/ jueves 18 de agosto de 2016

Juan Soriano tendrá museo en su honor

Reconocido como uno de los más importantes y prolíficos artistas plásticos mexicanos, Juan Soriano nació el 18 de agosto de 1920 y en enero próximo se planea la apertura de un museo dedicado a su memoria y legado en Cuernavaca, Morelos.

La creación del Centro Cultural Museo Juan Soriano, que se asentará en Cuernavaca, Morelos, se anunció en julio de 2014 y en días pasados la subsecretaría de Obras Públicas del Estado informó que la ejecución de la obra tiene un avance importante y podría estar lista en los primeros meses de 2017.

En su momento, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, ahora Secretaría de Cultura federal, anunció que el proyecto del equipo encabezado por el arquitecto Javier Sánchez Corral se asentaría en un terreno de ocho mil metros cuadrados y un jardín de cinco mil metros, mientras que el museo tendrá cuatro mil 500 metros cuadrados de construcción.

En declaraciones difundidas por medios locales, Víctor Escobar Lagunas, titular de Obras Públicas del Estado señaló que actualmente trabajan a marchas forzadas para conseguir la inauguración del inmueble a finales de este año o más tardar en enero de 2017.

Detalló que el espacio incluirá salas para exposiciones permanentes y temporales, así como el restaurante que se ubicará en la zona más alta, con una vista espectacular de la ciudad. Juan Soriano nació el 18 de agosto de 1920, hijo de Rafael Rodríguez Soriano y Amalia Montoya Navarro, y desde pequeño (12 años) comenzó a visitar la casa del pintor y coleccionista “Chucho” Reyes, donde conoció al futuro laureado arquitecto Luis Barragán e inició su admiración por la pintura europea.

Entonces también admiró los retratos de José María Estrada, acudió a un museo, leyó las obras clásicas editadas por José Vasconcelos y conoció al también futuro artista plástico Roberto Montenegro, según información de su página oficial (juansoriano.net).

Al año siguiente conoció al pintor Alfredo Michel e ingresó al taller “Evolución”, donde también hicieron sus primeros trazos Raúl Anguiano y Jesús Guerrero Galván, y un año después participó en la exposición colectiva del lugar de aprendizaje.

Soriano entregó óleos sobre cartón, como un autorretrato y retratos de sus hermanas, y a sugerencia de Lola Álvarez Bravo, María Izquierdo y José Chávez Morado, quienes visitaron la muestra, viajó para continuar sus estudios a la Ciudad de México.

En su desplazamiento acompañó a su hermana Martha y gracias a quienes le apoyaron a trasladarse a la capital del país entró como maestro de dibujo de la Escuela Primaria de Arte, de la Secretaría de Educación Pública, y conoció a Xavier Villaurrutia, Agustín Lazo y Elías Nandino.

En los dos años siguientes ingresó a la Escuela Nocturna de Arte para Obreros, donde tuvo como uno de sus maestros a Santos Balmori, y se inscribió en la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR).

Además, participó en las tertulias del Café París, a las que asistían Rafael Solana, Frida Kahlo, Lupe Marín y varios de los miembros del grupo Contemporáneos, entre otros, y plasmó sus primeras escenografías para obras de teatro.

En 1938, siguiendo a la misma fuente, entabló amistad con Octavio Paz, quien había regresado al país después de experiencia en la Guerra Civil Española, rompió con la LEAR y Santos Balmori y viajó a la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos, con Rafael Solana.

De 1939 a 1941 dio clases en la Escuela de Pintura y Escultura “La Esmeralda”; hizo varias obras en cerámica y realizó una exposición en la Galería de Arte de la Universidad Nacional Autónoma de México, que motiva el ensayo de Paz “Rostros de Juan Soriano”.

Su carrera inició su internacionalización a partir de 1945, con exposiciones colectivas en Nueva York y Filadelfia, mismos años en los que escribe el libreto de “El pájaro y las doncellas”, junto con Diego de Mesa, y colaboró en la revista “El hijo pródigo”.

En 1950 recibió el Primer Premio en el Salón de Invierno y entre 1951 y 1953 ocurrió su estancia en Italia, donde realizó terracotas y cerámicas, así como elaboró las ilustraciones del libro homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz editado por Juan José Arreola en la colección “Los Presentes”. En 1956, luego de la creación del grupo Poesía en Voz Alta, Soriano diseñó escenografías y vestuarios en compañía de Paz, Leonora Carrington, León Felipe y José Luis Ibáñez, entre otros. Ese mismo año concretó una larga lista de exposiciones en Europa. En 1957 recibió el Premio José Clemente Orozco, que otorga el gobierno de Jalisco; al año siguiente expuso en el Ateneo Español de México y en la en la Galería Ruthermore de San Francisco, California, y para 1959 celebró 25 años de quehacer pictórico con una muestra en el Museo de Arte Moderno, de México.

Ese año también publicó su ensayo “El arte abstracto” y abrió una exposición de cerámicas en la galería de Antonio Souza. En los años siguientes continuó con su trabajo académico y de diseño de escenografías y vestuarios para Poesía en Voz Alta y montajes dancísticos.

Tarea que fue reconocida en 1963 con la muestra “Juan Soriano y el Teatro” en la Casa del Lago, mismo año en el que de regreso de Yucatán sufrió un percance automovilístico junto con Juan García Ponce, que le motivó el cuadro “El accidente”.

Fue tres años después que celebró una gran exposición de sus esculturas en el Palacio de Bellas Artes y en 1967 ilustró “El bestiario”, de Guillaume Apollinaire. Dos años más tarde inició una nueva estancia artística en Italia.

En 1975 Soriano se trasladó a Paris, donde entabló amistad con Antonio Saura, Julio Cortázar, Milan Kundera y Valerio Adami, además que se encontró con Pedro Coronel y Alberto Gironella, quienes vivían en la Ciudad Luz. Entonces combinó su residencia entre la Francia y México. Un año después ganó el premio especial en el VIII Festival Internacional de Pintura de Cagnes-sur-Mer, Francia, y un par de años más tarde obtuvo una beca de apoyo a pintores distinguidos de la Fundación Cultural Televisa, y en 1980 elaboró una carpeta con 32 serigrafías para el libro “El único argumento”, con texto de Sergio Pitol.

Del Instituto Cultural Cabañas obtuvo en 1984 la Medalla de Oro a la Excelencia, y al año siguiente festejó 50 años de creación con una muestra en el Palacio de Bellas Artes, que posteriormente se montó en otras ciudades del país. Fue 1987 un año lleno de reconocimientos: obtuvo el Premio Nacional de Arte en México; Francia le nombró Caballero de las Artes y las Letras; y ganó el Premio Jalisco de Arte, además que realizó su escultura “Toro”, montada en Villahermosa.

En 1990 recibió homenajes por sus siete décadas de vida y tres años después fue colocada su escultura monumental “Luna” en el Auditorio Nacional, y posteriormente su exposición “Juan Soriano, 50 años de gráfica” recorrió varias ciudades de Estados Unidos.

Para 1997 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid, montó una gran retrospectiva de su obra hecha de 1993 a ese año, que incluyó pintura, escultura y gráfica. Al año siguiente apareció “Juan Soriano, niño de mil años”, de Elena Poniatowska.

En 2000 fue montada una exposición de 10 esculturas en el zócalo de la Ciudad de México para festejar sus 80 años de vida y el Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo le dedicó una muestra-homenaje.

Su actividad y exposiciones de su obra no cesaron en los siguientes años, así como tampoco los reconocimientos a su trabajo, lo mismo en México que en otros países, entre los últimos la recepción del grado de Oficial de la Legión de Honor por parte del gobierno de Francia en 2004.

En ese año se creó la Fundación Juan Soriano y Marek Keller, y al siguiente se realizaron varias actividades con las que celebró sus 85 años de vida, entre ellas recibió el Premio Velázquez de Artes Plásticas de España y la Medalla Conmemorativa en Oro del Palacio de Bellas Artes.

Juan Soriano recibió en enero de 2006 la condecoración Orden al Mérito del gobierno de Polonia y el 10 de febrero siguiente murió en México.

Reconocido como uno de los más importantes y prolíficos artistas plásticos mexicanos, Juan Soriano nació el 18 de agosto de 1920 y en enero próximo se planea la apertura de un museo dedicado a su memoria y legado en Cuernavaca, Morelos.

La creación del Centro Cultural Museo Juan Soriano, que se asentará en Cuernavaca, Morelos, se anunció en julio de 2014 y en días pasados la subsecretaría de Obras Públicas del Estado informó que la ejecución de la obra tiene un avance importante y podría estar lista en los primeros meses de 2017.

En su momento, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, ahora Secretaría de Cultura federal, anunció que el proyecto del equipo encabezado por el arquitecto Javier Sánchez Corral se asentaría en un terreno de ocho mil metros cuadrados y un jardín de cinco mil metros, mientras que el museo tendrá cuatro mil 500 metros cuadrados de construcción.

En declaraciones difundidas por medios locales, Víctor Escobar Lagunas, titular de Obras Públicas del Estado señaló que actualmente trabajan a marchas forzadas para conseguir la inauguración del inmueble a finales de este año o más tardar en enero de 2017.

Detalló que el espacio incluirá salas para exposiciones permanentes y temporales, así como el restaurante que se ubicará en la zona más alta, con una vista espectacular de la ciudad. Juan Soriano nació el 18 de agosto de 1920, hijo de Rafael Rodríguez Soriano y Amalia Montoya Navarro, y desde pequeño (12 años) comenzó a visitar la casa del pintor y coleccionista “Chucho” Reyes, donde conoció al futuro laureado arquitecto Luis Barragán e inició su admiración por la pintura europea.

Entonces también admiró los retratos de José María Estrada, acudió a un museo, leyó las obras clásicas editadas por José Vasconcelos y conoció al también futuro artista plástico Roberto Montenegro, según información de su página oficial (juansoriano.net).

Al año siguiente conoció al pintor Alfredo Michel e ingresó al taller “Evolución”, donde también hicieron sus primeros trazos Raúl Anguiano y Jesús Guerrero Galván, y un año después participó en la exposición colectiva del lugar de aprendizaje.

Soriano entregó óleos sobre cartón, como un autorretrato y retratos de sus hermanas, y a sugerencia de Lola Álvarez Bravo, María Izquierdo y José Chávez Morado, quienes visitaron la muestra, viajó para continuar sus estudios a la Ciudad de México.

En su desplazamiento acompañó a su hermana Martha y gracias a quienes le apoyaron a trasladarse a la capital del país entró como maestro de dibujo de la Escuela Primaria de Arte, de la Secretaría de Educación Pública, y conoció a Xavier Villaurrutia, Agustín Lazo y Elías Nandino.

En los dos años siguientes ingresó a la Escuela Nocturna de Arte para Obreros, donde tuvo como uno de sus maestros a Santos Balmori, y se inscribió en la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR).

Además, participó en las tertulias del Café París, a las que asistían Rafael Solana, Frida Kahlo, Lupe Marín y varios de los miembros del grupo Contemporáneos, entre otros, y plasmó sus primeras escenografías para obras de teatro.

En 1938, siguiendo a la misma fuente, entabló amistad con Octavio Paz, quien había regresado al país después de experiencia en la Guerra Civil Española, rompió con la LEAR y Santos Balmori y viajó a la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos, con Rafael Solana.

De 1939 a 1941 dio clases en la Escuela de Pintura y Escultura “La Esmeralda”; hizo varias obras en cerámica y realizó una exposición en la Galería de Arte de la Universidad Nacional Autónoma de México, que motiva el ensayo de Paz “Rostros de Juan Soriano”.

Su carrera inició su internacionalización a partir de 1945, con exposiciones colectivas en Nueva York y Filadelfia, mismos años en los que escribe el libreto de “El pájaro y las doncellas”, junto con Diego de Mesa, y colaboró en la revista “El hijo pródigo”.

En 1950 recibió el Primer Premio en el Salón de Invierno y entre 1951 y 1953 ocurrió su estancia en Italia, donde realizó terracotas y cerámicas, así como elaboró las ilustraciones del libro homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz editado por Juan José Arreola en la colección “Los Presentes”. En 1956, luego de la creación del grupo Poesía en Voz Alta, Soriano diseñó escenografías y vestuarios en compañía de Paz, Leonora Carrington, León Felipe y José Luis Ibáñez, entre otros. Ese mismo año concretó una larga lista de exposiciones en Europa. En 1957 recibió el Premio José Clemente Orozco, que otorga el gobierno de Jalisco; al año siguiente expuso en el Ateneo Español de México y en la en la Galería Ruthermore de San Francisco, California, y para 1959 celebró 25 años de quehacer pictórico con una muestra en el Museo de Arte Moderno, de México.

Ese año también publicó su ensayo “El arte abstracto” y abrió una exposición de cerámicas en la galería de Antonio Souza. En los años siguientes continuó con su trabajo académico y de diseño de escenografías y vestuarios para Poesía en Voz Alta y montajes dancísticos.

Tarea que fue reconocida en 1963 con la muestra “Juan Soriano y el Teatro” en la Casa del Lago, mismo año en el que de regreso de Yucatán sufrió un percance automovilístico junto con Juan García Ponce, que le motivó el cuadro “El accidente”.

Fue tres años después que celebró una gran exposición de sus esculturas en el Palacio de Bellas Artes y en 1967 ilustró “El bestiario”, de Guillaume Apollinaire. Dos años más tarde inició una nueva estancia artística en Italia.

En 1975 Soriano se trasladó a Paris, donde entabló amistad con Antonio Saura, Julio Cortázar, Milan Kundera y Valerio Adami, además que se encontró con Pedro Coronel y Alberto Gironella, quienes vivían en la Ciudad Luz. Entonces combinó su residencia entre la Francia y México. Un año después ganó el premio especial en el VIII Festival Internacional de Pintura de Cagnes-sur-Mer, Francia, y un par de años más tarde obtuvo una beca de apoyo a pintores distinguidos de la Fundación Cultural Televisa, y en 1980 elaboró una carpeta con 32 serigrafías para el libro “El único argumento”, con texto de Sergio Pitol.

Del Instituto Cultural Cabañas obtuvo en 1984 la Medalla de Oro a la Excelencia, y al año siguiente festejó 50 años de creación con una muestra en el Palacio de Bellas Artes, que posteriormente se montó en otras ciudades del país. Fue 1987 un año lleno de reconocimientos: obtuvo el Premio Nacional de Arte en México; Francia le nombró Caballero de las Artes y las Letras; y ganó el Premio Jalisco de Arte, además que realizó su escultura “Toro”, montada en Villahermosa.

En 1990 recibió homenajes por sus siete décadas de vida y tres años después fue colocada su escultura monumental “Luna” en el Auditorio Nacional, y posteriormente su exposición “Juan Soriano, 50 años de gráfica” recorrió varias ciudades de Estados Unidos.

Para 1997 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid, montó una gran retrospectiva de su obra hecha de 1993 a ese año, que incluyó pintura, escultura y gráfica. Al año siguiente apareció “Juan Soriano, niño de mil años”, de Elena Poniatowska.

En 2000 fue montada una exposición de 10 esculturas en el zócalo de la Ciudad de México para festejar sus 80 años de vida y el Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo le dedicó una muestra-homenaje.

Su actividad y exposiciones de su obra no cesaron en los siguientes años, así como tampoco los reconocimientos a su trabajo, lo mismo en México que en otros países, entre los últimos la recepción del grado de Oficial de la Legión de Honor por parte del gobierno de Francia en 2004.

En ese año se creó la Fundación Juan Soriano y Marek Keller, y al siguiente se realizaron varias actividades con las que celebró sus 85 años de vida, entre ellas recibió el Premio Velázquez de Artes Plásticas de España y la Medalla Conmemorativa en Oro del Palacio de Bellas Artes.

Juan Soriano recibió en enero de 2006 la condecoración Orden al Mérito del gobierno de Polonia y el 10 de febrero siguiente murió en México.

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