Todas las ciudades tienen el derecho a ser bellas. El espacio público es la continuación de la casa de todos los habitantes. El espacio público conformado por senderos peatonales, calles, avenidas, periféricos, plazas, parques, bosques, lagos y playas en donde los seres humanos caminan, socializan, se manifiestan, se recrean, conviven y se realizan plenamente, pudiendo elevar su calidad de vida y su índice de felicidad.
Si dichos espacios públicos no están bien construidos, bien diseñados, limpios, manteniendo un buen equilibrio entre medio físico natural y medio físico construido, con buen mobiliario urbano, buenas banquetas, buen alumbrado público, eficiente transporte urbano, buena señalización y adecuada vegetación, se convierten en lugares inseguros, intransitables, llenos de basura y con una imagen urbana deplorable.
La mayoría de las ciudades cada día son más feas y monótonas, especialmente en sus periferias, trayendo consigo altos niveles de depresión y tensión social.
Si hay el deseo de mejorar el país se requiere de una gran “Reforma Urbana” que ayude al ordenamiento territorial y en particular a la renovación del espacio público ya existente. La visión de la planeación tiene que ser integral entre la estructura del uso del suelo, de vialidad y transporte, de comercios y servicios, y de la estructura urbana formal a nivel tridimensional con buenas normas y reglamentos que permitan un crecimiento armónico consistente, contemplando siempre la prioridad del diseño del espacio público.
México tiene un territorio maravilloso, rodeado por litorales, el océano Pacífico, el océano Atlántico y el Caribe, con una frontera de miles de kilómetros con Estados Unidos y con Guatemala, grandes riquezas minerales y naturales y un patrimonio histórico único en América, de sitios Arqueológicos prehispánicos y Arquitectura colonial, así como sus formidables Recursos Humanos.
El problema del cambio climático en el mundo es más serio de lo imaginable y la cantidad de desastres naturales irá en aumento. El buen manejo de los recursos naturales es una premisa básica para el desarrollo de nuestro país.
En la República Mexicana se ha manifestado un proceso de urbanización tan acelerado que ha traído consigo una gran concentración de población en pocas ciudades grandes, de varios millones de habitantes, múltiples ciudades medias entre 100 mil y un millón de habitantes, gran cantidad de ciudades pequeñas de menos de 25 mil habitantes y cerca de 200 mil localidades de menos de dos mil 500 habitantes- una gran concentración y una gran dispersión.
Esto fue lo que comentó José Luis Cortés Delgado, maestro en Urbanismo, con motivo del Día del arquitecto celebrado el mes pasado.