Sentada en su silla de ruedas, pero con una energía y elocuencia sorprendentes a sus 100 años de edad, la poeta uruguaya Ida Vitale (Montevideo, 2 de noviembre de 1923), considerada una de las escritoras vivas más importantes de América Latina, se presentó durante el conversatorio inaugural de la VI Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios de la UNAM (Filuni 2024), donde recordó la importancia de México en su vida como exiliada.
“México era todo: la Historia y la otra historia, la que no está organizada en los libros, pero que es básica, la que asimilamos, de pronto, por nuestra propia cuenta, solos, a través de algún poeta maravilloso, una prosa de lujo o una historia cultural sorprendente. En fin, todo aquello a lo que, en Uruguay, que había llegado más tarde, teníamos que tratar de hacer crecer bajo nuestra responsabilidad”, expresó la poeta Premio Cervantes 2018, quien en 1974 llegó a nuestro país como consecuencia de la dictadura cívico-militar de Uruguay.
“Todo aquello implicaba un cambio que, para mí fue un choque definitivo y maravilloso. Cuando uno dice ‘choque’ tiende a pensar en una catástrofe, pero, no: fue un choque astral”, dijo la poeta quien durante los años que estuvo en México encontró un lugar dentro del medio intelectual, junto a personalidades como el poeta Octavio Paz (1914-1998), con quien colaboró en la revista “Vuelta”, o el editor y ensayista Huberto Batis, con en el que trabajó en el periódico “Unomásuno”.
Todos estamos destinados a ser prosa
Alternando la lectura de algunos poemas y confesiones sobre la percepción de su propia literatura, la escritora reconoció que lo que más le interesa en el mundo “es la prosa”, en el sentido en que ésta, lejos de “lenguajes extraños”, permite entender la vida, provocando, incluso mayores dificultades, que solo “el ritmo” o el buen o mal gusto.
“Todos vamos por el mundo destinados a ser un cubito de prosa que queda ahí para siempre completando los grandes panoramas culturales que, a veces nos superan”, dijo la escritora, quien aseguró que su educación en Uruguay no careció de calidad, pero que, a su parecer fue muy formal, por lo que tuvo que leer autores que ahora no le parecen buenos, mientras que sus conocimientos sobre literatura europea los realizó por cuenta propia.
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“A las mamás con niños en edad de ser estropeados les sugiero que dejen que lean, aunque sean cosas que no son para ellos. Yo creo que no hay nada más necesario que leer cosas que uno no entiende, aunque a veces intuyen que no hay que preguntar. Los niños no son tan tontos, saben cuando hay una frontera, más o menos irregular. No creo que haya que prohibirles nada”, dijo la poeta cuya bibliografía supera la veintena de poemarios, varios de ellos reconocidos internacionalmente.
Poeta del cambio y del yo
Durante su presentación Ida Vitale estuvo acompañada de la coordinadora de CulturaUNAM, Rosa Beltrán, y el también poeta español Luis García Montero, quien recientemente fue galardonado con el Premio Carlos Fuentes 2024.
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En su intervención García Montero dijo que en la poesía de Vitale se encierra la experiencia de casi 1001 años de existencia, donde el uso de su lenguaje no es un adorno, sino un reconocimiento del mundo, en el cual la misma escritora ha decidido perderse, en busca de la identidad en movimiento, reconociendo el paso del tiempo.
“La poesía de Ida nos dice que no existen verdades esenciales, porque el poeta expone y se expone como ser humano cuando tiene que buscar su propia verdad. De manera que en poesía no caben los dogmas, ni tampoco cabe una poesía segura de sí misma, que quiera presentarse como el puente fijo para señalar el camino único de la realidad”, dijo.