POR ROBERTO RONDERO Una de las preguntas habituales en los medios de comunicación, cuando llega la proximidad de un año nuevo, es: ¿Por qué nos cuesta tanto lograr lo que nos proponemos? Si la pregunta se la plantean a un filósofo, la respuesta será: “Por falta de voluntad”, pero en “Querer es poder” (Ediciones B, 220 páginas), su autor Xavier Guix, escritor y licenciado en psicología, especializado en comunicación y programación neurolingüística (PNL), “se ahondará en la necesidad de introducir una variable importante: la relación entre mente y cuerpo”.
Para Guix, para que todo funciones, “hablando en un lenguaje actual son necesarios: un objetivo bien definido (misión), una planificación (visión), un alto grado de responsabilidad (sentido del deber), esfuerzo (voluntad sostenida o perseverancia), tender a un propósito mayor (ideal) y un estado corporal con el nivel de energía y tensión equilibrado”. VOLUNTAD SIN PRETEXTOS
“Este libro -señala Guix- bebe de diferentes inspiraciones, entre ellas la de Roy F. Baumeister, para quien existen claves básicas:
1.- La fuerza de voluntad es una respuesta tanto de la mente como del cuerpo, no solo un modo virtuoso de pensar.
2.- El uso de la fuerza de voluntad puede agotar los recursos del cuerpo.
3.- La fuerza de voluntad es limitada.
4.- La fuerza de voluntad puede entrenarse.
Y ya que 2017 se presenta con enormes dudas sobre el devenir económico, político y social a nivel mundial, en “Querer es poder”, el autor pone especial énfasis en una máxima: “Céntrate en lo que quieres y no en lo que temes”.
“Lo peor de las situaciones de incertidumbre es que pueden alimentar nuestros miedos psicológicos, la mayoría de ellos basados en la práctica de la anticipación, o dicho más llanamente, en la costumbre de preocuparse antes de tiempo. El miedo provoca ansiedad, cuya sensación, a su vez, suscita la prisa por resolver esos síntomas, sin duda molestos.
“Sabemos que, con el tiempo, los recursos que destinamos a resolver nuestras ansiedades acaban convirtiéndose un problema más grave. Ahora ya no podemos prescindir de esa solución milagrera que hemos encontrado para calmar la ansiedad (sea una pastilla, un hartón de comer chocolate o llamar a todos los amigos por la noche y agobiarlos con nuestros problemas)”.