/ viernes 11 de septiembre de 2020

Cien años de Benedetti, el poeta del pueblo

Sus padres, siguiendo la tradición italiana, lo bautizaron con cinco nombres: Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno, él sólo utilizó el primero para firmar los 90 libros que escribió entre poesía, cuento y teatro, principalmente

Andar con Mario Benedetti por la calle exigía paciencia. Renunciar a todo horario previsto. Caminar dispuesto a detenerse intempestivamente. El poeta no dudaba en hacerlo siempre que un joven, adulto o estudiante, le pedía una firma. Los avispados llevaban en mano alguno de sus libros; otros, los más, improvisaban una servilleta de papel para el autógrafo.

Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farrugia disfrutaba de esas interrupciones. Gozaba detener su paso para leer un verso a quien lo pidiera. Alimentaba su espíritu del contacto con la gente, con sus lectores, con el pueblo. De muchas de estas salidas hechas en largos minutos, el poeta, de quien este 14 de septiembre se conmemora el centenario de su natalicio, nutría sus cuentos, sus novelas y, con gran ímpetu, sus poesías. No por nada se le llama el poeta del pueblo.

▶️ Sin Mercedes Barcha, Gabo no habría publicado Cien Años de Soledad

El poeta que escribía a las personas, no a los académicos. El cuentista que narraba las hazañas de sus vecinos. El novelista de la vida. Esa vida tangible, fácil de reconocer por cualquiera. Entonces el favor era recíproco, y sus lectores divulgaban de boca en boca la obra de Benedetti, considerado uno de los mejores poetas vendidos del siglo XX.


Al hijo de un farmacéutico poco le interesaban las palabras rimbombantes que requirieran de un diccionario. Tampoco era de su interés encerrarse en el círculo académico. Siempre se enfocó en la gente de la calle. Su lenguaje accesible, familiar, se encargó de conseguir el objetivo, advierte en entrevista el narrador y ensayista mexicano Jorge F. Hernández, convencido de que no hay poeta más cercano al pueblo que Benedetti.

“Hay mucha amargura en las cuadrículas acartonadas de la academia, la amargura tiene que ver con un asombro inexplicado. Los acartonados no se explicaban cómo Benedetti llegaba a ser tan popular, un cuento de él se pasaba de boca en boca, y hay que recordar se hizo popular en una época en que no había Twitter ni Facebook, estaban cantantes como Juan Manuel Serrat que sincronizó con sus letras para ponerle música”, apunta el también novelista.

ESCRIBIR PARA SER LEÍDO

En seis décadas, Benedetti publicó 90 libros en 25 idiomas. Poesía, cuento y novela fueron sus tres principales géneros, aunque ejerció el periodismo y la crítica literaria. No le eran indiferentes los ensayos sobre política, y de vez en vez experimentó en la dramaturgia y la traducción. Un literato en el amplio sentido de la palabra que la academia poco premió, tal vez porque él mismo rechazaba las ovaciones.

“A esta altura podemos decir que es un escritor universal, puesto que su obra llega a los lugares aparentemente más alejados de nuestra cultura. Luego de ser un escritor uruguayo, fue uno latinoamericano, y ahora es editado de manera amplia en países como China, donde ahora mismo están por publicarse tres novelas y un poemario. Sus obras están en más de 25 idiomas con ediciones especiales en España, Italia y traducciones al ruso”, refiere Hortensia Campanella, presidenta de la Fundación Mario Benedetti, con sede en Uruguay.

En entrevista, la también autora de la biografía "Mario Benedetti. Un mito discretísimo" señala que es el manejo de las palabras lo que hace que la obra del poeta de la Generación del 45 toque las fibras más íntimas de los lectores. Y cuando habla del lenguaje no se refiere sólo a los vocablos, sino al sentido cultural y emocional de estos.

“A lo largo de su existencia tuvo que vivir en distintos países por razones del exilio, estuvo en Argentina, Perú, Cuba y España lo que amplió mucho sus círculos de lectores y en el fondo creo que la razón de que sus obras sean no sólo publicadas sino queridas y bien conocidas, amadas, tiene que ver con que él planteaba temas y conflictos que son humanos, son universales, que le ocurre a todos los seres humanos y no sólo a los uruguayos”, añade.

Si Benedetti se planteó un objetivo, éste fue, advierte Campanella, ser un escritor leído. Aprender a comunicarse para jamás estar en la torre de marfil, sino entre sus lectores; él contenido en sus libros.

Hernández añade que su literatura está asociada tanto a la esperanza que puede tener alguien por ser feliz como a la podredumbre a la que la sociedad se ha sometido. Por ejemplo, el valor del dinero, el horror del trabajo como esclavitud, la ciudad gris y hostil. Temas impresos en libros como "Quien de nosotros" (1945), su primera novela en la que presenta una irónica exploración de la sociedad; también en "La muerte y otras sorpresas" (1968), una compilación de cuentos que en la década de los 70 se agotaba una edición al año en México.

También la novela en verso "El cumpleaños de Juan Ángel" (1971), una de las obras más experimentales de Benedetti y de las más pronto traducidas al inglés después de su publicación en español. El relato, sin signos de puntuación, refiere ala política de la década de los 70, no sólo en Uruguay sino en diferentes contextos latinoamericanos.

En el mismo sentido destaca el libro de cuentos "Recuerdos olvidados" (1988), que trata sobre el exilio y la vida después del horror de la dictadura. Escrito en prosa, Benedetti hace al lector parte de la soledad y las frustraciones de dos exilios que lo llevaron a Madrid. Así se podría enlistar decenas de obras espejo de las propias emociones y pensamientos del autor.

Por ello, Hernández insiste en que la crítica hace mal en no reconocer a Benedetti: “Un problema que le veían a Mario es que tenía una cercanía con el pensamiento de izquierda, eso es importante recordarlo en su centenario porque de una rara manera está renaciendo el fascismo renacentista del siglo XXI, y ahora tenemos que tomar el ejemplo de quien luchó hace un siglo o más por hacer respetar la palabra, ya sea cantada, pintada o escrita”.

BENEDETTI, EL VENDEDOR

La infancia de Mario Benedetti podría mirarse como la de cualquier niño, pero vale la pena detenerse en ella para entender su camino en las letras.Su entorno familiar no era el de la literatura. Su padre, Brenno Benedetti, fue un químico farmacéutico defraudado en la compra de una farmacia. Hecho que definió el destino de la familia.

El poeta tenía el recuerdo fresco de cómo vio caer a su padre. Recién casado con Matilde Farrugia, el farmacéutico puso todos sus ahorros en la adquisición de una dispensadora de medicamentos. Parecía todo felicidad, pero con el primer cliente se dio cuenta de que todos los frascos de medicina estaban vacíos. Absolutamente toda la farmacia estaba vacía. Además de caer en depresión, el padre del poeta perdió sus ahorros.

Mario Benedetti hizo la educación primaria en el Colegio Alemán de Uruguay, ahí aprendió alemán lo que le ayudó para traducir a Kafka. En 1935 comenzó los estudios nivel secundaria en el Liceo Miranda, pero sólo cursó un año. Abandonó la escuela formal a los 16 años de edad para poder trabajar ocho horas diarias en la fábrica y tienda de repuestos para automóviles Will L. Smith.

A partir de entonces y hasta 1945, cuando ingresó a la redacción del semanario Marcha, residió en Buenos Aires y ejerció diferentes oficios entre ellos el de taquígrafo, administrativo en una inmobiliaria y empleado público en diversas oficinas. La literatura era un aprendizaje autodidacta.

A inicios de los años 70 estuvo a cargo de una cátedra en la Facultad de Humanidades y Ciencias, de la Universidad de la República, pero el Golpe de Estado de 1973 lo obligó al exilio. Primero en Buenos Aires, luego en Lima, La Habana y en España. En el extranjero su producción alcanzó la cima con libros como el poemario La casa y el ladrillo, la novela Primavera con una esquina rota, y su obra teatral más representada Pedro y el Capitán.

En 1985, con el retorno de la democracia, Benedetti volvió a Uruguay junto a su esposa Luz López Alegre. El poeta falleció en Montevideo el 17 de mayo de 2009.

LA TREGUA

En apariencia la historia de "La tregua" es simple: Un hombre mayor prepara su jubilación justo cuando se enamora de una joven de escasos 25 años. Pero detrás de la anécdota, Mario Benedetti plantea una profunda reflexión sobre el deseo de una vida feliz, el trabajo como obligación, la diferencia de edad en el amor, la jubilación como derecho, una segunda oportunidad de vida. Así ésta se ha convertido en casi un libro de texto en bachillerato de todo el mundo.

El personaje central se llama Laura Avellaneda y desde ahí empieza el amor, ese nombre tiene magnetismo y parecería que es un canto a la realidad. Nos dice que un hombre viejo no está terminado, no porque esté cercano a jubilarse de un empleo está por terminar su vida. Benedetti lo que hizo fue darle a Martín Santomé la idea de que puede renacer a través de una tregua, la tregua en realidad es que el destino o la providencia le permite vivir una felicidad, cuando se supone que ya no debería ser feliz”, reflexiona Jorge F. Hernández.

La novela, con 153 ediciones, es el libro más vendido de Benedetti. 180 mil lectores han adquirido un ejemplar de la obra tanto en la versión de Alfaguara como en la Debolsillo. Lo que suman 113 mil ejemplares circulando por la calle, de acuerdo con datos proporcionados por la propia editorial.

“Uno piensa que es una novela pequeña con la forma de un diario íntimo, porque en realidad se trata de una oficina pequeña y un hombre maduro que se enamora de una joven. Pero la pregunta es si el relato es uruguayo o es universal, y la respuesta es que es universal y pienso que esa es la razón por la cual ahora los chinos quieren traducir y publicar La Tregua”, acota Campanella al detallar que la primera edición estuvo a cargo de Alfa.

La historia se ha traducido al alemán, árabe, búlgaro, checo, coreano, danés, georgiano, griego, ruso, sueco, y evidentemente al inglés, italiano y portugués. Además, en 1974 se adaptó al cine por Sergio Renán, versión nominada al los premios Oscar.

La novela se desarrolla en Montevideo y su estructura semeja a la de un diario. Inicia justo el lunes 11 de febrero de 1957 y llega al viernes 28 de febrero de 1958. Martín Santomé es un viudo de 49 años a punto de jubilarse. La relación con sus tres hijos Blanca, Jaime y Esteban, no es buena, y él comienza un romance con Laura Avellaneda, una joven de 24 años.

Poco a poco, la relación crece en intensidad, hasta que deciden vivir juntos. Una enfermedad hace confusa la situación, e incluso las anotaciones de Santomé en esta suerte de diario. Sin percatarse, el lector es atrapado página a página hasta que la lectura no se detiene.

“Hay conflictos de amor, peleas dentro de la familia, el padre con los hijos, la crisis dramática, la tragedia de la muerte que interrumpe la felicidad y todo eso forma parte de la vida de los seres humanos, suceden a diario estas historias en familias y por eso la gente se conmueve tanto. Está planteado de un modo tan cálido que los lectores responden con emoción”, refiere Campanella.

De sus libros más solicitados también está su primera novela "Quién de nosotros", que fue considerada en el momento de su publicación como "el libro más prometedor que nuestra literatura de ficción haya producido en estos años". Hasta ahora ha tenido 40 ediciones y se ha traducido al francés, italiano, portugués e inglés.

En teatro, la obra "Pedro y el capitán" ha sido de las más representada desde su edición mexicana en 1979, el mismo año de su estreno a cargo del grupo Teatro El Galpón, que estaba exiliado en México. Además de las ediciones mexicanas, se ha traducido al alemán, danés, francés, gallego, inglés, noruego y sueco.

“Si Benedetti viviera sería un luchador por los derechos de la palabra. Sin dura sería una página de Facebook muy visitada y sería un súper tuitero”, concluye Hernández.

ALGUNAS OBRAS

  • 1945. La víspera indeleble (poesía)
  • 1949. Esta mañana (cuentos)
  • 1953. Ustedes, por ejemplo (teatro)
  • 1953. Quien de nosotros (novela)
  • 1966. Contra los puentes levadizos (poesía)
  • 1968. Sobre artes y oficio (crítica)
  • 1971. Crónica del 71 (periodismo)
  • 1984. Geografías (cuentos y poesía)
  • 1991. La realidad y la palabra (ensayo)
  • 1992. La borra del café (cuentos)
  • 1999. Buzón de tiempo (cuentos)
  • 2003. Existir todavía (poesía)
  • 2006. Nuevo rincón del Haikus (poesía)
  • 2007. Historias de París (cuentos)


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Andar con Mario Benedetti por la calle exigía paciencia. Renunciar a todo horario previsto. Caminar dispuesto a detenerse intempestivamente. El poeta no dudaba en hacerlo siempre que un joven, adulto o estudiante, le pedía una firma. Los avispados llevaban en mano alguno de sus libros; otros, los más, improvisaban una servilleta de papel para el autógrafo.

Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farrugia disfrutaba de esas interrupciones. Gozaba detener su paso para leer un verso a quien lo pidiera. Alimentaba su espíritu del contacto con la gente, con sus lectores, con el pueblo. De muchas de estas salidas hechas en largos minutos, el poeta, de quien este 14 de septiembre se conmemora el centenario de su natalicio, nutría sus cuentos, sus novelas y, con gran ímpetu, sus poesías. No por nada se le llama el poeta del pueblo.

▶️ Sin Mercedes Barcha, Gabo no habría publicado Cien Años de Soledad

El poeta que escribía a las personas, no a los académicos. El cuentista que narraba las hazañas de sus vecinos. El novelista de la vida. Esa vida tangible, fácil de reconocer por cualquiera. Entonces el favor era recíproco, y sus lectores divulgaban de boca en boca la obra de Benedetti, considerado uno de los mejores poetas vendidos del siglo XX.


Al hijo de un farmacéutico poco le interesaban las palabras rimbombantes que requirieran de un diccionario. Tampoco era de su interés encerrarse en el círculo académico. Siempre se enfocó en la gente de la calle. Su lenguaje accesible, familiar, se encargó de conseguir el objetivo, advierte en entrevista el narrador y ensayista mexicano Jorge F. Hernández, convencido de que no hay poeta más cercano al pueblo que Benedetti.

“Hay mucha amargura en las cuadrículas acartonadas de la academia, la amargura tiene que ver con un asombro inexplicado. Los acartonados no se explicaban cómo Benedetti llegaba a ser tan popular, un cuento de él se pasaba de boca en boca, y hay que recordar se hizo popular en una época en que no había Twitter ni Facebook, estaban cantantes como Juan Manuel Serrat que sincronizó con sus letras para ponerle música”, apunta el también novelista.

ESCRIBIR PARA SER LEÍDO

En seis décadas, Benedetti publicó 90 libros en 25 idiomas. Poesía, cuento y novela fueron sus tres principales géneros, aunque ejerció el periodismo y la crítica literaria. No le eran indiferentes los ensayos sobre política, y de vez en vez experimentó en la dramaturgia y la traducción. Un literato en el amplio sentido de la palabra que la academia poco premió, tal vez porque él mismo rechazaba las ovaciones.

“A esta altura podemos decir que es un escritor universal, puesto que su obra llega a los lugares aparentemente más alejados de nuestra cultura. Luego de ser un escritor uruguayo, fue uno latinoamericano, y ahora es editado de manera amplia en países como China, donde ahora mismo están por publicarse tres novelas y un poemario. Sus obras están en más de 25 idiomas con ediciones especiales en España, Italia y traducciones al ruso”, refiere Hortensia Campanella, presidenta de la Fundación Mario Benedetti, con sede en Uruguay.

En entrevista, la también autora de la biografía "Mario Benedetti. Un mito discretísimo" señala que es el manejo de las palabras lo que hace que la obra del poeta de la Generación del 45 toque las fibras más íntimas de los lectores. Y cuando habla del lenguaje no se refiere sólo a los vocablos, sino al sentido cultural y emocional de estos.

“A lo largo de su existencia tuvo que vivir en distintos países por razones del exilio, estuvo en Argentina, Perú, Cuba y España lo que amplió mucho sus círculos de lectores y en el fondo creo que la razón de que sus obras sean no sólo publicadas sino queridas y bien conocidas, amadas, tiene que ver con que él planteaba temas y conflictos que son humanos, son universales, que le ocurre a todos los seres humanos y no sólo a los uruguayos”, añade.

Si Benedetti se planteó un objetivo, éste fue, advierte Campanella, ser un escritor leído. Aprender a comunicarse para jamás estar en la torre de marfil, sino entre sus lectores; él contenido en sus libros.

Hernández añade que su literatura está asociada tanto a la esperanza que puede tener alguien por ser feliz como a la podredumbre a la que la sociedad se ha sometido. Por ejemplo, el valor del dinero, el horror del trabajo como esclavitud, la ciudad gris y hostil. Temas impresos en libros como "Quien de nosotros" (1945), su primera novela en la que presenta una irónica exploración de la sociedad; también en "La muerte y otras sorpresas" (1968), una compilación de cuentos que en la década de los 70 se agotaba una edición al año en México.

También la novela en verso "El cumpleaños de Juan Ángel" (1971), una de las obras más experimentales de Benedetti y de las más pronto traducidas al inglés después de su publicación en español. El relato, sin signos de puntuación, refiere ala política de la década de los 70, no sólo en Uruguay sino en diferentes contextos latinoamericanos.

En el mismo sentido destaca el libro de cuentos "Recuerdos olvidados" (1988), que trata sobre el exilio y la vida después del horror de la dictadura. Escrito en prosa, Benedetti hace al lector parte de la soledad y las frustraciones de dos exilios que lo llevaron a Madrid. Así se podría enlistar decenas de obras espejo de las propias emociones y pensamientos del autor.

Por ello, Hernández insiste en que la crítica hace mal en no reconocer a Benedetti: “Un problema que le veían a Mario es que tenía una cercanía con el pensamiento de izquierda, eso es importante recordarlo en su centenario porque de una rara manera está renaciendo el fascismo renacentista del siglo XXI, y ahora tenemos que tomar el ejemplo de quien luchó hace un siglo o más por hacer respetar la palabra, ya sea cantada, pintada o escrita”.

BENEDETTI, EL VENDEDOR

La infancia de Mario Benedetti podría mirarse como la de cualquier niño, pero vale la pena detenerse en ella para entender su camino en las letras.Su entorno familiar no era el de la literatura. Su padre, Brenno Benedetti, fue un químico farmacéutico defraudado en la compra de una farmacia. Hecho que definió el destino de la familia.

El poeta tenía el recuerdo fresco de cómo vio caer a su padre. Recién casado con Matilde Farrugia, el farmacéutico puso todos sus ahorros en la adquisición de una dispensadora de medicamentos. Parecía todo felicidad, pero con el primer cliente se dio cuenta de que todos los frascos de medicina estaban vacíos. Absolutamente toda la farmacia estaba vacía. Además de caer en depresión, el padre del poeta perdió sus ahorros.

Mario Benedetti hizo la educación primaria en el Colegio Alemán de Uruguay, ahí aprendió alemán lo que le ayudó para traducir a Kafka. En 1935 comenzó los estudios nivel secundaria en el Liceo Miranda, pero sólo cursó un año. Abandonó la escuela formal a los 16 años de edad para poder trabajar ocho horas diarias en la fábrica y tienda de repuestos para automóviles Will L. Smith.

A partir de entonces y hasta 1945, cuando ingresó a la redacción del semanario Marcha, residió en Buenos Aires y ejerció diferentes oficios entre ellos el de taquígrafo, administrativo en una inmobiliaria y empleado público en diversas oficinas. La literatura era un aprendizaje autodidacta.

A inicios de los años 70 estuvo a cargo de una cátedra en la Facultad de Humanidades y Ciencias, de la Universidad de la República, pero el Golpe de Estado de 1973 lo obligó al exilio. Primero en Buenos Aires, luego en Lima, La Habana y en España. En el extranjero su producción alcanzó la cima con libros como el poemario La casa y el ladrillo, la novela Primavera con una esquina rota, y su obra teatral más representada Pedro y el Capitán.

En 1985, con el retorno de la democracia, Benedetti volvió a Uruguay junto a su esposa Luz López Alegre. El poeta falleció en Montevideo el 17 de mayo de 2009.

LA TREGUA

En apariencia la historia de "La tregua" es simple: Un hombre mayor prepara su jubilación justo cuando se enamora de una joven de escasos 25 años. Pero detrás de la anécdota, Mario Benedetti plantea una profunda reflexión sobre el deseo de una vida feliz, el trabajo como obligación, la diferencia de edad en el amor, la jubilación como derecho, una segunda oportunidad de vida. Así ésta se ha convertido en casi un libro de texto en bachillerato de todo el mundo.

El personaje central se llama Laura Avellaneda y desde ahí empieza el amor, ese nombre tiene magnetismo y parecería que es un canto a la realidad. Nos dice que un hombre viejo no está terminado, no porque esté cercano a jubilarse de un empleo está por terminar su vida. Benedetti lo que hizo fue darle a Martín Santomé la idea de que puede renacer a través de una tregua, la tregua en realidad es que el destino o la providencia le permite vivir una felicidad, cuando se supone que ya no debería ser feliz”, reflexiona Jorge F. Hernández.

La novela, con 153 ediciones, es el libro más vendido de Benedetti. 180 mil lectores han adquirido un ejemplar de la obra tanto en la versión de Alfaguara como en la Debolsillo. Lo que suman 113 mil ejemplares circulando por la calle, de acuerdo con datos proporcionados por la propia editorial.

“Uno piensa que es una novela pequeña con la forma de un diario íntimo, porque en realidad se trata de una oficina pequeña y un hombre maduro que se enamora de una joven. Pero la pregunta es si el relato es uruguayo o es universal, y la respuesta es que es universal y pienso que esa es la razón por la cual ahora los chinos quieren traducir y publicar La Tregua”, acota Campanella al detallar que la primera edición estuvo a cargo de Alfa.

La historia se ha traducido al alemán, árabe, búlgaro, checo, coreano, danés, georgiano, griego, ruso, sueco, y evidentemente al inglés, italiano y portugués. Además, en 1974 se adaptó al cine por Sergio Renán, versión nominada al los premios Oscar.

La novela se desarrolla en Montevideo y su estructura semeja a la de un diario. Inicia justo el lunes 11 de febrero de 1957 y llega al viernes 28 de febrero de 1958. Martín Santomé es un viudo de 49 años a punto de jubilarse. La relación con sus tres hijos Blanca, Jaime y Esteban, no es buena, y él comienza un romance con Laura Avellaneda, una joven de 24 años.

Poco a poco, la relación crece en intensidad, hasta que deciden vivir juntos. Una enfermedad hace confusa la situación, e incluso las anotaciones de Santomé en esta suerte de diario. Sin percatarse, el lector es atrapado página a página hasta que la lectura no se detiene.

“Hay conflictos de amor, peleas dentro de la familia, el padre con los hijos, la crisis dramática, la tragedia de la muerte que interrumpe la felicidad y todo eso forma parte de la vida de los seres humanos, suceden a diario estas historias en familias y por eso la gente se conmueve tanto. Está planteado de un modo tan cálido que los lectores responden con emoción”, refiere Campanella.

De sus libros más solicitados también está su primera novela "Quién de nosotros", que fue considerada en el momento de su publicación como "el libro más prometedor que nuestra literatura de ficción haya producido en estos años". Hasta ahora ha tenido 40 ediciones y se ha traducido al francés, italiano, portugués e inglés.

En teatro, la obra "Pedro y el capitán" ha sido de las más representada desde su edición mexicana en 1979, el mismo año de su estreno a cargo del grupo Teatro El Galpón, que estaba exiliado en México. Además de las ediciones mexicanas, se ha traducido al alemán, danés, francés, gallego, inglés, noruego y sueco.

“Si Benedetti viviera sería un luchador por los derechos de la palabra. Sin dura sería una página de Facebook muy visitada y sería un súper tuitero”, concluye Hernández.

ALGUNAS OBRAS

  • 1945. La víspera indeleble (poesía)
  • 1949. Esta mañana (cuentos)
  • 1953. Ustedes, por ejemplo (teatro)
  • 1953. Quien de nosotros (novela)
  • 1966. Contra los puentes levadizos (poesía)
  • 1968. Sobre artes y oficio (crítica)
  • 1971. Crónica del 71 (periodismo)
  • 1984. Geografías (cuentos y poesía)
  • 1991. La realidad y la palabra (ensayo)
  • 1992. La borra del café (cuentos)
  • 1999. Buzón de tiempo (cuentos)
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