POR JORGE SANDOVAL G. | CORRESPONSAL
R OMA. Italia.- Miguel Ángel Buonarroti ha sido sin lugar a dudas uno de los artistas más grandes y geniales de todos los tiempos, pero también un hombre que sufrió y luchó contra el dolor que habría podido impedirle crear obras maestras como “La Piedad”, “El Moisés”, “El David”, el “Juicio Universal” de la Capilla Sixtina, y muchas otras más. El célebre escultor y pintor, gracias a la fuerza de voluntad y al hecho de no haber dejado jamás de usar sus manos, combatió una grave forma de artrosis, y contrariamente a lo que siempre se había pensado, no estaba enfermo de “gota”.
Así lo reveló un estudio italiano, del cual da noticia el diario italiano “Corriere della Sera”, según el cual la voluntad del artista fue superior a la innegable dificultad que influyó negativamente en su trabajo en la última etapa de su vida. El estudio fue realizado por David Lazzeri, especialista en cirugía plástica y reconstructiva de una clínica romana, junto con reumatólogos de la Universidad de Florencia y un ortopédico australiano, los cuales analizaron tres retratos de Miguel Ángel, realizados cuando el artista tenia entre los 60 y los 65 años de edad.
Las tres pinturas evidenciaron que la mano izquierda de Miguel Ángel (según algunos historiadores esto significa que era zurdo), mostraba modificaciones en la forma de los dedos, compatibles con una grave artrosis, ausentes en cambio en retratos que lo muestran más joven. “Las alteraciones son claras y probablemente se aceleraron por el prolongado uso del cincel y del martillo para esculpir sus obras”, dijo Lazzeri, el cual agregó que “no se evidencian hinchazones articulares donde se acumula el acido úrico en los pacientes que sufren de ‘gota’ y por ello no es posible confirmar el diagnóstico de esta enfermedad para Miguel Ángel; al contrario, manifiesta diversos nódulos que han sido interpretados como consecuencia de una ‘osteoartritis’ bastante importante. Las dificultades para escribir, como reconoció el mismo artista, podrían ser el resultado de la rigidez del dedo pulgar y de la pérdida de la capacidad de doblarlo y estirarlo adecuadamente”, precisó el médico.
De tal manera, el análisis restituye la imagen de un Miguel Ángel, decidido a superar el dolor que habría podido limitar su actividad. Una artrosis semejante es la conclusión, debe haber sido un calvario que tenía que soportar durante su trabajo. Los síntomas a las manos aparecieron en edad avanzada, y según cuenta el mismo Miguel Ángel en una carta que escribió a su sobrino en 1552, se revelaron muy dolorosos.
Sin embargo, siguió pintando y esculpiendo hasta el final, al grado que según algunos testimonios, seis días antes de fallecer a casi 89 años en 1564, lo vieron trabajando con el cincel.
Según el mismo cirujano Lazzeri, el continuo e intenso trabajo pudo haber ayudado al artista a mantener el uso de las manos por largo tiempo, no obstante el dolor.
/arm