/ viernes 24 de septiembre de 2021

Monografías: las consentidas de los estudiantes que se resisten a desaparecer

Han resistido el paso de Encarta, de internet y del Covid; los niños las siguen buscando para investigar e ilustrar de manera fácil sus tareas escolares

En México están por llegar a los 55 años y se aferran a su existencia. Compañeras de miles de centenares de niñas, niños y adolescentes en su descubrimiento en el campo del saber: desde el abecedario o silabario —como se le decía antaño— hasta la ciencia, el arte, la historia y el desarrollo mismo de la tecnología.

Sí, son las monografías, que se enfrentaron primero a la enciclopedia digital Encarta y luego a internet y las redes sociales, y no perecieron; y, desde hace 18 meses, a una pandemia que cerró escuelas, “pero ya se vacunaron y están listas para el retorno a las actividades de los escolares, sus principales clientes”, asegura Arturo Blanco, director de Ediciones BOB, pionera en México de este material didáctico, cultural y recreativo.

“La monografía sigue siendo necesaria para el escolar e importante en su aprendizaje, coadyuva con los profesores y las didácticas audiovisuales. Lo más sensato, sencillo y barato, es la monografía: sólo tres pesos. Ni un chicle cuesta tres pesos. Además, permite que el niño cumpla con sus deberes escolares y obtenga buena calificación”, enfatiza.

La información de las monografías es tan concreta que a un estudiante de primaria o secundaria le puede enriquecer mucho su lectura. De no saber nada a leer lo que viene en una monografía, lo cultiva de una manera básica e importante.

Blanco considera que “no van a desaparecer por varias circunstancias. Una de las principales es que la Secretaría de Educación prohíbe a los niños, que son los usuarios de las monografías, el bajar información por internet. Es el primer punto”.

Y, en segundo lugar, las monografías son básicas para que los niños comprendan mejor lo que sus profesores les enseñan en las aulas a través de las ilustraciones. Ellos buscan en las monografías no solamente la información sino las estampas para sus trabajos.

“Normalmente, se tiene el concepto de que en las monografías investigas. Sí, muchos niños de ahí sacan la información, pero su principal objetivo es ilustrar sus tareas. Incluso nuestro slogan dice: Ediciones BOB ilustra mejor. La visualización ayuda mucho a los escolares a que su trabajo sea mejor”, subraya.

Por internet podrán bajar información y también hay muchas ilustraciones, pero las tienen que imprimir y les cuesta más que ir a la papelería a comprar una monografía. Y ahora, como está la situación económica, comprar un cartucho y a colores resulta oneroso.

Aparte, el profesor es el que detona la venta de estos productos a través de los niños, pero los niños son los que detonan las ventas en las papelerías.

Cuando menos una vez a la semana tiene la necesidad de una monografía, de un mapa, de una biografía. Y el ir a la papelería provoca la venta de otros artículos: cartulinas, cuadernos, papel de envoltura y demás.

Arturo Blanco refiere que su padre, José Antonio Blanco Leal, fundador de este grupo empresarial en 1932, se inició con dos camiones de carga en la calle de República de El Salvador, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde la mayoría de los comerciantes se dedicaban a comprar papel de desperdicio para revenderlo.

Para 1944, compró una pequeña máquina con la que fabricaba cuadernos. Así comenzó una industria familiar cuyas ventas y distribución se extendieron a Pachuca, Cuernavaca, Puebla y Toluca. Creó dos empresas papeleras con dos amigos.

A partir de 1963, ya independiente, en un pequeño local en la calle de Justo Sierra, fue donde surgieron las monografías, “el producto estrella” de la empresa. Corría el año de 1967. Fueron pioneras en su ramo.

Los temas más solicitados son la Independencia de México, el plato del buen comer (toda vez que en el país se busca cuidar mucho la alimentación), el cuerpo humano y la sexualidad. La violencia contra la mujer es uno de los temas nuevos; y hay otro más: vida saludable.

Este último es una materia que se implantó en el programa de estudios de la Secretaría de Educación Pública (SEP). “Es un tema nuevo y muy recurrente. Los temas que tienen que ver con el cuerpo humano son muy solicitados”, detalla Arturo Blanco, director de Ediciones BOB.

También las fechas cívicas en general tienen demanda, cada mes tiene una fecha importante.

La diversidad de temas es enorme: zoología, geografía, matemáticas, cultura en general. En el catálogo de Ediciones BOB hay más de dos mil temas.

Y en el caso de los preescolares cuentan con monografías en español e incluso bilingües para que se empiecen a familiarizar con el idioma inglés. “Sobre todo en las familias de escasos recursos es un arma vital, de ayuda a sus hijos”.

¿Tienen ustedes relación con la SEP?

Sí, pero no estamos en contacto con ellos. Las monografías son un producto como un lápiz. Nos vinculan siempre con la Secretaría de Educación Pública, pero la SEP ni nos regula, ni nos exige. Nosotros tenemos un equipo que monitorea las materias de estudio, los programas. Y hacemos los productos para que encajen en las materias que se imparten.

¿Tienen materiales didácticos desde preescolar, primaria, secundaria y preparatoria?

Sí, pero los de preparatoria son menos. Nuestra atención está en la educación básica: preescolar, primaria y secundaria. Aquí hacemos por ejemplo la Tabla Periódica en diferentes tamaños y formas. Unas sofisticadas, otras muy sencillas, que se consumen mucho. Y se dirigen a jóvenes estudiantes de bachillerato e incluso de la facultad.

LLEGARON PARA QUEDARSE

Juan Luna es propietario de una papelería en la colonia Cuauhtémoc, en la CdMx. Para él, las monografías llegaron para quedarse.

“Las monografías, desde que las empecé a trabajar, siempre, siempre se han vendido. Hubo un tiempo que se dijo que el internet las iba a desaparecer. Pero yo estoy aquí desde 1973 y las monografías se las seguían pidiendo en las escuelas, hasta antes de la pandemia de Covid-19. Los alumnos de primaria y secundaria, todos solicitan las monografías, porque las utilizan para ilustrar sus trabajos, sus tareas, y en el internet lo que hay es pura información”, expresa.

En el transcurso de 48 años, ¿cuál es su experiencia con las monografías?

Me ha ido bien con mi papelería todo este tiempo, pero la pandemia por Covid-19 nos afectó mucho. Están muy bajas las ventas. Y nos afectó a todos los comerciantes, no sólo a las papelerías.

Antes de la pandemia se vendían muy bien las monografías, pero se cerraron las escuelas y todo el comercio y se afectó toda la economía. Nosotros estuvimos cerrados seis meses en 2020. Después fue la apertura poco a poco. Hoy día todavía se abre de 11 am a 5 pm, nada más. Pocas horas. Esperamos que ahora, con el regreso a clases, se reanuden los horarios de antaño.

Tenía abierto desde las siete de la mañana a las siete de la noche y a veces hasta las ocho, porque a última hora a los niños se les olvidaban algo y venían con sus mamás, corriendo. Y tenía que quedarme hasta tarde para atender a mi clientela.

¿Qué temas tienen más demanda?

Son tres las empresas que manejan monografías: Ediciones RAP, Sun Rise y Grupo BOB y son múltiples los temas y surtido que ofrecen. Todas ellas son muy buenas, pero es amplísimo el temario. Trabajo de los temas que más me piden los escolares.

Cuando se abrió aquí la papelería, las monografías ya se conocían muy bien, en 1973. De siempre, los maestros solicitan a sus alumnos que ilustren sus tareas. Y si no son buenos para dibujar, cómo le hacen. La solución son las monografías. Ahí entra este complemento didáctico.

Cuándo se inició en el negocio, ¿cuánto costaban las monografías?

No recuerdo, pero realmente eran muy baratas. Cincuenta centavos hace más de cuatro décadas.

¿Sus mejores clientes son los escolares?

Sí. Aquí las ventas dependen cien por ciento de los escolares. Muy poco se vende el material para oficina.

¿Tiene escuelas cercanas?

Aquí tengo una enfrente, la Queen Mary. Otra en Río Sena, la Manuel Acosta. También la Padre Mier; en Río Rhin, Las Américas. Estoy rodeado de escuelas.

¿Las grandes tiendas departamentales del sector, no los afectan?

No. A mí no me afectan. Tengo una en Río Tíber y a mí no me ha hecho nada, porque ellos más bien se dedican a vender todo lo relacionado con las oficinas. Yo sigo vendiendo.

Para este texto se buscó a los otros líderes en el sector. La directora de Grupo Editorial RAP, Sandra Pastrana, no contestó las llamadas en su extensión telefónica. Y con Ediciones Sun Rise, su director general, Roberto Nosaka, declinó la entrevista.

En México están por llegar a los 55 años y se aferran a su existencia. Compañeras de miles de centenares de niñas, niños y adolescentes en su descubrimiento en el campo del saber: desde el abecedario o silabario —como se le decía antaño— hasta la ciencia, el arte, la historia y el desarrollo mismo de la tecnología.

Sí, son las monografías, que se enfrentaron primero a la enciclopedia digital Encarta y luego a internet y las redes sociales, y no perecieron; y, desde hace 18 meses, a una pandemia que cerró escuelas, “pero ya se vacunaron y están listas para el retorno a las actividades de los escolares, sus principales clientes”, asegura Arturo Blanco, director de Ediciones BOB, pionera en México de este material didáctico, cultural y recreativo.

“La monografía sigue siendo necesaria para el escolar e importante en su aprendizaje, coadyuva con los profesores y las didácticas audiovisuales. Lo más sensato, sencillo y barato, es la monografía: sólo tres pesos. Ni un chicle cuesta tres pesos. Además, permite que el niño cumpla con sus deberes escolares y obtenga buena calificación”, enfatiza.

La información de las monografías es tan concreta que a un estudiante de primaria o secundaria le puede enriquecer mucho su lectura. De no saber nada a leer lo que viene en una monografía, lo cultiva de una manera básica e importante.

Blanco considera que “no van a desaparecer por varias circunstancias. Una de las principales es que la Secretaría de Educación prohíbe a los niños, que son los usuarios de las monografías, el bajar información por internet. Es el primer punto”.

Y, en segundo lugar, las monografías son básicas para que los niños comprendan mejor lo que sus profesores les enseñan en las aulas a través de las ilustraciones. Ellos buscan en las monografías no solamente la información sino las estampas para sus trabajos.

“Normalmente, se tiene el concepto de que en las monografías investigas. Sí, muchos niños de ahí sacan la información, pero su principal objetivo es ilustrar sus tareas. Incluso nuestro slogan dice: Ediciones BOB ilustra mejor. La visualización ayuda mucho a los escolares a que su trabajo sea mejor”, subraya.

Por internet podrán bajar información y también hay muchas ilustraciones, pero las tienen que imprimir y les cuesta más que ir a la papelería a comprar una monografía. Y ahora, como está la situación económica, comprar un cartucho y a colores resulta oneroso.

Aparte, el profesor es el que detona la venta de estos productos a través de los niños, pero los niños son los que detonan las ventas en las papelerías.

Cuando menos una vez a la semana tiene la necesidad de una monografía, de un mapa, de una biografía. Y el ir a la papelería provoca la venta de otros artículos: cartulinas, cuadernos, papel de envoltura y demás.

Arturo Blanco refiere que su padre, José Antonio Blanco Leal, fundador de este grupo empresarial en 1932, se inició con dos camiones de carga en la calle de República de El Salvador, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde la mayoría de los comerciantes se dedicaban a comprar papel de desperdicio para revenderlo.

Para 1944, compró una pequeña máquina con la que fabricaba cuadernos. Así comenzó una industria familiar cuyas ventas y distribución se extendieron a Pachuca, Cuernavaca, Puebla y Toluca. Creó dos empresas papeleras con dos amigos.

A partir de 1963, ya independiente, en un pequeño local en la calle de Justo Sierra, fue donde surgieron las monografías, “el producto estrella” de la empresa. Corría el año de 1967. Fueron pioneras en su ramo.

Los temas más solicitados son la Independencia de México, el plato del buen comer (toda vez que en el país se busca cuidar mucho la alimentación), el cuerpo humano y la sexualidad. La violencia contra la mujer es uno de los temas nuevos; y hay otro más: vida saludable.

Este último es una materia que se implantó en el programa de estudios de la Secretaría de Educación Pública (SEP). “Es un tema nuevo y muy recurrente. Los temas que tienen que ver con el cuerpo humano son muy solicitados”, detalla Arturo Blanco, director de Ediciones BOB.

También las fechas cívicas en general tienen demanda, cada mes tiene una fecha importante.

La diversidad de temas es enorme: zoología, geografía, matemáticas, cultura en general. En el catálogo de Ediciones BOB hay más de dos mil temas.

Y en el caso de los preescolares cuentan con monografías en español e incluso bilingües para que se empiecen a familiarizar con el idioma inglés. “Sobre todo en las familias de escasos recursos es un arma vital, de ayuda a sus hijos”.

¿Tienen ustedes relación con la SEP?

Sí, pero no estamos en contacto con ellos. Las monografías son un producto como un lápiz. Nos vinculan siempre con la Secretaría de Educación Pública, pero la SEP ni nos regula, ni nos exige. Nosotros tenemos un equipo que monitorea las materias de estudio, los programas. Y hacemos los productos para que encajen en las materias que se imparten.

¿Tienen materiales didácticos desde preescolar, primaria, secundaria y preparatoria?

Sí, pero los de preparatoria son menos. Nuestra atención está en la educación básica: preescolar, primaria y secundaria. Aquí hacemos por ejemplo la Tabla Periódica en diferentes tamaños y formas. Unas sofisticadas, otras muy sencillas, que se consumen mucho. Y se dirigen a jóvenes estudiantes de bachillerato e incluso de la facultad.

LLEGARON PARA QUEDARSE

Juan Luna es propietario de una papelería en la colonia Cuauhtémoc, en la CdMx. Para él, las monografías llegaron para quedarse.

“Las monografías, desde que las empecé a trabajar, siempre, siempre se han vendido. Hubo un tiempo que se dijo que el internet las iba a desaparecer. Pero yo estoy aquí desde 1973 y las monografías se las seguían pidiendo en las escuelas, hasta antes de la pandemia de Covid-19. Los alumnos de primaria y secundaria, todos solicitan las monografías, porque las utilizan para ilustrar sus trabajos, sus tareas, y en el internet lo que hay es pura información”, expresa.

En el transcurso de 48 años, ¿cuál es su experiencia con las monografías?

Me ha ido bien con mi papelería todo este tiempo, pero la pandemia por Covid-19 nos afectó mucho. Están muy bajas las ventas. Y nos afectó a todos los comerciantes, no sólo a las papelerías.

Antes de la pandemia se vendían muy bien las monografías, pero se cerraron las escuelas y todo el comercio y se afectó toda la economía. Nosotros estuvimos cerrados seis meses en 2020. Después fue la apertura poco a poco. Hoy día todavía se abre de 11 am a 5 pm, nada más. Pocas horas. Esperamos que ahora, con el regreso a clases, se reanuden los horarios de antaño.

Tenía abierto desde las siete de la mañana a las siete de la noche y a veces hasta las ocho, porque a última hora a los niños se les olvidaban algo y venían con sus mamás, corriendo. Y tenía que quedarme hasta tarde para atender a mi clientela.

¿Qué temas tienen más demanda?

Son tres las empresas que manejan monografías: Ediciones RAP, Sun Rise y Grupo BOB y son múltiples los temas y surtido que ofrecen. Todas ellas son muy buenas, pero es amplísimo el temario. Trabajo de los temas que más me piden los escolares.

Cuando se abrió aquí la papelería, las monografías ya se conocían muy bien, en 1973. De siempre, los maestros solicitan a sus alumnos que ilustren sus tareas. Y si no son buenos para dibujar, cómo le hacen. La solución son las monografías. Ahí entra este complemento didáctico.

Cuándo se inició en el negocio, ¿cuánto costaban las monografías?

No recuerdo, pero realmente eran muy baratas. Cincuenta centavos hace más de cuatro décadas.

¿Sus mejores clientes son los escolares?

Sí. Aquí las ventas dependen cien por ciento de los escolares. Muy poco se vende el material para oficina.

¿Tiene escuelas cercanas?

Aquí tengo una enfrente, la Queen Mary. Otra en Río Sena, la Manuel Acosta. También la Padre Mier; en Río Rhin, Las Américas. Estoy rodeado de escuelas.

¿Las grandes tiendas departamentales del sector, no los afectan?

No. A mí no me afectan. Tengo una en Río Tíber y a mí no me ha hecho nada, porque ellos más bien se dedican a vender todo lo relacionado con las oficinas. Yo sigo vendiendo.

Para este texto se buscó a los otros líderes en el sector. La directora de Grupo Editorial RAP, Sandra Pastrana, no contestó las llamadas en su extensión telefónica. Y con Ediciones Sun Rise, su director general, Roberto Nosaka, declinó la entrevista.

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