POR ROBERTO RONDERO
Siempre que se publica la más reciente novela del escritor y licenciado en periodismo español Arturo Pérez-Reverte (“El capitán Alatriste”, “La reina del sur”, “Cabo Trafalgar”, “Un día de cólera”, “La piel del tambor”, “El maestro de esgrima”, “La sombra del águila”, “Ojos azules”, “Perros e hijos de perra”, “Hombres buenos”, entre otras), los críticos y seguidores por todo el mundo, esperan que sea la mejor.
“Falcó” (Editorial Alfaguara, 291 páginas) no es la excepción en la producción literaria de Pérez-Reverte, una intensa historia protagonizada por un nuevo y fascinante personaje, comparable a los más destacados espías y aventureros de la literatura. UN ESPÍA SIN LÍMITES
En “Falcó” se entrelaza la realidad y la ficción y lo hacen uniendo la violencia, tramas de poder, suspense, lealtad y pasión, en síntesis una novela que provoca una lectura adictiva.
La Europa turbulenta de los años 30 y 40 del siglo XX, es el escenario idóneo de las andanzas de Lorenzo Falcó, excontrabandista de armas, espía sin escrúpulos, agente de los servicios de inteligencia, que campea en los sitios donde la muerte acecha y la traición no perdona. Durante el otoño de 1936, mientras la frontera entre amigos y enemigos se reduce a una línea imprecisa y peligrosa, Falcó recibe el encargo de infiltrarse en una difícil misión que podría cambiar el curso de la historia de España. Un hombre y dos mujeres –los hermanos Montero y Eva Rengel- serán sus compañeros de aventura y tal vez sus víctimas, en un tiempo en el que la vida se escribe a golpe de traiciones y nada es lo que parece…” Madrid resiste la furiosa ofensiva fascista, que era el titular principal de El Noticiero. Y más abajo, a dos columnas: En Cartagen siguen los bombardeos criminales sobre la población civil. Apoyado en la pared junto a la barra del Americano, Lorenzo Falcó dobló el periódico y lo puso sobre el mostrador, junto al vaso de cerveza. Se había comprado una gorra de pichi y puesto en la solapa de la cazadora, una insignia del Partido Comunista: una hoz y matillo de metal dorado y rojo que había comprado en una tienda cercana, y que contribuía –al menos ésa era la intención- a mimetizarlo más con el paisaje”.
De “Falcó”, “The New York Times Book Review, ha reseñado: “Arturo Pérez-Reverte sabe cómo retener al lector a cada vuelta de página”.
…”Pensó Falcó en eso. En su experiencia personal. Sus recuerdos. Había matado a hombres por culpa, o a causa, de mujeres. Ellas facilitaban esa clase de cosas. No importaba lo enteras o decididas que fuesen, o que supieran valerse por sí mismas. Eran los viejos instinto los que siempre, por encima de toda razón, acaban interfiriendo de modo peligroso.
“Daba igual que el móvil masculino fuese la vanidad, el impulso dominador o protector, o incluso sentimientos más nobles, como el afecto, la humanidad o el amor. Puestos en situaciones extremas junto a mujeres, la mayor parte de los hombres no era capaz de sustraerse al impulso básico de protegerlas, Y eso los volvía descuidados. Vulnerables. A ellos, e primer lugar, y a ellas como consecuencia. A todos”.