Por Gabriela Martínez | El Sol de Cuautla
Morelos.- Es día de visita en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Cuautla. La fila que se forma en el acceso principal a la instalación no deja mentir: son las mujeres quienes acuden en su mayoría a visitar a hombres encarcelados; ellos por su parte, abandonan a las internas.
Según cifras de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Morelos (CDHEM), el 54 por ciento de las mujeres privadas de su libertad en la Cárcel Distrital de Cuautla no recibe visita de ningún familiar.
La Visitaduría Especializada en Asuntos Penitenciarios del organismo indicó que en este centro de reclusión se alojan alrededor de 39 mujeres, de una población total de más de 400 reos.
En tanto, en el área femenil del penal de Atlacholoaya hay 107 internas, de las cuales solo 49 reciben vista familiar concurrida y 58 no son vistas por ningún familiar.
El Instituto de Justicia Procesal Penal A.C., consideró que “la privación de la libertad produce un efecto diferenciado en las mujeres” de manera que urgió implementar en México “un sistema de ejecución de sanción penal con perspectiva de género”.
Según cifras de este organismo no gubernamental, entre el 2012 y 2015 la población de mujeres privadas de libertad aumentó en la Ciudad de México 1.2 por ciento. Precisa que en particular las mujeres que delinquieron por primera vez aumentaron 3 por ciento.
Mientras que en las cárceles de Morelos el 54 por ciento de las mujeres en promedio no son visitadas por algún familiar, en los centros penitenciarios de la Ciudad de México la cifra se dispara hasta el 70 por ciento.
La cara del abandono
En el acceso principal del centro penitenciario de Cuautla, ubicado en la colonia Madero, es notoria la presencia de mujeres ataviadas con la camisa color rojo, requisito indispensable -entre otros tantos- para ingresar a la instalación.
Ellas acuden a visitar a sus esposos, hijos, padres, tíos, primos y hasta abuelos privados de su libertad. “Como relojitos” acuden y llevan consigo la comida favorita de su familiar. “Hay que consentirlos aunque sea un día”, comentó Placida Ortiz, que acude a la cárcel a visitar a su esposo.
En contraste, las mujeres privadas de libertad, en la mayoría de los casos, sufren abandono familiar, mientras que casi la totalidad de los hombres recluidos en las cárceles reciben visitas de forma regular.
Aunque en el estado de Morelos no existen estudios específicos al respecto, las estimaciones de la Comisión de los Derechos Humanos delatan el abandono familiar del que son víctimas las mujeres que, por distintas circunstancias, terminan recluidas en las cárceles.
Raúl Díaz García, visitador especializado en Asuntos Penitenciarios, informó que el organismo defensor de los derechos humanos conmemorará el Día Internacional de la Mujer en los centros de reclusión que albergan mujeres.
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