/ domingo 17 de julio de 2016

La sensualidad del volumen en la obra de Fernando Botero

Es un hombre de 84 años muy bien llevados. Llegó a Róterdam, Holanda, acompañado de su hija Lina para estar presente en la inauguración de la exposición: “¡Celebrar la vida!” en la Galería Kunsthal. Hasta el 11 de septiembre el público podrá disfrutar de pinturas, dibujos y esculturas que forman parte de la colección personal del artista Fernando Botero.

Nacido en 1932 en Medellín, Colombia, hizo de su vocación su profesión. Una convicción casi rayana en el fanatismo lo llevó a crear un estilo único, fácilmente identificable, lo que me parece todo un logro. Desde que lo entrevisté he estado pensando en ello y llegué a la conclusión de que, en la mente del público, su obra compite no solo con la de los artistas contemporáneos sino con la de los pintores y escultores de todos los siglos. Para mucha gente es fácil, a primera vista, identificar una obra de El Greco, de Dalí, de Picasso, de Rodin o de Mondrian. Tienen un estilo tan especial que se diferencian del resto. Lo mismo pasa con Botero. Aunque nos topemos con un dibujo, pintura o escultura suya en Dubái, China, Singapur, España, Israel, México, Italia o Argentina, no nos cabe la menor duda de que estamos ante un Botero.

“Volumétrico” es como define lo que yo hasta que hablé con él consideraba como “gordos”, pero viéndolo bien, todo lo que pinta o esculpe tiene volumen, sea una persona, un animal o un objeto.

Durante la entrevista me comentó que desde los 17 años sus dibujos tenían ese estilo que ahora conocemos como Botero, aunque su primera obra volumétrica como tal fue “Naturaleza muerta con mandolina”, 1956, que pintó durante el tiempo que vivió en México.

Fotos: Ma. Esther Estrada, Corresponsal

Pues sí, Fernando Botero residió en nuestro país entre 1956 y 1958 después de haber pasado un tiempo en Europa. Los museos de Madrid, Florencia y París habían sido sus centros de estudio, donde tomó inspiración de los grandes maestros de siglos anteriores. Cuando llegó a México, aunque conoció los trabajos de los grandes muralistas: Orozco, Rivera y Tamayo, lo que más impacto tuvo en su obra fueron el arte precolombino y el popular.

Otro detalle que me compartió es que durante más de 10 años siguió regresando a México de vacaciones, en particular a Zihuatanejo, donde se quedaba un mes dibujando y disfrutando de nuestra comida, que tanto le gusta.

Pero volvamos a su obra. De una manera natural la pintura de objetos volumétricos lo llevó a la escultura, donde el volumen es una característica intrínseca. Para aprender este nuevo arte vivió durante 1970 en Pietrasanta, Italia, donde han trabajado los mejores escultores de ese país. Ahí vuelve dos meses de cada año para concentrarse en esculpir obras de pequeño, mediano y gran formato. ¿Habrá encontrado usted alguna a su paso? En México tenemos por lo menos dos, una en la Explanada de los Héroes en Monterrey y otro en el Museo Soumaya en la Ciudad de México. Hablando de la capital regiomontana, en 2008 la Universidad Autónoma de Nuevo León le otorgó a Fernando Botero un Doctorado Honoris Causa.

A lo largo del tiempo, este hombre intenso, ha tomado temas específicos y los ha tratado en papel, lienzo y metal. Estas “series” como las ha llamado, tocan temas como: el Circo, el Toreo, Santas, los Niños de Vallecas, Mona Lisa y Homenaje a grandes artistas; pero también tiene otras con tintes políticos como: el Dolor de Colombia o Abu Ghraib. Sin embargo, siempre regresa a un tema cercano a su corazón: la vida en su natal Medellín, en Colombia, en América Latina.

Fue muy interesante escucharlo describir su proceso creativo: Cómo cada óleo se forma de capas y capas de pintura en las que va realizando pequeñas modificaciones, hasta llegar a la composición definitiva. Cómo para hacer versiones de obras de grandes maestros (Velázquez, Piero della Francesca, Van Gogh y otros) ha tenido que estudiarlas con enorme detalle para entenderlas y poder interpretarlas en su estilo propio. Cómo utiliza lienzos enormes para no limitar su inspiración. Cómo dibuja y dibuja y dibuja, siempre y en todo lugar, porque reconoce la importancia de este ejercicio. Por cierto me llamó la atención un payaso a lápiz que hizo en 2007 en papel de amate, al que alabó durante la rueda de prensa como una superficie muy especial para dibujar.

DONACIONES

Consciente de la importancia del arte en la vida y en el desarrollo de la gente, Botero ha donado parte de sus colecciones para que el público en general pueda disfrutar de obras originales tanto suyas como de artistas del resto del mundo (Miró, Chagall, Degas, Klimt, Matisse, Tamayo y otros).

En 2000 el Banco de la República de Colombia recibió 208 obras, 123 de su autoría y 85 de artistas internacionales. Con ellas se fundó el Museo Botero en Bogotá, de acceso gratuito. Ese mismo año el Museo de Antioquía recibió 23 esculturas y 114 obras suyas además de 21 de otros artistas.

En 2004 el Museo Nacional de Colombia recibió 23 óleos y 27 dibujos de la serie sobre la violencia a la que llamó “El dolor de Colombia”. En 2007 donó 47 obras de la serie Abu Ghraib a la Universidad de Berkeley, California, EU.

Es ese un aspecto de este artista que me gustó mucho y por eso quise resaltarla. ¡CELEBRAR LA VIDA!

Esta exhibición está dividida en distintos temas: Vida en América Latina, Homenajes, Religión, Circo, Toreo, Naturaleza muerta y Escultura. ¡Tan llena de color, alegría y sabor latinoamericano que fue un placer recorrerla!

pquinones

Para mayor información: ww.kunsthal.nl Cualquier comentario relacionado con este artículo, favor de dirigirlo a mestrada@elsoldemexico.com.mx

Es un hombre de 84 años muy bien llevados. Llegó a Róterdam, Holanda, acompañado de su hija Lina para estar presente en la inauguración de la exposición: “¡Celebrar la vida!” en la Galería Kunsthal. Hasta el 11 de septiembre el público podrá disfrutar de pinturas, dibujos y esculturas que forman parte de la colección personal del artista Fernando Botero.

Nacido en 1932 en Medellín, Colombia, hizo de su vocación su profesión. Una convicción casi rayana en el fanatismo lo llevó a crear un estilo único, fácilmente identificable, lo que me parece todo un logro. Desde que lo entrevisté he estado pensando en ello y llegué a la conclusión de que, en la mente del público, su obra compite no solo con la de los artistas contemporáneos sino con la de los pintores y escultores de todos los siglos. Para mucha gente es fácil, a primera vista, identificar una obra de El Greco, de Dalí, de Picasso, de Rodin o de Mondrian. Tienen un estilo tan especial que se diferencian del resto. Lo mismo pasa con Botero. Aunque nos topemos con un dibujo, pintura o escultura suya en Dubái, China, Singapur, España, Israel, México, Italia o Argentina, no nos cabe la menor duda de que estamos ante un Botero.

“Volumétrico” es como define lo que yo hasta que hablé con él consideraba como “gordos”, pero viéndolo bien, todo lo que pinta o esculpe tiene volumen, sea una persona, un animal o un objeto.

Durante la entrevista me comentó que desde los 17 años sus dibujos tenían ese estilo que ahora conocemos como Botero, aunque su primera obra volumétrica como tal fue “Naturaleza muerta con mandolina”, 1956, que pintó durante el tiempo que vivió en México.

Fotos: Ma. Esther Estrada, Corresponsal

Pues sí, Fernando Botero residió en nuestro país entre 1956 y 1958 después de haber pasado un tiempo en Europa. Los museos de Madrid, Florencia y París habían sido sus centros de estudio, donde tomó inspiración de los grandes maestros de siglos anteriores. Cuando llegó a México, aunque conoció los trabajos de los grandes muralistas: Orozco, Rivera y Tamayo, lo que más impacto tuvo en su obra fueron el arte precolombino y el popular.

Otro detalle que me compartió es que durante más de 10 años siguió regresando a México de vacaciones, en particular a Zihuatanejo, donde se quedaba un mes dibujando y disfrutando de nuestra comida, que tanto le gusta.

Pero volvamos a su obra. De una manera natural la pintura de objetos volumétricos lo llevó a la escultura, donde el volumen es una característica intrínseca. Para aprender este nuevo arte vivió durante 1970 en Pietrasanta, Italia, donde han trabajado los mejores escultores de ese país. Ahí vuelve dos meses de cada año para concentrarse en esculpir obras de pequeño, mediano y gran formato. ¿Habrá encontrado usted alguna a su paso? En México tenemos por lo menos dos, una en la Explanada de los Héroes en Monterrey y otro en el Museo Soumaya en la Ciudad de México. Hablando de la capital regiomontana, en 2008 la Universidad Autónoma de Nuevo León le otorgó a Fernando Botero un Doctorado Honoris Causa.

A lo largo del tiempo, este hombre intenso, ha tomado temas específicos y los ha tratado en papel, lienzo y metal. Estas “series” como las ha llamado, tocan temas como: el Circo, el Toreo, Santas, los Niños de Vallecas, Mona Lisa y Homenaje a grandes artistas; pero también tiene otras con tintes políticos como: el Dolor de Colombia o Abu Ghraib. Sin embargo, siempre regresa a un tema cercano a su corazón: la vida en su natal Medellín, en Colombia, en América Latina.

Fue muy interesante escucharlo describir su proceso creativo: Cómo cada óleo se forma de capas y capas de pintura en las que va realizando pequeñas modificaciones, hasta llegar a la composición definitiva. Cómo para hacer versiones de obras de grandes maestros (Velázquez, Piero della Francesca, Van Gogh y otros) ha tenido que estudiarlas con enorme detalle para entenderlas y poder interpretarlas en su estilo propio. Cómo utiliza lienzos enormes para no limitar su inspiración. Cómo dibuja y dibuja y dibuja, siempre y en todo lugar, porque reconoce la importancia de este ejercicio. Por cierto me llamó la atención un payaso a lápiz que hizo en 2007 en papel de amate, al que alabó durante la rueda de prensa como una superficie muy especial para dibujar.

DONACIONES

Consciente de la importancia del arte en la vida y en el desarrollo de la gente, Botero ha donado parte de sus colecciones para que el público en general pueda disfrutar de obras originales tanto suyas como de artistas del resto del mundo (Miró, Chagall, Degas, Klimt, Matisse, Tamayo y otros).

En 2000 el Banco de la República de Colombia recibió 208 obras, 123 de su autoría y 85 de artistas internacionales. Con ellas se fundó el Museo Botero en Bogotá, de acceso gratuito. Ese mismo año el Museo de Antioquía recibió 23 esculturas y 114 obras suyas además de 21 de otros artistas.

En 2004 el Museo Nacional de Colombia recibió 23 óleos y 27 dibujos de la serie sobre la violencia a la que llamó “El dolor de Colombia”. En 2007 donó 47 obras de la serie Abu Ghraib a la Universidad de Berkeley, California, EU.

Es ese un aspecto de este artista que me gustó mucho y por eso quise resaltarla. ¡CELEBRAR LA VIDA!

Esta exhibición está dividida en distintos temas: Vida en América Latina, Homenajes, Religión, Circo, Toreo, Naturaleza muerta y Escultura. ¡Tan llena de color, alegría y sabor latinoamericano que fue un placer recorrerla!

pquinones

Para mayor información: ww.kunsthal.nl Cualquier comentario relacionado con este artículo, favor de dirigirlo a mestrada@elsoldemexico.com.mx

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