PARÍS, Francia. (OEM-Informex).– La mujer moderna está de duelo. Sonia Rykiel, un auténtico ícono de la liberación femenina, ayer en París a los 86 años, víctima del Parkinson. La célebre pelirroja, también conocida como la “reina del tejido”, había convertido la libertad y la sensualidad en las claves de un estilo chic, libre e insolente, inscrito en el movimiento de emancipación del cuerpo de la mujer.
Figura clave de Saint-Germain-des-Prés, donde estableció su principal boutique, la inventora de la “démode” (la no-moda) había nacido en París en 1930, en el seno de una familia de intelectuales de la burguesía de origen ruso y rumano y llegó al diseño por casualidad: cuando, ya casada con Sam Rykiel, decidió crear sus propia ropa, convencida de que todo lo que existía para las mujeres embarazadas era feo y de mal gusto.
Al mismo tiempo Rykiel comenzó a diseñar sweaters al cuerpo que vendía en la boutique de su marido, en el Distrito XVI de la capital. El éxito fue fulminante, sobre todo después que la célebre revista de modas "Elle" la lanzó a la fama: en la portada del semanario aparecía la cantante François Hardy vestido con un jersey a rayas, que se transformó en una vestimenta fetiche en esa época y se convirtió en el signo distintivo de sus creaciones.
Seis años más tarde, en pleno periodo de rebelión juvenil de Mayo del 68 y poco tiempo después de su divorcio, Sonia abrió su primer negocio en el Barrio Latino y, gracias a su moda impertinente, terminó por convertirse en uno de los íconos de la liberación femenina.
Desde entonces, Rykiel privilegió el tejido “por la sensualidad” que aporta a la piel de la mujer y al tacto del hombre, el terciopelo y el encaje. Imaginativa y desprejuiciada, lanzó las costuras al revés, abolió los ruedos e impuso la ausencia de forros. También erigió el negro en color mítico de la femineidad y la seducción, y caracterizó sus célebres “pulls” (jerséis) con rayas multicolores. Motivos o palabras en strass iluminan sus prendas al cuerpo, que dibujan una silueta fluida y souple (flexible).
Pero esa mujer hiperactiva, considerada durante décadas como la más intelectual de los diseñadores franceses, no solo fue atrapada por el virus de la moda. Curiosa, culta y refinada, esa seductora “que adoraba mentir”, esa hedonista que amaba el chocolate, el vino y los cigarros, también se consagró a la escritura.
Como muchos de sus amigos escritores, Sonia Rykiel publicó decenas de libros. El último fue “No se olviden que actúo” (2012), donde relató en detalle los estragos de la enfermedad de Parkinson, que padeció durante años.
Cuando ya no pudo trabajar, Sonia Rykiel pasó los comandos de su mini imperio (que incluye perfumes, accesorios y varias líneas de prêt-à-porter -listo para llevar-) a su hija Nathalie, actual directora artística y presidenta de la marca.
En noviembre de 2013, rodeada por su familia, había sido condecorada por el presidente francés François Hollande con las insignias de Gran Oficial de la Orden Nacional del Mérito.
“Sonia inventó no solo un estilo de moda, sino también una actitud, una forma de vivir y de ser. Fue capaz de ofrecer a las mujeres una desconocida libertad”, comentó ayer el jefe del Estado al conocer la noticia de su deceso.