/ domingo 21 de agosto de 2016

Mar de Wadden y sus islas, un remanso de paz

Ámsterdam, Holanda.- ¿Le gustaría caminar en el fondo del mar? Podrá hacerlo si viene al mar de Wadden, al norte de Holanda. No lo dude.

Viendo un mapa de los Países Bajos, al norte encuentra unas islas que parecen desprenderse del continente, como alejándose hacia el noreste. Se conocen oficialmente como las Islas Frisias Occidentales, pero aquí todos las llaman Islas Wadden.

Son sinónimo de naturaleza, de inmensas playas de arena muy fina, de refugio de millones de aves, de hábitat para miles de focas… y de paz. En el interior se ven pastar numerosos rebaños de vacas, caballos y ovejas.

Para preservar su placidez no se han construido puentes entre las islas y el Continente. Así que una de las maneras de llegar a ella constituye ya de por sí una pequeña aventura: un ferry.

¿Se imagina visitar unos lugares donde el único medio de transporte autorizado sean las bicicletas? Pues sí existen. Son dos de las cinco islas Wadden: Vlieland y Schiermonnikoog.

Si quiere pasar un fin de semana en ese rincón del país, el viaje debe iniciar preparando lo que vaya a necesitar en una mochila para llevar en la espalda, que en este caso es mucho más práctico que llevar una maleta.

Quedé sorprendida con lo bien organizado que está todo para facilitar que los turistas usemos el transporte público. Para empezar, el tren es uno de los mejores medios para llegar hasta Den Helder, el puerto más al norte del país. A unos pasos de la estación del tren está la taquilla para comprar los boletos del autobús que nos lleva directamente al transbordador, que se llena de autos, peatones y ciclistas. Más tarda uno en encontrar algún lugar en cubierta o en los salones interiores del ferry, que éste en salir. Veinte minutos después está atracando en la isla.

Hasta ahora, ningún desembolso es grande. El boleto del autobús, que sirve también para usar ese día de manera ilimitada el transporte público en toda la isla, cuesta sólo 4 euros (unos 80 pesos); el del ferry, 3 euros (menos de 60 pesos) y sirve también para regresar.

¿Por qué se conocen como Islas Wadden?

Primero, porque entre ellas y el continente se encuentra el mar de Wadden. Pero además, la palabra neerlandesa "wad" significa "vado". Y es que cuando hay marea baja el agua se retira tanto que se puede caminar por el fondo del mar.

De mayo a octubre, con buen tiempo se pueden hacer recorridos a pie entre las islas y la zona continental, siempre acompañados de un guía especializado. Durante el trayecto pueden verse focas, bancos de mejillones, conchas y aves acuáticas. ¡Es toda una aventura caminar por el fondo del mar y llegar a tierra firme antes de que suba la marea y el vado desaparezca bajo el agua! A esto se le conoce como “andar por el vado”, en holandés: “wadlopen”.

Algo muy importante es que desde 2013 la UNESCO incorporó a su lista el Mar de Wadden como un sitio natural, Patrimonio de la Humanidad.

Esto es el resultado de un planteamiento conjunto que presentaron los Países Bajos y Alemania, dado que la zona es compartida por ambas naciones. El motivo: que es uno de los últimos grandes ecosistemas de zona inter mareas, donde los procesos naturales se siguen desarrollando de forma prácticamente intacta.

La semana pasada les hablé de la primera isla, Texel, considerada uno de los 10 destinos europeos que no puede perderse, según Lonely Planet. Ahora me referiré a las demás.

Vlieland es el lugar ideal para disfrutar de la playa y los deportes náuticos, especialmente el windsurfing. Aquí el paisaje es principalmente dunas y bosques. Sólo hay un pueblito, de mil 600 habitantes, el resto está a disposición de multitud de aves.

Terschelling. A ella se llega en transbordador desde Vlieland o cruzando el Mar de Wadden desde Harlingen (en la provincia de Frisia). Es la segunda isla por tamaño y población. Muy parecida a Texel en cuanto a naturaleza, es una de las más concurridas en verano por los vacacionistas. Aquí se produce un vino de arándanos, el “Cranberrywijn”. Cuenta la leyenda que, producto de un naufragio allá por 1840, llegó a la isla un tonel con arándanos rojos (que son originarios de América). Un tal Pieter-Sipkes lo encontró entre las dunas, lo abrió y siguió su camino al ver que no le interesaba lo que contenía. Desde entonces crecen arbustos de este fruto y con él se preparan mermeladas, licores y pasteles, típicos de esta isla.

Ameland. Ofrece unos 100 kilómetros de carriles bici para recorrer sus bosques y dunas. Durante los siglos XVII y XVIII sus habitantes se dedicaban la pesca de ballenas. Hoy todos viven agrupados en cuatro pueblitos muy coquetos, dedicados al turismo.

Schiermonnikoog. Su nombre significa “Isla de los Monjes Grises”. Esta es la menor de todas, y en 1989 fue nombrado Parque Nacional. Aquí hay una sola población para sus apenas mil habitantes. Los turistas que vienen aprecian la tranquilidad de la isla y la belleza de sus paisajes salvajes, sus dunas y sus bosques.

Finalmente...

Faros que continúan iluminando a los barcos que pasan cerca de las islas... Enormes dunas de arena cubiertas de barrón, sendas ciclistas y caminos peatonales entre los bosques de pinos, rebaños de ovejas y caballos, focas, aves migratorias y otras que viven en la zona, conejos y faisanes... Paracaidistas, surfistas, veleristas, golfistas, jinetes y muchísimos ciclistas... Viento omnipresente, mareas intensas, bellísimos atardeceres... Buena comida... Hoteles y campings... Enormes playas... Lo invito a que mezcle todos estos ingredientes e imagine la magia que rodea a las Islas y al Mar de Wadden. Un tesoro natural al norte de Holanda.

Cualquier comentario relacionado con este artículo, favor de dirigirlo a mestrada@elsoldemexico.com.mx

Ámsterdam, Holanda.- ¿Le gustaría caminar en el fondo del mar? Podrá hacerlo si viene al mar de Wadden, al norte de Holanda. No lo dude.

Viendo un mapa de los Países Bajos, al norte encuentra unas islas que parecen desprenderse del continente, como alejándose hacia el noreste. Se conocen oficialmente como las Islas Frisias Occidentales, pero aquí todos las llaman Islas Wadden.

Son sinónimo de naturaleza, de inmensas playas de arena muy fina, de refugio de millones de aves, de hábitat para miles de focas… y de paz. En el interior se ven pastar numerosos rebaños de vacas, caballos y ovejas.

Para preservar su placidez no se han construido puentes entre las islas y el Continente. Así que una de las maneras de llegar a ella constituye ya de por sí una pequeña aventura: un ferry.

¿Se imagina visitar unos lugares donde el único medio de transporte autorizado sean las bicicletas? Pues sí existen. Son dos de las cinco islas Wadden: Vlieland y Schiermonnikoog.

Si quiere pasar un fin de semana en ese rincón del país, el viaje debe iniciar preparando lo que vaya a necesitar en una mochila para llevar en la espalda, que en este caso es mucho más práctico que llevar una maleta.

Quedé sorprendida con lo bien organizado que está todo para facilitar que los turistas usemos el transporte público. Para empezar, el tren es uno de los mejores medios para llegar hasta Den Helder, el puerto más al norte del país. A unos pasos de la estación del tren está la taquilla para comprar los boletos del autobús que nos lleva directamente al transbordador, que se llena de autos, peatones y ciclistas. Más tarda uno en encontrar algún lugar en cubierta o en los salones interiores del ferry, que éste en salir. Veinte minutos después está atracando en la isla.

Hasta ahora, ningún desembolso es grande. El boleto del autobús, que sirve también para usar ese día de manera ilimitada el transporte público en toda la isla, cuesta sólo 4 euros (unos 80 pesos); el del ferry, 3 euros (menos de 60 pesos) y sirve también para regresar.

¿Por qué se conocen como Islas Wadden?

Primero, porque entre ellas y el continente se encuentra el mar de Wadden. Pero además, la palabra neerlandesa "wad" significa "vado". Y es que cuando hay marea baja el agua se retira tanto que se puede caminar por el fondo del mar.

De mayo a octubre, con buen tiempo se pueden hacer recorridos a pie entre las islas y la zona continental, siempre acompañados de un guía especializado. Durante el trayecto pueden verse focas, bancos de mejillones, conchas y aves acuáticas. ¡Es toda una aventura caminar por el fondo del mar y llegar a tierra firme antes de que suba la marea y el vado desaparezca bajo el agua! A esto se le conoce como “andar por el vado”, en holandés: “wadlopen”.

Algo muy importante es que desde 2013 la UNESCO incorporó a su lista el Mar de Wadden como un sitio natural, Patrimonio de la Humanidad.

Esto es el resultado de un planteamiento conjunto que presentaron los Países Bajos y Alemania, dado que la zona es compartida por ambas naciones. El motivo: que es uno de los últimos grandes ecosistemas de zona inter mareas, donde los procesos naturales se siguen desarrollando de forma prácticamente intacta.

La semana pasada les hablé de la primera isla, Texel, considerada uno de los 10 destinos europeos que no puede perderse, según Lonely Planet. Ahora me referiré a las demás.

Vlieland es el lugar ideal para disfrutar de la playa y los deportes náuticos, especialmente el windsurfing. Aquí el paisaje es principalmente dunas y bosques. Sólo hay un pueblito, de mil 600 habitantes, el resto está a disposición de multitud de aves.

Terschelling. A ella se llega en transbordador desde Vlieland o cruzando el Mar de Wadden desde Harlingen (en la provincia de Frisia). Es la segunda isla por tamaño y población. Muy parecida a Texel en cuanto a naturaleza, es una de las más concurridas en verano por los vacacionistas. Aquí se produce un vino de arándanos, el “Cranberrywijn”. Cuenta la leyenda que, producto de un naufragio allá por 1840, llegó a la isla un tonel con arándanos rojos (que son originarios de América). Un tal Pieter-Sipkes lo encontró entre las dunas, lo abrió y siguió su camino al ver que no le interesaba lo que contenía. Desde entonces crecen arbustos de este fruto y con él se preparan mermeladas, licores y pasteles, típicos de esta isla.

Ameland. Ofrece unos 100 kilómetros de carriles bici para recorrer sus bosques y dunas. Durante los siglos XVII y XVIII sus habitantes se dedicaban la pesca de ballenas. Hoy todos viven agrupados en cuatro pueblitos muy coquetos, dedicados al turismo.

Schiermonnikoog. Su nombre significa “Isla de los Monjes Grises”. Esta es la menor de todas, y en 1989 fue nombrado Parque Nacional. Aquí hay una sola población para sus apenas mil habitantes. Los turistas que vienen aprecian la tranquilidad de la isla y la belleza de sus paisajes salvajes, sus dunas y sus bosques.

Finalmente...

Faros que continúan iluminando a los barcos que pasan cerca de las islas... Enormes dunas de arena cubiertas de barrón, sendas ciclistas y caminos peatonales entre los bosques de pinos, rebaños de ovejas y caballos, focas, aves migratorias y otras que viven en la zona, conejos y faisanes... Paracaidistas, surfistas, veleristas, golfistas, jinetes y muchísimos ciclistas... Viento omnipresente, mareas intensas, bellísimos atardeceres... Buena comida... Hoteles y campings... Enormes playas... Lo invito a que mezcle todos estos ingredientes e imagine la magia que rodea a las Islas y al Mar de Wadden. Un tesoro natural al norte de Holanda.

Cualquier comentario relacionado con este artículo, favor de dirigirlo a mestrada@elsoldemexico.com.mx

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