento y que puede durar varias generaciones, pero que no hay nada como encontrarle virtud a lo complejo y entender que una película que te permite tener varias lecturas puede resultarte quizá más satisfactoria que una que no va a permitir que alguien te cambie tu propio punto de vista.

Y remarca: “El cine que más disfruto es el que me saca de mis certezas; el que me hace pensar y repensar mi realidad. Me choca darme cuenta de que me están manipulando. Me gusta que confíen en mi inteligencia. A mí me gusta que los directores también confíen en la inteligencia del público y el público en su propia inteligencia”.

LA COMEDIA ROMÁNTICA

Cortesía

Y de todo ese panorama destaca algo con lo que no está de acuerdo, la temática con la que se están haciendo algunas comedias mexicanas actuales, ya que le parece que refuerzan valores a los que como sociedad estamos tratando de oponernos, como el machismo o la homofobia, y que en este género suelen ser abordados como algo gracioso y normal.

“Voy a poner como ejemplo la cinta Qué culpa tiene el niño, cuya historia versa sobre una chica que en una fiesta queda embarazada, no sabe de quién porque estaba alcoholizada y entonces eso es presentado como chistoso, sin importar que es irresponsable que un hombre se aproveche de una mujer en esas condiciones”.

No ve que este tipo de producciones sean tan terribles y bajas como las sexy comedias de los años 80, donde los hombres literalmente violaban a las mujeres y nadie decía nada y todos se reían, pero asumen los mismos valores. “Obviamente son más sofisticadas estas comedias, son más pulidas, pero los chistes son los mismos, apelan al mismo tipo de moral, lo que me parece triste”.

LA ERA DIGITAL

Con respecto a los nuevos formatos de filmación y las modalidades de exhibición más allá de las salas cinematográficas, Fernanda percibe que ciertamente plantean nuevos problemas estéticos y económicos, lo cual también puede ser una oportunidad para que se abaraten las posibilidades de acceso para producir cine a quien actualmente no tiene los recursos para hacerlo.

“Al final lo importante es contar bien una historia y hacerlo estéticamente. Incluso hay historias que se pueden contar mejor en uno u otro formato. Por ejemplo, hay un director que filmó su primera película en iPhone, Tangerine, de Sean Baker, que fue muy premiada, y después decidió que su segunda producción se hiciera en 35 mm porque consideró que esa cinta no aguantaba lo digital y requería cierta profundidad. O sea hay narrativas para todo tipo de formato”.

Sobre el formato de miniseries, predominante en los servicios de streaming on line, la crítica de cine también los califica de oportunidad interesante. “A mí me gustan muchísimo, yo no las veo como un producto menor. Creo que muchos directores de cine, ante la imposibilidad de tener un presupuesto tan alto, están experimentando. Y pongo cono ejemplo la serie Un extraño enemigo de Gabriel Ripstein, que me pareció muy buena, bien contada, bien narrada y muy acentuada, a pesar de que era muy difícil que una serie más sobre el 68 tuviera impacto”.

Cortesía

¿QUIÉN ES FERNANDA SOLÓRZANO?

Fernanda Solórzano nació en la Ciudad de México y es crítica de cine, ensayista y editora. Estudió literatura latinoamericana en la Universidad Iberoamericana. Fue subdirectora editorial de la revista Viceversa y editora de la revista Letras Libres.

Ha trabajado en televisión conduciendo los programas Filmoteca 40, Confabulario y El Foco para Proyecto 40, y Encuadre y Entrelíneas para Canal 22.

Es miembro de FIPRESCI (Fédération Internationale de la Presse Cinématographique).

Obtuvo la beca Jóvenes Creadores del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en la categoría de ensayo.

Para la crítica cinematográfica Fernanda Solórzano el momento actual del cine mexicano es muy interesante, pues hay buenas escuelas, directores, fotógrafos y guionistas, pero se debe desmantelar la desconfianza del público hacia las producciones nacionales, incubada por años de mala oferta. “Hay una ruptura entre el cine mexicano y su público y la tarea ahorita es reconciliarlos”.

Afirma que se hace buen cine de ficción, con buena estética y narrativas, que merecería estar más tiempo en cartelera, pues hay público para todo, pero que faltan lugares para exhibirlas por periodos más prolongados que en la actualidad.

“Las películas se deben ganar a su público y a veces no están el tiempo suficiente en cartelera como para encontrar a sus seguidores en una ciudad y en un país como en el que vivimos, tan complicados. Hasta para quienes nos dedicamos al cine nos cuesta trabajo encontrar una película en cartelera porque salen muy rápido de las salas”.

Cortesía

Lo cual también le parece que es resultado de la dicotomía entre cine de entretenimiento (comercial y presuntamente más taquillero) y el cine que nos hace pensar más, que no ofrece un mensaje cerrado sino múltiples opciones de interpretación. Que suele ser más retador intelectualmente, pero al final puede ser tan satisfactorio como cualquier otro.

De la actual oferta fílmica nacional sólo recela de las comedias románticas que han pululado, por reforzar antivalores que como sociedad estamos tratando de erradicar y que, en su afán de sólo entretener, echan mano de chistes o situaciones racistas, homofóbicas y discriminatorias. Le parece que son versiones más sofisticadas de las sexy-comedias de los años 80 del siglo pasado, pero que al final manejan los mismos antivalores que aquellas.

Concibe a las nuevas tecnologías y a lo digital como nuevas oportunidades para filmar películas en formatos novedosos (iPhone, por ejemplo) o con inéditas modalidades de exhibición (Netflix, miniseries), con costos inferiores a los de la grandes superproducciones, lo que facilita potencialmente un mayor acceso a la creación de películas, pues después de todo, asegura Solórzano, lo importante es tener una buena historia y contarla bien, de manera estética.

BUEN MOMENTO

AFP

Y no duda: “Hay muy buenos cineastas. Las escuelas de cine en México están catalogadas como las mejores del mundo. Los fotógrafos de cine no los vemos tanto por que acaban yéndose como sucedió con (Emmanuel) Lubezky y Rodrigo Prieto; muchos más andan en Estados Unidos trabajando como locos. A lo que voy es que talento hay y ojalá se recuperara la confianza del público que empieza poco a poco a atreverse a pagar un boleto”.

Y aun así Fernanda no cree que la salida sea obligar, por decreto, a ver cine mexicano.


Yo no creo en apoyar al cine mexicano sólo porque es mexicano. Eso sería ser condescendiente. Creo que hay que ser autocríticos; si determinada película no está a la altura del buen cine, pues hay que decirlo

Entérate: Aquí te explicamos el pleito entre Netflix y cines comerciales por Roma

Preferiría que las películas tuvieran más tiempo de pantalla. El caso de la Cineteca Nacional le parece paradigmático: “ha propuesto un modelo interesante --que creo que funciona-- que es dejar las películas casi un mes, y entre más están en cartelera más se agotan los boletos porque van encontrando su público, se va corriendo la publicidad de boca en boca. Tal vez no van a ganar en taquilla lo que gana Avengers o cualquiera de ésas en un fin de semana, pero hay que entender que es otro modelo de distracción.

Cortesía


“Quizá la solución o la opción sería que hubiera más complejos como la Cineteca Nacional o como el cine Tonalá, que es un ejemplo de ello: pasan muy buen cine y como es un lugar abierto la gente se ve ahí se toma algo antes, se puede recuperar algo de lo que ya no se puede hacer en las salas más convencionales”.


Se está haciendo buen cine de ficción, que aborda temas que antes eran tabú, sin hacerlo de una manera moralizante o regañona: el racismo, la discriminación…


Pone como ejemplo la pelìcula Roma, de Alfonso Cuarón, que desde su punto de vista tiene muchísimas virtudes: la forma que está filmada, la fotografía, los guiones y además habla de algo que es una especie de esqueleto en el closet de la sociedad mexicana, que es el muy mal remunerado trabajo de las empleadas domésticas, que incluye el hecho de que a veces ellas mismas renuncian a su propia familia para hacerse cargo de niños pequeños de otras familias.

Incluso la selección de la protagonista le parece que es congruente con su narrativa, en lugar de recurrir a actrices que no dan el tipo, en aras de lucir a figuras taquilleras, como en su momento hizo el cine de la época de oro al caracterizar de indígenas a María Félix o a Dolores del Río.

Solórzano refiere que otro factor importante para hacer buen cine es el dinero. “Conseguir dinero se ha vuelto una forma de censura. Si se obtiene financiamiento de empresas con determinados valores, pues tenderás a preocuparte por no traicionar esos valores. Y aun así la mayoría de los jóvenes están tomando riesgos”.

Cortesía

En la plática también sale a colación la película Soñar en otro idioma, de Ernesto Contreras, que aborda un tema difícil y delicado entre dos personajes que viven en una comunidad muy cerrada, y al final el director renuncia a ser condescendiente con los valores de lo políticamente correcto y evita los sermones dándole un final poco ortodoxo. (No cuenta la trama para animar a verla).

ENCONTRAR VIRTUD EN LO COMPLEJO

Otro tema que para ella es importante a la hora de dignificar las películas que se hacen aquí es revisar la idea de que el cine es sólo una forma de entretenimiento, útil nada más para el escapismo y la evasión, sin dar oportunidad a las producciones que no tienen un mensaje cerrado y que apelan a que el espectador abra su inteligencia a distintas posibilidades de mensaje.

“A mí me gustaría que en las escuelas mismas se promoviera entre los niños la idea de que no todos tenemos que entender de inmediato los relatos sino que entre más preguntas puedan provocar más pueden enriquecer. Que seas capaz de salir de una película y la puedas comentar con alguien que quizá tenga un punto de vista distinto al tuyo, justamente porque no se les dio un mensaje definido…”

Reconoce que es un trabajo lento y que puede durar varias generaciones, pero que no hay nada como encontrarle virtud a lo complejo y entender que una película que te permite tener varias lecturas puede resultarte quizá más satisfactoria que una que no va a permitir que alguien te cambie tu propio punto de vista.

Y remarca: “El cine que más disfruto es el que me saca de mis certezas; el que me hace pensar y repensar mi realidad. Me choca darme cuenta de que me están manipulando. Me gusta que confíen en mi inteligencia. A mí me gusta que los directores también confíen en la inteligencia del público y el público en su propia inteligencia”.

LA COMEDIA ROMÁNTICA

Cortesía

Y de todo ese panorama destaca algo con lo que no está de acuerdo, la temática con la que se están haciendo algunas comedias mexicanas actuales, ya que le parece que refuerzan valores a los que como sociedad estamos tratando de oponernos, como el machismo o la homofobia, y que en este género suelen ser abordados como algo gracioso y normal.

“Voy a poner como ejemplo la cinta Qué culpa tiene el niño, cuya historia versa sobre una chica que en una fiesta queda embarazada, no sabe de quién porque estaba alcoholizada y entonces eso es presentado como chistoso, sin importar que es irresponsable que un hombre se aproveche de una mujer en esas condiciones”.

No ve que este tipo de producciones sean tan terribles y bajas como las sexy comedias de los años 80, donde los hombres literalmente violaban a las mujeres y nadie decía nada y todos se reían, pero asumen los mismos valores. “Obviamente son más sofisticadas estas comedias, son más pulidas, pero los chistes son los mismos, apelan al mismo tipo de moral, lo que me parece triste”.

LA ERA DIGITAL

Con respecto a los nuevos formatos de filmación y las modalidades de exhibición más allá de las salas cinematográficas, Fernanda percibe que ciertamente plantean nuevos problemas estéticos y económicos, lo cual también puede ser una oportunidad para que se abaraten las posibilidades de acceso para producir cine a quien actualmente no tiene los recursos para hacerlo.

“Al final lo importante es contar bien una historia y hacerlo estéticamente. Incluso hay historias que se pueden contar mejor en uno u otro formato. Por ejemplo, hay un director que filmó su primera película en iPhone, Tangerine, de Sean Baker, que fue muy premiada, y después decidió que su segunda producción se hiciera en 35 mm porque consideró que esa cinta no aguantaba lo digital y requería cierta profundidad. O sea hay narrativas para todo tipo de formato”.

Sobre el formato de miniseries, predominante en los servicios de streaming on line, la crítica de cine también los califica de oportunidad interesante. “A mí me gustan muchísimo, yo no las veo como un producto menor. Creo que muchos directores de cine, ante la imposibilidad de tener un presupuesto tan alto, están experimentando. Y pongo cono ejemplo la serie Un extraño enemigo de Gabriel Ripstein, que me pareció muy buena, bien contada, bien narrada y muy acentuada, a pesar de que era muy difícil que una serie más sobre el 68 tuviera impacto”.

Cortesía

¿QUIÉN ES FERNANDA SOLÓRZANO?

Fernanda Solórzano nació en la Ciudad de México y es crítica de cine, ensayista y editora. Estudió literatura latinoamericana en la Universidad Iberoamericana. Fue subdirectora editorial de la revista Viceversa y editora de la revista Letras Libres.

Ha trabajado en televisión conduciendo los programas Filmoteca 40, Confabulario y El Foco para Proyecto 40, y Encuadre y Entrelíneas para Canal 22.

Es miembro de FIPRESCI (Fédération Internationale de la Presse Cinématographique).

Obtuvo la beca Jóvenes Creadores del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en la categoría de ensayo.

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