El Día de Acción de Gracias es una conmemoración fundamental en la sociedad estadounidense, pues simboliza la unión del pueblo que se hace llamar americano. Si bien se trata de un momento en el que colonos y nativos compartieron comida y alojamiento, fue un momento excepcional, pues el extermino de los primeros sobre los segundos fue brutal a lo largo de los siglos.
La versión oficial del Día de Acción de Gracias (Thanksgiving en inglés), narra que dicha tradición se remonta al siglo XVII, específicamente en el año 1621. En el cual colonos ingleses habrían celebrado con nativos de la zona tras su primera cosecha durante tres días consecutivos.
Dichos colonos habrían llegado a tierra americana en el barco denominado como “Mayflower”, en la colonia de Plymouth en lo que hoy es Massachusetts. Debido a las complejas condiciones climatológicas, solo la mitad de los colonos pudieron sobrevivir su primer invierno. Ante tal contexto de miseria, es que tras su primera cosecha exitosa del año siguiente, se animaron a compartir con nativos americanos.
Los colonos habrían compartido pavo, calabazas y frutas secas con los nativos. Este acontecimiento se convirtió en un mito fundacional en Estados Unidos y en la actualidad se le conoce como el Día de Acción de Gracias.
Cabe mencionar que esta importante celebración se fue consolidando con el pasar de los años. El jueves 26 de noviembre de 1789, el primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, declaró como festividad nacional el Día de Acción de Gracias. Por muchos años, en cada estado de la Unión Americana la festividad se celebró en días diferentes.
Por ello, en 1863, Abraham Lincoln proclamó que cada último jueves de noviembre se conmemoraría el Día Nacional de Acción de Gracias.
Día de Acción de Gracias, ¿unión y gratitud?
Ante la llegada de los imperios europeos a América, diversos pueblos originarios vieron disminuida su población notablemente. En el caso de los nativos americanos fue casi un exterminio. Los colonos ingleses que llegaron a norteamérica realizaron campañas genocidas.
"Antes de la llegada de colonos blancos en 1492, había 5 millones de indios, pero en 1800 la cifra se había desplomado hasta los 600 mil. Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, en 1900 el número de nativos americanos era de tan solo 237 mil, el más bajo de la historia." aclara el sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores de China.
Tras más de 100 años de exterminio y persecución, más de una docena de tribus fueron completamente exterminadas, entre ellas grupos como los pequot, los mohegan y los massachusetts.
Incluso, entre los 1800 y los 1900, los nativos americanos perdieron más de la mitad de su población y su proporción en la población total de Estados Unidos descendió dramáticamente del 10,15 por ciento al 0,31 por ciento.
En el siglo XIX la población anglosajona estadounidense creció entre un 20 y un 30 por ciento cada 10 años, mientras que la población india tuvo un descenso exagerado.
Actualmente la población india y nativa de Alaska representa solo el 1,3 por ciento de la población total de Estados Unidos.
Erika Pani investigadora del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México, señala en su Historia Mínima de Estados Unidos que los indígenas representaban para los europeos una gran fuente de información por sus conocimientos de adaptación y conocedores del territorio. También gozaban de buena salud debido a su dieta y a su gran movilidad, en contraparte, los europeos tenían una alimentación monótona y estaban en contacto con los animales.
En este sentido, Erika Pani señala que los nativos resultaron enormemente vulnerables a las enfermedades de los europeos, siendo este uno de los factores principales por los que pudo ocurrir la colonización de América del Norte.
“No cabe duda de que la enorme mortandad de los indígenas fortaleció la capacidad de los europeos de imponer su dominio en América”.
No todo fue negativo para los indígenas, Erika Pani señala que gracias al contacto con animales como los caballos, algunas tribus como los comanches pudieron convertirse en un grupo dominante entre 145 y 1850. Además, los nativos participaron activamente en las redes comerciales interétnicas de América del Norte lo cual devino en una dependencia mutua entre colonos e indígenas.
Pese a ellos, cifras demográficas dan cuenta de que para 1800 en Estados Unidos solo vivían 600 mil indígenas lo cual era un equivalente al 12 por ciento a los que vivían en el siglo XVI. Las enfermedades desestabilizaron sus esfuerzos por organizarse contra los europeos, aunado al desprecio que éste último sentía por los nativos cuyo cultura no comprendían, este nulo entedimiento trajo como consecuencia diversos brotes de violencia con rasgos genocidas.
La masacre de Wounded Knee
En una de las tantas matanzas de nativos americanos, una de las más simbólicas sucedió un 29 de diciembre de 1890, el 7o. Regimiento de Caballería del Ejército de los Estados Unidos masacró a hombres, mujeres y niños lakotas (tribu originaria).
La masacre de Wounded Knee, en Dakota del Sur, fue supuestamente iniciada por accidente. Los relatos cuentan que la banda lakota denominada como Big Foot estaba acampada, rodeada por el ejército estadounidense. Mujeres y niños se encontraban en sus tipis realizando su rutina cotidiana, mientras los hombres celebraban un consejo.
Rodeados por 470 soldados y cuatro cañones de artillería, se escuchó un disparo, que supuestamente se habría dado por accidente, por lo que, ante la confusión, ambos bandos comenzaron a disparar, provocando múltiples bajas colaterales.
Más de 153 hombres, mujeres y niños lakota fueron asesinados en el proceso, por 25 soldados estadounidenses. Cabe mencionar que mujeres, hombres y niños que trataron de escapar de la masacre, fueron perseguidos. Quienes no fueron alcanzados murieron por el clima extremo.
Dicho acontecimiento se convirtió en un elemento importante de demanda social, pues la masacre fue perpetrada por el Estado.