A sus 16 años, la joven pianista María Hanneman ya es consciente de la dura realidad por la que pasan miles de mujeres en nuestro país y alrededor del mundo. Por eso es que le emociona tanto regresar a su país, donde hoy ofrecerá la segunda de sus dos presentaciones en el Estado de México, como parte de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, en la Sala Elisa Carrillo del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario.
“Para mí este día es una ocasión de lucha, de alzar la voz, para demostrarle a la gente que las mujeres no vamos a parar de luchar hasta que algo cambie. Hace mucha falta la igualdad de género, en especial en México, que es un país donde matan o desaparecen a 11 mujeres al día. Es un daño que está muy mal, y que realmente puede empezar con un pequeño insulto o abuso verbal, en cualquier parte, en la calle, en la escuela, en las redes sociales y hasta en los medios de comunicación. No debería permitirse, pero se sigue haciendo porque se puede.
“En verdad, para mí representar a las chavas de mi generación con estos conciertos es muy importante. Además, de que es una fecha muy especial, también me emociona porque estoy abriendo la temporada 148 de una de las orquestas más importantes del país (la Orquesta Sinfónica del Estado de México, OSM)”, explica María Hanneman, en entrevista con El Sol del México.
SE PUEDE HACER MÁS
Admiradora de varias mujeres destacadas en el mundo de la música de concierto, como la pianista Martha Argerich, la cantante de ópera María Katzarava, la directora Alondra de la Parra, o la compositora Gabriela Ortiz, esta joven pianista reconoce que aún falta mucho trabajo por hacer para visibilizar el trabajo de las mujeres en el medio musical, el cual puede llegar a ser hasta cierto punto hostil.
“Aunque ya se está logrando mayor visibilidad que antes, creo que aún se puede más, hay muchas mujeres talentosas que se merecen eso y más, no es que lo necesiten, sino que se lo merecen. Pero el problema es que (en el medio) hay mucha gente mala, criticona, envidiosa y machista. Hay veces que se hacen comentarios innecesarios”, comenta la pianista, quien lleva en su muñeca izquierda una cinta lila con el símbolo feminista, y reconoce que para ella tampoco ha sido fácil su camino, sino más bien arduo.
EL REPERTORIO
Para estos conciertos, la OSM interpretará la Obertura en Do Mayor, del compositor romántico alemán\u0009Felix Mendelsson, y la Sinfonía No. 4 en Re Menor, de la compositora estadounidense Florence Price. Mientras, que María Hanneman tocará el Concierto para piano No. 23, K488 de Wolfgang Amadeus Mozart, compuesto en 1786.
“Es un concierto que ya había preparado para una ocasión cuando estaba más chiquita. Y la verdad es que me gusta mucho, Mozart es uno de mis compositores favoritos. Creo que este concierto, para mi gusto, es uno de los más bonitos que tiene; es muy robusto, con mucho carácter, tiene muchos cambios de emociones, por lo que creo que le va a llegar mucho a la gente cuando lo escuche”.
En la flor de la juventud, pero ya con varios reconocimientos y presentaciones en algunos de los escenarios más importantes del mundo, tras comenzar a tocar el piano desde los cuatro años, María Hanneman, se encuentra estudiando la licenciatura en piano tanto en México como en España; se escribe con sus amigas y viaja con su familia. Aparte de la música de concierto, es asidua a escuchar, jazz, pop y otros géneros, con propuestas de artistas como Ariana Grande, Harry Styles, Joan Chamorro, Andrea Motis o Lila Downs.
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“Yo me veo a futuro con mi carrera terminada, tocando en muchos lugares con esa gente que admiro. Viajando, ya sea sola o con mis papás y mis amigas. Pero sobre todo disfrutando esto”, declara María, como proyección de su futuro.
Sobre si su forma de vivir el piano ha cambiado con el paso de los años, la instrumentista asegura que cuando era más pequeña, “veía todo esto, no como un juego, pero jamás pensaba en que llegaría hasta acá; ahora ya lo veo como algo profesional, como una carrera y mi percepción ha cambiado. La verdad es que de chiquita no me ponía para nada nerviosa, yo salía casi corriendo al escenario; y ahora sí que me pongo nerviosa. Pero sé que es normal, es parte de la experiencia y quiero disfrutarla. Cuando estoy frente al piano es como estar en mi casa”, concluye.