/ jueves 20 de febrero de 2020

Como por aquí, como por allá

La gran urbe

Arreciaba el hambre, había compartido unos peces y tortillas con los caminantes que se dirigían hacia esa gran ciudad que se encontraba del otro lado de los volcanes, se decía que era inmensa, bien planeada, y que lo que este incansable viajero buscaba existía en abundancia; la rica, variada y bien preparada comida de la gran Tenochtitlán.

El paso entre los volcanes me brindó liebres, serpientes, aves, roedores y todo tipo de insectos, lo que mantuvo mi barriga en condiciones de seguir el camino, así como la fresca, limpia y deliciosa agua helada que escurría de los cerros aledaños, mantenía mi espíritu.

Mis ojos no podían creer lo que se encontraba algunas leguas adelante, una hermosa, colorida y bien trazada urbe, canales y calzadas entrecruzadas para llegar al centro de este inconmensurable lugar.

La gente muy limpia y ataviada a su usanza del oficio que ejercen, todos caminando hacia la plaza, sí, hoy es día de mercado; todos se reúnen para cambiar y adquirir sus mercancías, alfareros, agricultores, tejedores, todos en perfecto orden y jerarquía, eso sí, el tianguis ordenadísimo, siempre bajo la mirada y escrutinio de los gobernantes. Como por aquí, como por allá.

El mercado de alimentos muy bien delineado, con aves, tanto de corral como de caza, aves del lago donde se asienta la ciudad, los pequeños mamíferos y roedores, las piezas del venado, peces tanto de agua dulce como salada, ranas, renacuajos, en fin, cualquier cantidad de animales e insectos comestibles. Por aquel lado las verduras, frutos y hierbas multicolor la inmensa variedad de chiles de todos colores, tamaños y sabores; todas con su distintiva textura y aroma. Por este otro, todo lo que se necesita para su preparación: ollas de barro de diferentes tamaños y formas, anafres, molcajetes, cucharillas y cucharones de madera, en fin. Como por aquí, como por allá.

No faltan los comerciantes que preparan todas estas delicias culinarias de modos diferentes, todo mezclado, todo en su punto, todo con su aroma peculiar, pero eso sí, el rey de todo este mercado es sin discusión el maíz, tanto fresco, como seco, multicolor en su hojas y en sus grano; se amasa de muchas formas y tamaños, y claro no puede faltar la tortilla, esta maravilla que se usa tanto como cuchara que como envoltura y sigo comiendo por aquí y por allá.

Instagram: Gourmetrixmx y tamaleriamariac



Arreciaba el hambre, había compartido unos peces y tortillas con los caminantes que se dirigían hacia esa gran ciudad que se encontraba del otro lado de los volcanes, se decía que era inmensa, bien planeada, y que lo que este incansable viajero buscaba existía en abundancia; la rica, variada y bien preparada comida de la gran Tenochtitlán.

El paso entre los volcanes me brindó liebres, serpientes, aves, roedores y todo tipo de insectos, lo que mantuvo mi barriga en condiciones de seguir el camino, así como la fresca, limpia y deliciosa agua helada que escurría de los cerros aledaños, mantenía mi espíritu.

Mis ojos no podían creer lo que se encontraba algunas leguas adelante, una hermosa, colorida y bien trazada urbe, canales y calzadas entrecruzadas para llegar al centro de este inconmensurable lugar.

La gente muy limpia y ataviada a su usanza del oficio que ejercen, todos caminando hacia la plaza, sí, hoy es día de mercado; todos se reúnen para cambiar y adquirir sus mercancías, alfareros, agricultores, tejedores, todos en perfecto orden y jerarquía, eso sí, el tianguis ordenadísimo, siempre bajo la mirada y escrutinio de los gobernantes. Como por aquí, como por allá.

El mercado de alimentos muy bien delineado, con aves, tanto de corral como de caza, aves del lago donde se asienta la ciudad, los pequeños mamíferos y roedores, las piezas del venado, peces tanto de agua dulce como salada, ranas, renacuajos, en fin, cualquier cantidad de animales e insectos comestibles. Por aquel lado las verduras, frutos y hierbas multicolor la inmensa variedad de chiles de todos colores, tamaños y sabores; todas con su distintiva textura y aroma. Por este otro, todo lo que se necesita para su preparación: ollas de barro de diferentes tamaños y formas, anafres, molcajetes, cucharillas y cucharones de madera, en fin. Como por aquí, como por allá.

No faltan los comerciantes que preparan todas estas delicias culinarias de modos diferentes, todo mezclado, todo en su punto, todo con su aroma peculiar, pero eso sí, el rey de todo este mercado es sin discusión el maíz, tanto fresco, como seco, multicolor en su hojas y en sus grano; se amasa de muchas formas y tamaños, y claro no puede faltar la tortilla, esta maravilla que se usa tanto como cuchara que como envoltura y sigo comiendo por aquí y por allá.

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